LAS MAMAS DE PILATES: ejercicios a pura panza

Eso de la dulce espera puede considerarse una afirmación a medias. De hecho, no todas las embarazadas se sienten radiantes durante los nueve meses en los que su cuerpo se prepara para dar la bienvenida a una nueva vida. Claro que después de una clase de gimnasia con el método Pilates, las embarazadas se sienten liberadas, como si caminaran por encima de una nube. El bienestar es total, aseguran. Más allá que el método Pilates revolucionó el fitness hace 80 años, recién en los últimos tiempos comenzó a pisar fuerte en Uruguay.

Joseph Hubertus Pilates es el nombre del creador del método, luego de desarrollar un conjunto de ejercicios que contribuyeron a la recuperación de heridos y mutilados en la Primera Guerra Mundial.

"Se basa en ejercicios con pocas repeticiones que trabajan la elongación y la fuerza contraria a la resistencia de resortes, pesos y poleas, con la utilización de equipamientos, y también en el piso. Los movimientos exigen total concentración, precisión y fluidez, postura y respiración correctas. Integrando cuerpo y mente, el método proporciona estiramiento, rehabilitación postural y respiratoria", precisa Isabel Puentes, directora del Estudio Santa Mónica, uno de los institutos dedicados a esta disciplina.

La postura del cuerpo y una respiración adecuada son dos importantes aliados para la futura mamá, y se pueden lograr a través de la variedad de ejercicios que ofrece este método. "Durante el embarazo, los movimientos realizados deben ser suaves, lentos y controlados poniendo énfasis en la protección de la espalda", explica la especialista.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la postura de la embarazada que, durante la gestación, el centro de gravedad de la mujer se desplaza hacia adelante y su estabilidad es menor. "A partir de esa postura la madre tiende a echar los hombros hacia atrás, pararse con los pies separados y caminar con ellos hacia afuera. Como si fuera un pato".

Esa postura puede verse sensiblemente mejorada gracias a Pilates. Entre otros beneficios, "evita tensiones continuas y esfuerzos innecesarios", acota Puentes.

Una embarazada saludable puede comenzar su práctica desde el comienzo de la gestación, pero todos los expertos coinciden en que nunca deben comenzar un programa de ejercicios sin la aprobación del médico.

MADRE. Sofía García tiene 38 años y desde hace tres ejercita el método Pilates. Sólo en la semana en que dio a luz a su hijo faltó a clases y no fue por una cuestión de fanatismo. Con dos sesiones a la semana, Pilates fue un cable a tierra, que la ayudó a mantenerse radiante física y anímicamente durante los nueve meses de embarazo. "No es un ejercicio físico que produce taquicardia; es armónico y es altamente recomendable para practicarlo antes, durante y después del embarazo", sostiene Sofía.

Es que los ejercicios de Pilates no sólo ayudan a mantener una postura y a respirar bien, también preparan los músculos con los que luego trabajará la madre durante el parto. De todas formas, Puentes aclara que el método no sustituye la gimnasia para parto sin dolor.

La práctica de Pilates puede ser positiva para la madre siempre y cuando tome clases con instructores calificados. "No se puede poner una embarazada acostada sobre sus espaldas después del primer trimestre ya que las arterias de las extremidades pueden ser obstruidas por el peso del útero. Como esta, hay muchas indicaciones específicas durante la practica", ejemplifica Puentes.

POST-PARTO. Otra de las bondades que presenta este método está en el post-parto. La flamante mamá puede recuperar su forma evitando dietas, realizando ejercicios que permiten fortalecer piernas, glúteos, abdominales y estiramientos que permiten devolverle su estado natural.

"Una de las virtudes del Pilates es que trabaja de adentro hacia afuera y eso se nota en el post parto. Con un buen trabajo lo único que queda es la grasita superficial, pero los músculos parecen no haber sufrido el parto", explica García.

EL CREADOR: UN CHICO ASMATICO Y FRAGIL

Joseph Hubertus Pilates nació cerca de Dusseldorf, Alemania, en el año 1880.

Por haber sido un niño asmático y frágil, Pilates trabajó tanto en su entrenamiento físico que con 14 años llegó a posar para cuadros de anatomía. En su adolescencia fue gimnasta, esquiador, boxeador y artista de circo.

En 1912, Pilates fue boxeador profesional y empezó a dar clases de auto defensa para detectives de la Scotland Yard. Dos años después, con la I Guerra Mundial, fue exiliado en una isla de Inglaterra, donde empezó a trabajar con exilados y mutilados. Fue en esta etapa de su vida que inició el uso de los resortes de las camillas de hospital, desenvolviendo un sistema que más adelante lo inspiraría en la creación de sus equipamientos. Se cree que, por estar practicando su método, ningún alumno de Pilates haya sucumbido a la gran epidemia de influenza que ocurrió en esta época.

Después de algunos años, con el final de la Guerra, Pilates empezó a trabajar con Rudolf Laban, gran estudioso del movimiento humano. En esta época también empezó el trabajo con las fuerzas militares alemanas, desistiendo posteriormente de continuar con tal práctica.

En 1923, resolvió mudarse para Nueva York, donde abrió su primer estudio, y en los años 40 obtuvo gran notoriedad entre los bailarines. En 1967, a los 87 años, falleció por haber inhalado una gran cantidad de gases tóxicos intentando salvar sus equipamientos en un incendio en su estudio en Nueva York.

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