Igor Galo (Especial para Domingo)
Su ubicación a medio camino entreBerlín y Londres responde a la posición por la que pasaban las rutas comerciales entre el sur y el norte de Europa y ha sido clave en la historia de una de las ciudades más prósperas del continente. En la actualidad, su aeropuerto se ha convertido en la puerta de Europa para el viajero americano y punto de partida para otros destinos de Alemania, Suiza, Francia o Países Bajos gracias a sus conexiones por tren y ómnibus. La quinta ciudad más poblada de Alemania se ha reinventado constantemente para adaptarse a los tiempos.
Muralla verde
Una leyenda atribuye a Carlos Magno su fundación. Otro de los grandes de la historia europea, Napoleón, también llegó a la ciudad para ocuparla y, de paso, derribar sus murallas medievales para facilitar su ampliación y, probablemente, también para dejarla desprotegida. En el lugar de las antiguas fortificaciones y, adelantándose a los tiempos, Frankfurt creó un primer cinturón verde de jardines y parques para el disfrute de sus habitantes y visitantes.
Dentro de este primer cinturón verde se concentra una gran parte de los puntos de interés de la metrópoli como la casa natal de Goethe, el “Cervantes” de la lengua alemana, una visita imprescindible para los amantes de la literatura. Recientemente se abrió en esa misma calle, Großer Hirschgraben, el Museo del Romanticismo, corriente del que el afamado escritor fue uno de sus máximos exponentes.
No muy lejos -por algo se dice que Frankfurt es el paraíso de los peatones- se levanta la llamada Catedral Imperial de San Bartolomé, aunque realmente no es una catedral porque la ciudad no cuenta con un obispo, pero su importancia deriva por haber sido el lugar de coronación de los máximos gobernantes del Sacro Imperio Romano Germánico (de 962 hasta 1806).
A pocos pasos hay tres lugares de interés. Uno es el Museo de Arte Moderno, el que reúne obras de Roy Lichtenstein y Andy Warhol. Otro es el Museo de la Historia de Frankfurt, el que hace un recorrido ameno por 15 siglos de historia. Y también está la Casa de las Balanzas de Oro, un edificio de 1618 que se reconstruyó hace menos de una década y que se puede visitar de forma guiada; hoy es uno de los atractivos más populares de la ciudad.
El Museo Arqueológico y el Museo Judío son otras dos opciones interesantes para profundizar en la historia y cultura de esta ciudad germana que ha sido cuna de la familia de los banqueros Rothschild, del literato Goethe o los pensadores de la influyente Escuela de Frankfurt en tiempos modernos.
Pero no todo el arte se concentra en museos. Frankfurt cuenta con una gran tradición musical que el visitante puede disfrutar en la Ópera Moderna, con una oferta muy amplia y con precios atractivos si se compran las entradas con anticipación, y en la Alte Oper, la antigua ópera reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial que alberga espectáculos musicales de todos los géneros.
La Iglesia de Santa Catalina también suele convertirse en escenario para conciertos de música clásica.
Nuevo “casco histórico”
Tiene su epicentro en la plaza de Römerberg. Destruida por los bombardeos aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, su reconstrucción no se terminó hasta 1985. Este espacio, presidido por una estatua que representa a la Justicia, fue testigo de quemas de libros por parte de los nazis. Hoy se ha convertido en el kilómetro cero para cualquier recorrido iniciático, además de ser un lugar obligado para conocer cómo lucía la ciudad en la que se eligieron y coronaron durante siglos a los emperadores alemanes.
Uno de los edificios levantados en la posguerra es el Kleinmarkthalle. Este tradicional mercado mezcla puestos de venta de productos locales como salchichas, sidras y vinos, con otros productos selectos de los cinco continentes. Los fines de semana se ha convertido en el mejor lugar para socializar, comer y beber, mezclándose con los francforteses a partir del mediodía.
El nuevo cinturón verde
Dos siglos después de la transformación de sus murallas por un cinturón verde, Frankfurt está terminando su nuevo gran proyecto en sostenibilidad para el nuevo siglo. El GrunGurtel o “cinturón verde” rodea la ciudad con una franja de 70 kilómetros de parques, bosques, ríos y caminos que se puede recorrer a pie o en bicicleta.
Una forma de contemplarlo es desde el observatorio de la MainTower, un rascacielos de 200 metros de altura ubicado en el barrio financiero de la ciudad. Abierto a los visitantes, es una visita muy recomendada para disfrutar de una vista de 360 grados. Desde allí puede verse el recorrido del río Meno por el que navegan los barcos turísticos.
No se puede dejar Frankfurt sin visitar el Museo Staedel, cuya pinacoteca cuenta con una amplia colección que abarca desde los maestros clásicos de los siglos XIV al XVIII hasta la pintura moderna incluyendo obras contemporáneas de relevancia en su reciente ampliación. Botticelli, Rembrandt, Monet, Pablo Picasso o Francis Bacon son solo algunos de los artistas presentes en sus galerías.
Hay muchos museos ubicados sobre la orilla sur del Meno. También en esta ribera se localiza el barrio de Sachsenhausen, donde se encuentran gran parte de los “sidrerías” de Frankfurt en algunas de las casas típicas que sobrevivieron a la guerra. Los viernes y sábados por la noche, los restaurantes tradicionales del barrio se convierten en lugar de encuentro para lugareños y visitantes para disfrutar de la sidra o apfelwein, la bebida típica de la ciudad.
“La vida pertenece a los vivos y el que vive debe estar preparado para los cambios”, es una conocida frase de Goethe. Parece que en su ciudad natal siguen el dictado con éxito y Frankfurt está más viva que nunca.
Tres ciudades cercanas con encanto
Situada a 40 kilómetros de Frankfurt, Wiesbaden, la capital del estado de Hesse, es una de las ciudades más ricas de Alemania. Es famosa por sus spas y aguas termales, su casco histórico y su actividad cultural. Se conecta con la capital fácilmente por tren.
Maguncia, por su parte, se encuentra frente a Wiesbaden y es conocida por su casco antiguo, con casas de entramado de madera y plazas con mercados medievales. En el centro está ubicado la Marktbrunnen, una fuente renacentista con columnas rojas. El Museo Gutenberg rinde homenaje al inventor de la imprenta; la exposición cuenta con dos de sus biblias originales.
Lander es una ciudad accesible para el peatón; para los destinos más apartados cuenta con una amplia red de tranvías, metro y cercanías.