Inteligencia artificial

IGNACIO ALCURI

La historia de la inteligencia artificial comenzó en el siglo XVIII con el "Turco", aquel autómata que recorrió las cortes de Europa desafiando al ajedrez a monarcas y plebeyos. Luego del entusiasmo inicial, su inventor fue desterrado al comprobarse que se trataba de un fiasco; no porque hubiera un enanito escondido adentro de la máquina, sino porque aquella auténtica maravilla de la ingeniería caía sistemáticamente con el Jaque Pastor.

Como sucede tradicionalmente, sus inmediatos sucesores fueron burdos intentos por subirse al carro. Había un autómata que jugaba al backgammon, un autómata que jugaba a las damas y un autómata que jugaba al truco argentino. Este último era realmente bueno, pero fracasó porque a todo el mundo le resultaba aburridísimo un truco sin muestra.

Durante los siguientes 150 años, los avances de la robótica y la informática estuvieron confinados a la fabricación de mecanismos para relojes cucú, cada uno con mayor complejidad que el anterior. Cuando los creadores se dieron cuenta que el muñequito que aparecía cada sesenta minutos era capaz de hacer cálculos complejos a alta velocidad y guardar archivos digitales en carpetas, decidieron poner esta herramienta al alcance de la gente. Eran los orígenes de la computadora personal.

Que de personal tenía muy poco. Era del tamaño del departamento de Flores, y para fabricar las tarjetas perforadas que la controlaban se talaron 500 hectáreas de selva amazónica. Después de un año y medio iniciando el sistema (debía demorar nueve meses, pero se colgó al arrancar por primera vez) disputó una partida de ajedrez contra el sobrino del encargado de limpieza del establecimiento. Terminó en tablas, lo cual significó un triunfo para la industria.

Pocos meses después llegaría la primera laptop o computadora móvil. Este hecho es discutido por algunos historiadores, ya que el gigantesco aparato (un poquito más pequeño que el anterior) se movió apenas unos milímetros y fue debido al fortísimo terremoto que sacudió el estado de California.

El concepto de miniaturización recién se hizo popular gracias a la codicia de los dueños de las grandes superficies comerciales. Estos se dieron cuenta que en sus negocios entraban más ordenadores del tamaño de un baño químico que del tamaño de una casa rodante. La idea de achicar cada vez más las máquinas terminaría convirtiéndose en una obsesión, y hoy en día un equipo que se precie de tal debe caber en la palma de la mano del caballo de copas de un mazo de naipes españoles promedio.

Y llegamos a un punto en donde nadie puede vivir sin una PC. Como en otros tiempos no se podía vivir sin radio, sin la Iglesia o sin mano de obra esclavizada. Nos acostumbramos a esas muletas formadas por ceros y unos, y cualquier intento por caminar solitos terminaría con nosotros de bruces en el piso. El futuro cercano le pertenece a Internet. Una red cuya extensión es inversamente proporcional a la calidad de la información que se transite entre sus nodos. Lo que antes era una herramienta para el pasaje de datos importantes entre universidades cocoritas, ahora es un recurso que tienen los adolescentes para acceder a aquellas imágenes que podían verse en "Cine para Adultos".

En definitiva, al unir las computadoras de todo el mundo, terminaron creando una computadora gigantesca e inmóvil, igualita a aquela primera, cerrando el círculo. Qué final, ni que lo hubiera planeado así.

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