NOMBRES DEL DOMINGO
El mismo día de su nacimiento, su abuelo lo hizo socio del Barcelona. Con el tiempo, Gerard Piqué se transformó en un histórico del club.
Cuando el 14 de agosto de 2020 elBayern Munich le ganó 8 a 2 al Barcelona, Gerard Piqué, uno de sus capitanes, uno de los futbolistas que lleva más tiempo en el club blaugrana, uno que ha llevado al extremo su amor por esa camiseta, dijo: “Es una sensación nefasta. Vergüenza es la palabra. No se puede competir así. Es muy duro y espero que sirva de algo. Creo que el club necesita cambios y no hablo del entrenador ni de los jugadores. Creo que estructuralmente el club necesita cambios de todo tipo. Porque esta no es ni la primera ni la segunda ni la tercera vez. Creo que nadie es imprescindible y si tiene que venir sangre nueva para cambiar esta dinámica, pues yo seré el primero en irme. Porque ahora sí hemos tocado fondo. Hay que reflexionar y decidir qué es lo mejor para el Barça, que es lo más importante”.
Ese día marcó un punto de inflexión para el club. El Barcelona, uno de los equipos de fútbol más grandes del mundo, tras perder en la goleada más humillante de su historia, cambió de entrenador: sacó a Quique Setién y llamó aRonald Koeman, un holandés que llegó con el objetivo de levantar a un equipo perdido y desarmado.
Dos meses y medio después, luego de haberse ido de vacaciones con su familia y de estar aislado para poder pensar y reflexionar sobre el club y el futuro, Piqué dio unaentrevista a La Vanguardia. Volvió a hablar sin filtros. Piqué siempre dice lo que piensa. “Cuando un club funciona mejor y todo resulta más sano para todos es cuando las jerarquías están bien marcadas. El presidente debe ser el primero y después el entrenador debe mandar sobre los jugadores. Cuando esta jerarquía se rompe las cosas no funcionan. Si los jugadores en algún momento hemos tenido el poder es porque otras personas no han querido ejercerlo”, dijo, dejando más claro aún que todavía siguen las tensiones entre los jugadores y la dirigencia y, sobre todo, el entonces presidente, Josep Maria Bartomeu. Era sobre él sobre quien recaía, principalmente, el peor momento de la historia del Barcelona.El pasado martes Bartomeu anunció su renuncia.
Más adelante en la entrevista con La Vanguardia el periodista le pregunta si realmente pensó en irse del club. Piqué responde: “Si los dirigentes o el entrenador que tenía que venir no contaban conmigo, yo no tenía ningún problema. El Barça está por encima de todos. Es lo que me salió de dentro. Y lo sigo pensando”. Es que para él, el Fútbol Club Barcelona es más grande que cualquier jugador, entrenador o dirigente. Para Gerard Piqué, 33 años, catalán, nieto de un exdirigente, socio del club desde el día en que nació, el Barcelona es como una religión. Y por el Barça, todo.
De corazón culé

Nació el 2 de febrero de 1987 en Barcelona. Ese día su abuelo paterno, Amador Bernabéu, exdirigente del Fútbol Club Barcelona, lo hizo socio.
En algunas entrevistas Piqué ha contado que durante la niñez era muy buen alumno. No era que le gustase estudiar pero lo hacía por las exigencias de su madre. Lo que Piqué quería, desde siempre, era jugar al fútbol.
Creció viendo jugar al Barcelona, yendo al estadio con su padre y su abuelo cada vez que el equipo jugaba en “casa”. Así le dice Piqué al Camp Nou.
A los 10 años empezó a entrenar en las canteras del Barcelona. Después de jugar en todas las categorías inferiores del club, su primer contrato profesional fue con el Manchester United de Inglaterra.
En el equipo inglés estuvo entre 2004 y 2006. Se fue a préstamo al Real Zaragoza y en 2007 volvió al Manchester. Ese año terminó festejando la UEFA Champions League y la Premier League de Inglaterra.
En mayo de 2008 Piqué firmó un contrato por cuatro temporadas con el Barcelona, que estaba bajo las órdenes de Pep Guardiola. Desde el primer partido se transformó en una pieza clave para la defensa del club. De a poco, hay quienes lo empezaron a considerar como el mejor central del mundo.
Con el Barcelona Piqué ha hecho historia: logró más de 20 títulos nacionales (entre la Copa del Rey, la Supercopa de España y la Liga Santander) y nueve internacionales (contando la UEFA, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes de la FIFA).
También estuvo en la selección de España, a la que defendió por primera vez a los 16 años en las inferiores y con la que terminó siendo Campeón del Mundo en Sudáfrica 2010 y Campeón de Europa en 2012.
En 2018 Piqué decidió dar un paso al costado de la selección española. “Creí que era el momento de dejarlo. Creo que nadie puede dudar de mi compromiso. Yo siempre intento hacer lo que me apetece. El día que no me apetezca jugar más al fútbol, lo dejaré. No intento obligarme a nada; al final, la vida me ha dado la oportunidad de elegir siempre qué es lo que quiero hacer. En ese momento decidí que se había cerrado un ciclo”, contó en una entrevista.
De Piqué siempre se ha hablado: que si sentía o no la camiseta de la selección, que si está a favor o no de la independencia de Cataluña, que si puede seguir jugando o no en el Barcelona, que sus dichos polémicos, que sus tuits, que su rivalidad eterna con el Real Madrid. Mientras hablan él se mantiene siempre igual: al margen, haciendo lo que tiene ganas de hacer, diciendo lo que tiene ganas de decir.

Piqué conoció a Shakira, la cantante colombiana, en el Mundial de Sudáfrica 2010. Según han contado los dos en distintas entrevistas, el futbolista le dijo que iba a ganar el mundial solo para volver a verla. Es que la colombiana iba a cantar en la ceremonia de clausura del campeonato. Ahora viven juntos en Barcelona y tienen dos hijos, Milan y Sasha.