Es un trapo ridículo, coquetería masculina. No sé qué finalidad cumple la corbata. Ensuciarse con el café", sentenció el presidente José Mujica en 2009, en plena campaña electoral, cuando un periodista argentino le preguntó por qué no usaba corbata. Sin embargo, para sus amantes, el accesorio es un indispensable instrumento de elegancia, cuya importancia es gigantesca en las relaciones sociales. El próximo miércoles, a las 19 horas, en el Palacio Taranco, se inaugura: "Nodi Italiani. La corbata en la historia". Una exposición donde el Instituto Italiano de Cultura, la Oficina Cultural de la Embajada de Italia, la Asociación Cultural Colosseum, el MEC y el Museo de Artes Decorativas, analizarán la historia de la vestimenta.
La primera especie de corbata data del siglo III A.C., la usaba la armada imperial del chino Huang-Ti. Augusto de Roma se ponía un paño de similares características en el cuello. Siglos después, con la Guerra de los Treinta Años, el accesorio se popularizó. Los franceses capturados por la caballería croata ya portaban lo que, en ese entonces, era un extraño pañuelo. Los elegantes parisinos no tardaron en adoptar su uso, fueran militares o no. Pronto se convirtió en un símbolo de progreso entre los burgueses.
Terminada la guerra, Luis XV creó el cargo de "porta corbatas" en la corte de Francia. La duquesa de Lavalliere, favorita del rey, fue una de las grandes responsables de convertir el elemento en moda, incluso entre las mujeres. Su uso se popularizó, y durante la Revolución Francesa, hasta el propio Robespierre lucía un corbatón de amplio nudo.
A través de los años el accesorio sufrió grandes cambios en lo que tiene que ver con colores, tejidos y maneras de usarlo. En el siglo XVIII, se dejaron de lado los blancos y se pusieron de moda los lazos azules (símbolo de nobleza) y amarillos (que representaba el poder). En el siglo XIX, la corbata de los revolucionarios pasa a ser roja, negra la de los anarquistas, y amarilla la de los representantes de la Iglesia. En la década del 20 comenzaron a aparecer los primeros dibujos geométricos estampados; en la del 30 aparecieron diseños en cachemire. En los 60 llegaron las flores y otras imágenes relacionadas con los hippies. En los 80 vuelven a primar los colores menos escandalosos.
Hasta el nudo de la vestimenta tiene su historia: representa la unión, el matrimonio y la fertilidad. H. Le Blanc, en 1828, presenta "El arte de anudar la corbata", un libro con todas las variantes para atarla. Al poco tiempo, Lord Brummel le deja antiguo el libro y, tras decretar "La corbata es el hombre", inventa su propio nudo. A fines de la década de 1990 investigadores de la Universidad de Cambridge demostraron, tras un estudio matemático, que una corbata convencional tiene 85 nudos posibles.
La seda es el material más común que se utiliza para su elaboración, aunque el cachemire, la lana y el lino también se usan. Los tejidos de Jacquard son los más caros. Y hay tres grandes líneas estilísticas: la inglesa, la francesa y la italiana.
Mientras Francia fue el país que la popularizó, Italia es el que más se hizo conocer por sus lujosos modelos. Una larga tradición de artesanos hizo que sus corbatas conquistaran los mercados de todo el planeta. José Saramago, en un artículo crítico con el premier italiano, señaló: "Berlusconi es el fascismo de corbata de Armani".
Salvador Dalí
Pintor
El célebre pintor español, máximo representante del surrealismo, produjo una colección de corbatas con sus clásicos relojes derritiéndose.
Oscar Wilde
escritor
El dramaturgo, poeta y novelista irlandés sentenciaba que: "Una corbata bien anudada es el primer paso serio en la vida".
Paul Newman
Actor
Sus corbatas y trajes lo convirtieron en una de las estrellas de Hollywood con más influencia en el mundo de la moda en los 50` y 60`.
Elvis Presley
músico
El rey del rock popularizó las corbatas brillosas de seda y de un solo color. Una década después los hippies impusieron los lazos con flores.
Carlos
príncipe de Gales
El mundo de la moda lo elogia por sus combinaciones de trajes y corbatas. La revista Esquire lo consideró "el hombre más elegante del mundo".
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