Fidel visto por un ex tupa

| En su último libro, Luis Nieto promueve la discusión sobre el líder cubano y describe su misterioso vínculo con otras figuras emblemáticas de la revolución.

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G.V.

Que Fidel Castro mandó matar a Camilo Cienfuegos es una versión que tiene más de cinco décadas y ha echado raíces abonada por una información oficial llena de huecos y contrasentidos. Cienfuegos, uno de los artífices de la revolución cubana, pilar en la gesta castrista, conocido como "el comandante del pueblo" por su origen y su carisma frente a las masas, vivió menos de 10 meses desde su llegada triunfal a La Habana. El 28 de octubre de 1959, cuando tenía 27 años, el avión en el que viajaba desapareció sin dejar rastros. Tras 15 días de búsqueda sin resultado alguno, se lo dio por muerto.

Ese día hubo buen tiempo en la ruta de la aeronave, que no realizó ninguna llamada de auxilio y de la cual jamás se halló ni un tornillo. Por eso mismo, se han tejido muchas hipótesis. De acuerdo a datos reunidos por el ex tupamaro, escritor y director de cine Luis Nieto, un avión caza, dirigido por Blas Domínguez, piloto personal de Fidel, despegó cuatro minutos más tarde que el de Camilo siguiendo su misma línea de vuelo. Regresó a los 45 minutos, con la carga de una de las ametralladoras vacía. El mecánico que reportó esa falta de munición murió esa misma tarde atropellado por un automóvil. El oficial que leyó ese reporte sufrió la misma suerte, cuatro días después.

Así lo describe Nieto en su último libro, Las pesadillas de Fidel Castro (Fin de Siglo), donde desmenuza las relaciones del líder cubano con otras figuras emblemáticas de la revolución. El autor -que vivió el exilio en Cuba del 73 al 76, y luego también en Chile, España y Argentina- basa su relato en documentación oficial y extraoficial acumulada en los últimos 30 años, que tornaron su inicial entusiasmo por Castro en una postura de crítica acérrima. "En principio, el nombre del libro iba a ser Fidel para fidelistas; mi intención era hablarle a la gente que todavía tenía el mismo encantamiento que yo tuve en algún momento con la figura de Castro. Luego lo cambié porque pensé en centrarlo más en él que en sus seguidores. El castrismo como una experiencia política, sí, pero me interesa más la figura de Fidel porque creo que ahí está la clave de qué nos pasó a nosotros y un poco también el porvenir".

-¿Qué lo hizo cambiar su postura frente a la revolución cubana?

-Cuando llegué a Cuba, ya estaba bastante crítico con respecto a lo que era la lucha armada (Nieto fue miembro del MLN, pero abandonó las filas tupamaras en conflicto con esa organización) y al estar allá esa visión se agudizó. Pero no tanto por verlo en Cuba, sino por fenómenos que ya se venían dando en Uruguay y la región, como Chile. Después empecé a conocer más lo que era un régimen socialista y vi cosas… Te pongo un ejemplo: la homosexualidad, que para nosotros es algo común de ver y convivir. Allá teníamos conocidos bailarines, amigos, que eran homosexuales y vivían como parias, eran muy mal vistos, les topeaba la carrera. Esas cuestiones fueron provocándome.

-¿Ya tenía pensado un libro?

-Sí, la posición que tengo hoy la tengo hace bastante tiempo. Lo que me dejaba desconforme era no encontrar la manera de comunicarlo. De ninguna forma quería que fuera una cosa partidaria, que tuviera ese sesgo de adjetivos y carga emocional que tiene la inmensa mayoría de la oposición a Castro, en Miami sobre todo. Yo leía lo que produce la oposición y era lo mismo que decía Castro, desde la otra vereda. Se han estado tirando piedras y desvirtuando el debate. El resto no tiene nada que decir porque no tiene dónde decirlo. Ese fenómeno de gritos e insultos, "el asesino" y "la sangre", no deja ver el problema. El problema es otro.

-Se centra en figuras que han sido determinantes para la "leyenda" de la revolución: Cienfuegos, el "Che" Guevara, Frank País, Arnaldo Ochoa. ¿La idea era hablar de Fidel a partir de su relación con ellos?

-Hubo líderes cubanos que representaron la opción democrática dentro de la revolución, como País o Cienfuegos, que es un hombre que no está ideologizado; él lo que quería era pelear contra la dictadura. Eran oficiales que habían combatido en la guerrilla, pero de un cariz democrático. Ellos fueron los primeros en morir. El libro pretende preguntarse cómo esas personas que pelearon por la revolución, mueren dentro de ella y luego sus leyendas son apropiadas en su beneficio. Me parece de una crueldad bestial. Porque toda la documentación te lleva a que no fueron muertes casuales, sino provocadas. Huber Matos (dirigente revolucionario acusado de conspiración y traición a la patria en 1959, condenado a dos décadas de prisión) estuvo 20 años preso, acusado de algo que no existió. Camilo Cienfuegos fue una persona súper querida por el pueblo cubano, hasta el día de hoy. Entonces, esa estafa del sentimiento de la gente, de las clases medias que apoyaron la revolución para sacarse de arriba a un tirano y fueron traicionados.

-Usted afirma que la desaparición de esas figuras fortaleció el régimen, y que, de quererlo, al Che podrían haberlo salvado.

-Sin duda. Nombro a todos los que estaban con él en la selva, los que estuvieron cerca en Bolivia, sus familiares, generales, coroneles, toda gente que murió junto al Che. Gente muy próxima al Partido Comunista. ¿Cómo no se los pudo salvar? No lo digo yo, lo dice el coronel (Dariel) Alarcón: si la revolución hubiera tenido la voluntad de sacarlo, lo hacía, porque los cubanos han hecho cosas mucho más difíciles. Y cómo se lo dejó morir así, sabiendo dónde estaba. Pasa que el Che tenía que morir. Esa es la conclusión que te dan todos los datos. Yo tengo la convicción de que Fidel nunca va a responder frente a un tribunal ni nada, eso no va a pasar. A mí me importa descubrir los mecanismos, por qué pasaron las cosas. Me interesa si la revolución y los caminos que son más cortos te llevan a esto inevitablemente. Esa revolución o cualquier otra.

ultraderecha. Para Nieto, Fidel Castro es un hombre más embebido de poder que alguien dispuesto a llevar su ideología hasta las últimas consecuencias. Tampoco encuentra justificaciones en los promocionados logros sociales del régimen, que para él no son tales. "En el libro -insiste el autor- se describe el pasaje de Castro por la universidad y a qué grupos estuvo vinculado: no fue a la izquierda, sino a la ultraderecha y militó en la Unión Insurreccional Revolucionaria, grupo que dentro de la universidad se movía como conjunto mafioso. Incluso Fidel estuvo acusado de la muerte del secretario de la Federación de Estudiantes Universitarios de Cuba, fue detenido por eso. Él ha confesado algunas cosas: llegó a La Habana en un Ford último modelo, educado por maristas y jesuitas, todo el pasaje por la universidad lo hizo armado con una pistola, nunca fue a clase; son cosas que ha dicho él. Como estudiante era bastante discutible. Hay que estudiar todo el proceso de la revolución cubana, pero él se acerca a la Unión Soviética cuando ésta era la estrella en ascenso, en el 59, porque su hermano conocía a alguien de allí. Entonces, su ideología ¿cuál es?"

Izquierda sí, pero no de Superman

"Yo me sigo considerando de izquierda y creo en el socialismo como aspiración humana inacabable", sostiene Nieto a la hora de ubicarse en el espectro ideológico. "Creo que el socialismo es un camino dentro de un marco manejable, de respeto a los derechos humanos, de ejercicio muy difícil del poder porque muchas veces tiene que ser compartido con gente que piensa diferente. La izquierda le contesta siempre a la realidad, le sale al cruce y la cuestiona, pero no como un Superman, sino como ciudadano".

El gobierno del Frente Amplio, opina, va bien en ese camino. "Han tirado señales de todo color que dicen `vamos a bajar la pelota al piso`. Creo que Uruguay ha dado un salto muy grande donde todos han podido gobernar. Ahora estamos en una etapa de `vamos a pensar mejor cómo seguimos esta historia`. El Pepe lo ha anunciado: busquemos por otra fórmula, por el lado de Finlandia, de Noruega, de Nueva Zelanda. Y no por lo ideológico, sino ver cómo funciona esa sociedad".

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