Toda timidez que pueda tener Stephany Ortega desaparece delante de un flash. Sonríe natural, abre y cierra sus ojos verdes y levanta el mentón. "Es una onda alegre, ¿no? Okey". Juega con el pelo y con su corona de Miss Universo Uruguay 2010. "Mamá siempre dice que yo nací para ser una princesa", afirma, y de alguna manera logra que eso suene más sincero que naif. La madre, Gladys, sigue atenta la producción fotográfica de su hija: "A ella siempre le digo que es mi reina". Como para llamar a un destino de realeza desde la cuna, Stephany debe su nombre a la Princesa de Mónaco.
Ex alumna del Crandon, vecina de Carrasco, estudiante de tercero de Economía, modelo de Valentino Bookings y novia de un afortunado llamado José Ignacio, esta castaña de 20 años y con medidas 88-60-90 se ganó el 27 de febrero pasado, en el Hotel Conrad, el derecho a representar a Uruguay en el mayor certamen de belleza del mundo. Fue elegida entre 80 chicas preseleccionadas y 15 finalistas. En tres semanas comenzará un duro training en Colombia para lograr la mejor figuración posible en Miss Universo, evento previsto para alguna fecha entre fines de agosto y principios de septiembre, en algún lugar aún no determinado que puede ser Bolivia o Croacia.
preparativos. Miss Universo es un evento para el cual este país, más allá de la opinión que se pueda tener de la belleza de la mujer criolla, dista mucho de ser una potencia. Salvo un quinto puesto (Cuarta Princesa) logrado por Andrea López en la edición 1985, nunca se consiguió una posición relevante. "Por lo que he aprendido, Uruguay no tiene cultura de misses. En otros países como Venezuela, México o Colombia, las chicas son entrenadas en escuelas especializadas desde muy niñas. Llevan años preparándose, y nosotras solo tenemos meses para hacerlo", asegura la joven.
Esos tres o cuatro meses de preparación tendrán lugar en Medellín, Colombia. En jornadas maratónicas de hasta 18 horas, Stephany recibirá cursos intensivos de pasarela, protocolo, cultura general, declamación y algo así como "oratoria útil ante cualquier pregunta" para salir airosa con una respuesta adecuada y original. Pedir por "la paz mundial" ya no conmueve a ningún jurado. "La idea es prepararla para que juegue en la cancha grande y esté lista para enfrentarse a más de 80 competidoras", dice Elizabeth Cristinis, directora de Olimpo Producciones, empresa organizadora de Miss Universo Uruguay. Los costos para tener a punto a la representante criolla, estimados en unos cien mil dólares entre premios, manutención, traslados, entrenamiento y demás, están todos a cargo de la organización.
A cambio, se pide una dedicación del 100%: por todo este tiempo la familia, la facultad y el novio pasarán a un completo segundo plano. La joven, que nunca estuvo largos períodos lejos de su casa, asegura estar preparada: "Estoy nerviosa y expectante. Es una experiencia nueva que jamás viví y también me da curiosidad. Además, mi madre me dice que todo lo que me propongo lo consigo. ¿Mi novio? Por ahora lo tomó bien, pero recién va `a caer` en lo que pasa cuando me vaya". Desde Miss Universo Uruguay sostienen que alejar a los postulantes de sus enamorados no es una exigencia de vida monacal, sino evitar "distracciones" o posibles "discusiones" y "sufrimientos" durante la preparación.
Esta etapa también puede incluir retoques quirúrgicos, un elemento ya común, y no carente de polémica, en este tipo de eventos. La Miss Uruguay lo sabe. "A mí no me gustaría que me tocaran la cara; eso no lo cambiaría; creo que ahí se modificaría mi personalidad, aunque me dijeron (en la organización) que están conformes con mi rostro. Sí me dijeron que van a operarme las `lolas`, pasa que tengo espalda pequeña y mucho busto. La idea es `levantar y afirmar`". Esta no solo será la primera vez de Stephany en un quirófano sino el único tiempo de la preparación en Colombia en que mamá Gladys irá a verla. "Y... ¡me da terror!", asegura la mujer sobre esa parte específica. "Es que ella nunca se operó de nada, pero yo sé que va a salir todo bien".
Gladys dice que a ella le hubiera gustado modelar y que, de alguna manera, se lo transmitió a su hija. "Ella es un calco de lo que yo quería ser". Por su parte, Stephany nombra a su madre en primer lugar a la hora de las personas que admira. "También me gusta mucho Natalia Oreiro, una chica que empezó desde abajo y llegó a mucho. Me gusta su actitud, su personalidad y cómo ayuda a la gente que puede". Admite que existe envidia en el mundo fashion y que "siempre hay un vivo" con una propuesta indecente lista para ofrecerle. No se extiende en esos temas, no le gusta hablar de eso. Nombra su "actitud" como una característica propia destacable para poder representar a Uruguay. Si se le pregunta sobre el preconcepto de "huecas" que se tiene sobre las modelos, ella se ríe y recuerda que pasó a tercero de Economía sin deber materias. Sabe que este año de facultad lo tiene perdido, aunque piensa estudiar en el próximo verano para dar libre todas las asignaturas que pueda.
Si hay algo que tiene es confianza en sus posibilidades. "Yo me tengo toda la fe para por lo menos llegar al top 15, ¡y voy a dar todo para estar entre las cinco finalistas!"
Sonreír con la cara y el cuerpo
La Miss Universo Uruguay 2010 mide 1,74 metros, aunque las plataformas y tacos que gusta usar la hagan parecer considerablemente más alta. Hace dos horas diarias de gimnasia aeróbica y localizada, y su dieta incluye mucha fruta, verdura, pescado y pollo. Tiene vedados la comida chatarra, la harina y el alcohol. Pesa 56 kilos. "¡Me dijeron que no pase de eso, tengo prohibido engordar!" Si bien su debut en la pasarela fue a los 14 años, no fue hasta septiembre pasado que entró en Valentino Bookings para hacer una carrera en el modelaje.
"Una miss es una reina", sostiene Elizabeth Cristinis, de Olimpo Producciones. "No solo debe ser impecable a la hora de hablar o comer sino que debe tener un cuerpo especial, un rostro y un caminar alegre, y la sonrisa a flor de piel". Si es por sonrisa, la representante uruguaya arranca con buen pie.