Por María de los Ángeles Orfila

"Es uno de los proyectos más apasionantes que he tenido”, dice Francisco Collet, un hombre que ha estado al frente de las restauraciones de la Catedral de Montevideo, el Palacio Salvo, entre muchas otras. Y eso es porque este proyecto no es una restauración sino una reconstrucción: es rehacer la fachada del Hospital Español Dr. Juan José Crottogini a como era el día de su inauguración el 1º de mayo de 1909.

El principal problema es que no quedaba casi nada de la fachada original; los pocos elementos decorativos que sobrevivieron —como los maceteros que llevan dos cariátides aladas en los laterales— estaban casi destruidos. Lo que sucedió fue que en algún momento del pasado se “saneó” el frente del edificio: se le retiró toda la ornamentación propia de la época de su construcción y se dejaron los muros lisos. En palabras de Collet: “Se peló todo; se borró toda la historia”.

Estudio Collet Lacoste

¿Por dónde se empieza una reconstrucción si casi no existe lo que se pretende reconstruir?

Arquitectos, artesanos y obreros del estudio Collet Lacoste (empresa Modilor S.A.) se transformaron en detectives para buscar pistas en fotos, planos y documentos históricos. Así se descubrió cómo eran las ménsulas, los frisos, los remates y las balaustradas perdidos; se descubrieron sus medidas, sus ángulos, sus formas, sus materiales.

“En este momento estamos en pleno proceso de fabricación de molduras y ya hemos hecho los planos principales. Te pone la piel de gallina ver cómo detrás de esas paredes lisas aparece toda esa armonía del pasado”, cuenta a Domingo.

Estudio Collet Lacoste

La siguiente etapa es el armado de los moldes. Primero se dibuja cada pieza en tamaño real —por ejemplo, cada balaustre mide 67 centímetros de alto— y luego se confeccionan los moldes en chapa. El paso final es la ejecución de la pieza con el material definitivo, aunque se repite y se modifica todas las veces que sea necesario hasta que salga perfecto.

Al final se le da una terminación de revoque similar al original. Para esto tuvieron que vestir de nuevo el uniforme de detective. En un edificio en el que se conserva algo del revoque original se extrae una muestra, se analiza y se replica la misma composición química (por ejemplo, así lo hicieron para la restauración de la fachada del Palacio Salvo). Aquí se tuvo que optar por un revoque fino compuesto por cal y arena similar al que se utilizaba en los edificios de la época —la piedra fundamental se colocó el 1º de enero de 1889— para definir una tonalidad y una textura. Todo elemento fue aprobado por la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación. Además, todos estos trabajos artesanales pueden ser vistos en el taller que se montó en el propio hospital.

Estudio Collet Lacoste

“Toda la reconstrucción es de albañilería. En la parte de hierros simplemente hay que arreglar algunas piezas. El hierro antiguo es una cosa noble. De hecho, toda la verja perimetral y la gran entrada fue lo que quedó (de la fachada original) y es lo que hacía un contraste tremendo con la arquitectura que había detrás del portón. Ahora quedarán como un conjunto armónico que es testimonio de lo que ha sido el Hospital Español a lo largo de su historia”, explica Collet.

La próxima semana comenzará la colocación de las molduras y los ornamentos. Una vez que esté todo en su lugar, Collet cree que se hará justicia, no solo con la historia del hospital o con el proyecto original del arquitecto Pablo Santías o con la historia de Montevideo, sino con uno de los principales valores de la arquitectura: “En un tiempo se vio al adorno como un agregado superficial. Fuimos invadidos por el racionalismo. Y el hombre es razón, voluntad y sentimientos. Cuando plasmás solo una parte en la arquitectura terminás en estos extremos que, en definitiva, hacen daño. Necesitamos del contacto con la belleza; necesitamos vivencias en los espacios”.

Al finalizar la obra, se instalará una placa que recordará el año de la reconstrucción del edificio como otro hito en su historia.

Por fuera de lo meramente arquitectónico, Collet cree que esta reconstrucción es posible gracias al nivel técnico de los obreros uruguayos especializados y a la experiencia del estudio cosechada en distintos proyectos de restauración.

Estudio Collet Lacoste

Estudio Collet Lacoste

“Soy optimista porque es algo que hoy podemos hacer. No es solo una cuestión de dinero como la gente piensa, sino que es una cuestión de virtudes y de motivación. Si no se le hubiera enseñado a esta gente, esto resultaba muy difícil o inalcanzable”, opina.

En concreto, este personal mantiene con vida ciertos oficios casi extintos. “Son los verdaderos reconstructores; es gente con la voluntad de restaurar nuestro valioso pasado. Hacen su trabajo con amor y con vocación al igual que lo hacían los antiguos artesanos”, agrega.