La moda vivió su propia fiebre

| Los revolucionarios hot pants, los Oxford, las plataformas y las minifaldas fueron hitos en su momento; incluso el jopo que hoy avergüenza a tantas cuarentonas.

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MARÍA INÉS LORENZO

Hace 30 años era impensable que los jóvenes fueran a las fiestas de championes y jeans o que las mujeres salieran a la calle sin tacos ni peinados voluminosos. También era inconcebible que los hombres llegaran al trabajo sin traje oscuro y chaleco por debajo. Y no cabía la posibilidad de lucirse en un evento social sin pañuelo blanco en el bolsillo del saco. Sin embargo, algunas reminiscencias de esa época siguen vigentes hoy, transformadas y adaptadas al mundo contemporáneo. Si bien cada década tiene su impronta particular, la moda es cíclica y siempre surgen tendencias retro. "La sociedad uruguaya ha incorporado estilos antiguos generando una moda más abierta, reconfigurando otra cultura y personalidades diferentes", señala la diseñadora y vestuarista Alejandra Rosasco (39).

Hoy también valen las minifaldas y los estampados geométricos característicos de los 60, las blusas con puntilla y pantalones de tiro alto de los 70, así como las caravanas y collares de plástico de colores vivos y fuertes de los 80.

La idea de fusionar y rediseñar todos esos estilos se impone en el país desde hace unos nueve años, y se manifiesta por una suerte de necesidad de no vestirse igual que nadie, o "ser diferente, único", aclara Rosasco.

De hecho, la oferta nacional de boutiques con indumentaria, accesorios y hasta objetos retro es cada vez mayor. Y la atracción por ellos no discrimina generaciones. "Los jóvenes consumen mucho esa moda, pero también hay adultos que se mueren por remeras y bolsos con estampados que aludan a lugares o personajes característicos de su niñez", señala Leonardo Bianco, de Visual Kei, firma que desde hace dos años ofrece vestimentas vintage de diseñadores nacionales.

Moda de antes. En las décadas de los 60 y 70 los hombres se vestían siempre con trajes azules de tres botones con camisa blanca y chaleco debajo. Era impensable salir a la calle y verlos desprolijos, cuenta Estela Aguete (45) quien trabaja desde hace más de veinte años junto al reconocido sastre Carlos Boullosa. En ese entonces, indica, los pantalones masculinos eran de tiro alto y también prometían onda los tiradores. "Todas esas prendas se confeccionaban con telas nacionales de excelente calidad", aclara.

La moda femenina se inspiraba en las tendencias que llegaban rápidamente desde Estados Unidos, que imponían la minifalda, las blusas y vestidos de colores pasteles con estampados geométricos. "Las mujeres eran coquetas hasta para hacer las compras: jamás iban sin taco y menos sin maquillaje", revela la mano derecha de Boullosa.

La fiebre de los hot pants también tuvo su impacto por estas latitudes. Las menos osadas al principio lo llevaban con polleras largas y abiertas, pero con el tiempo se acostumbraron a dejar descubiertas sus piernas.

En cumpleaños de quince y casamientos, ellas lucían vestidos negros con abrigos de piel, y los hombres acompañaban con trajes negros. La elección entre una corbata o moña quedaba librada al gusto personal.

En las mujeres, la producción de un cabello recogido, por ejemplo, podía llevar más de cuatro horas, recuerda el peluquero Mariano Sangiacomon (68). "Era más artesanal porque había menos productos para fijar los peinados". El estilista revela que las mujeres preferían hacerse un moño cuatro días antes de la fiesta y después lo retocaban ese mismo día.

MÁS OSADÍA. A mediados de la década del 70 las tendencias se desdibujan más, de la mano de cabelleras más lacias y camisas femeninas con flores, puntillas, y pantalones Oxford. Los hombres, en cambio, se dejaban seducir más por el jean y los sacos informales.

A principios de los 80, la moda cambió por completo, cuenta Rosasco. Las mujeres se vestían más osadas y exageradamente coloridas, con botas y accesorios grotescos, pero mantenían la elegancia cuando iban a fiestas.

No obstante, la vestuarista confiesa que las tendencias de los 60, 70, y 80 siempre fueron incorporadas en el país de manera más clásica que en el exterior. Y hoy sucede lo mismo.

"Los uruguayos siempre fueron y son, en general, bastante conservadores. Si bien en la actualidad hay mayor libertad y diversidad de estilos, muchos no usan las prendas que les gustan por temor a ser prejuzgados. ¡Y hay que animarse! ¿Qué mejor oportunidad para hacerlo que mañana a la noche?"

Piernas descubiertas. En los 60 se impuso la minifalda, pero las menos osadas usaban faldas largas.

Tiendas retro proliferan más que en otras épocas

La oferta nacional de prendas y accesorios retro es variada: se consiguen desde carteras de cuero forradas con imágenes en blanco y negro de Marilyn Monroe hasta buzos masculinos con figuras geométricas que rememoran los 60. También hay cinturones metálicos con reminiscencias del estilo punk de los 70, y caravanas y collares de plástico bien coloridos que aluden a los 80.

La atracción por esas tendencias es tal, que varios vestuaristas de cine y publicidad nacional recurren a esa indumentaria para caracterizar personajes contemporáneos, revela la vestuarista Alejandra Rosasco.

También están los que consumen la onda vintage sólo por placer. Muestra de ello es el local Tiempo Funky, donde además de vestimentas y accesorios se consiguen objetos y juegos de épocas pasadas. "Las personas vienen (a la tienda) tanto a comprar como a jugar y chusmear. A veces se emocionan porque encuentran objetos exclusivos que les recuerdan su pasado. "La idea es contribuir con la búsqueda de identidad", dice Inara Ruglio, propietaria del local.

DEL MOÑO A LOS CLARITOS

En los años 60 las mujeres se producían más, usaban sus cabellos recogidos con moños, o sueltos y voluminosos, señala el estilista Enrique Asis (46), dueño de la peluquería que lleva su nombre. "Estaba de moda el color de pelo rubio así como las extensiones y los apliques", agrega otro estilista, Mariano Sangiacomon (68). Ya en los 70, las féminas preferían el pelo más lacio, y muchas lucían flequillo.

Al promediar esa época se comenzaron a lucir cabellos más rebajados y largos, y, por 1978, lo más top era el corte melena, detalla Asis. En los 80, las mujeres usaban el pelo bien corto, con la oreja encubierta. "También se estilaban los cortes desmechados, que se fijaban con un spray que se ponía con una vaporizador y se apretaba con la mano", recuerda Asis. Y agrega que los cabellos femeninos de antes parecían ser más gruesos que los de ahora simplemente porque no había tantos productos que suavizaran su textura. A finales de los años 80, la última tendencia era lucir claritos y reflejos, tanto rubios como castaños.

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