Arlette Pinheiro Esteves da Silva es como la bautizaron, pero desde hace más de 70 años se la conoce como Fernanda Montenegro, nombre que adoptó cuando empezó su carrera artística. A lo largo del tiempo se la conoció como “la dama de la teledramaturgia”, y colecciona logros como ser la primera y única actriz brasileña nominada al Oscar y miembro de la Academia Brasileña de Letras.
Ser pionera fue y es algo que marca su trayectoria. Prueba de eso es que a sus 95 años, acaba de entrar para el Guinness World Records tras presentar un monólogo para la mayor cantidad de público jamás antes vista en una lectura teatral. Además, actúa junto a su hija Fernanda Torres —fruto de su casamiento de más de 50 años con el actor y director Fernando Torres— en la nueva película del director Walter Salles, I’m Still Here, que llevó más de un millón de brasileños al cine en tan solo 11 días y posiblemente llevará el vecino norteño a los Oscar en 2025.
Es como si Montenegro nunca dejara de sorprender. Quizás el lector recordará un cierto “revuelo” causado por el beso entre dos mujeres octogenarias en una telenovela de Globo en 2015. Se trató de Babilônia —que se exhibió en 2016 en Uruguay por Canal 12 bajo el título Mujeres Ambiciosas— y sí, una de las actrices era ella. Junto a Nathalia Timberg interpretaron a dos mujeres que habían enfrentado a sus familias para estar juntas y casarse.
Mucho antes de eso, sin embargo, ella ya había dejado su huella en el cine, el teatro y la teledramaturgia.
Ocho décadas de arte
Nacida en 1929 en Río de Janeiro, hija de inmigrantes italianos y portugueses, empezó a actuar en el teatro en 1950. Luego, pasó a las telenovelas —en Globo protagonizó más de 20— de las cuales Guerra dos Sexos, Rainha da Sucata, Bellísima y Passione son las más recordadas.
Y aunque brilló frente a las cámaras, siempre regresó al teatro e hizo de la tarima su lugar. Debutó con Alegres canções nas montanhas, y luego hizo obras de éxito como O beijo no asfalto (1961), Dona Doida (1987) —que presentó en Montevideo en el Teatro El Galpón, en 1999— y The Flash and Crash Days (1993). En 1982 ganó el Premio Moliére a Mejor Actriz por su actuación en As lágrimas amargas de Petra von Kant.
Suma más de 50 obras en su cuenta y muchos datos curiosos como, por ejemplo, haber sido invitada en 1985, y rechazado la propuesta del ex presidente brasileño José Sarney, para ser ministra de Cultura.
En el cine debutó en 1964 con A falecida, obra de Leom Hirsman con texto del aclamado escritor Nelson Rodrigues, pero el éxito fuerte llegó en 1998 con Estación Central, por la cual logró la hazaña de que todo un país soñara con el premio de la Academia y viviera aquella instancia como una final de mundial. Perdió la estatuilla ante Gwyneth Paltrow, por su actuación en Shakespeare enamorado, lo que generó controversia en la época y la sigue generando décadas después.
En 2020, por ejemplo, a la actriz estadounidense Glenn Close, durante una entrevista para promocionar la película Hillbilly, una elegía rural: memorias de una familia (por la que recibió su octava nominación al Oscar), le preguntaron sobre cómo afronta el hecho de nunca haber ganado una estatuilla. La respuesta sorprendió al hacer mención a Montenegro. “Sinceramente, siento que ser nominado por tus compañeros es lo mejor que puedes pedir. Y nunca entendí cómo era posible comparar actuaciones. Recuerdo aquel año en el que Gwyneth Paltrow le ganó a aquella increíble actriz de Estación Central. Pensé: ‘¿Qué? Eso no tiene sentido’”, afirmó.
Montenegro también actuó en la película El amor en los tiempos del cólera, del ingles Mike Newell, basada en la novela del Nobel colombiano Gabriel García Márquez. Allí compartió reparto con estrellas como el español Javier Bardem.
En 2019 conquistó otro galardón de peso: entró a la Academia Brasileña de Letras después de publicar su autobiografía Prólogo, ato y epílogo. Tras lograr, a los 90 años, lo que ninguna otra actriz del país vecino logró, dijo lo siguiente: “Los ojos y los oídos ya no están bien. Todo el sistema motor tampoco funciona tan bien. Pero aquí todavía está el sujeto, el verbo y el predicado completos. Y mientras esté trabajando y tenga alguna posibilidad de expresarme, de cualquier manera, me aguantarán. Es imposible parar, no puedo parar. Es una vocación”.
Hoy, y a los 95 años, Montenegro sigue avanzando, abriendo caminos y creando precedentes. El pasado 14 de noviembre hizo historia al entrar al libro de los récords. El certificado fue entregado por la lectura de La ceremonia del adiós, de Simone de Beauvoir, ante una multitud en el Parque de Ibirapuera de San Pablo, en agosto de este 2024. Cuando el evento fue anunciado, las 15.800 entradas para la actuación gratuita de la artista se agotaron en 25 minutos.
Al recibir el reconocimiento, la actriz declaró emocionada: “Los milagros suceden. Haber llevado a Simone de Beauvoir a 15 mil personas dentro de Ibirapuera… ¿Esto pasa en algún otro lugar del mundo? Nuestra cultura es nuestro país, es el hombre a través de los milenios”.
Aquella noche, Montenegro, que ya había pasado a la historia, solo reafirmó su lugar entre las estrellas que hacen del arte una misión y un propósito de vida.
Sus personajes más icónicos
En la telenovela Mujeres Ambiciosas, interpretó a Teresa Petruccelli, una abogada exitosa que está casada con Estela (Nathalia Timberg). El primer episodio quedó marcado por un beso de las dos octogenarias, lo que generó apoyo por parte del público, pero también rechazo de algunos sectores conservadores y religiosos, los cuales buscaron boicotear la producción.
También actuó en O auto da compadecida, la comedia dramática basada en la obra del escritor Ariano Suassuna. Lanzada en 2000 por el director Guel Arraes, fue exhibida como miniserie en TV y adaptada al cine; se volvió un éxito en el vecino norteño. Narra las aventuras de João Grilo y Chicó, dos nordestinos que enfrentan las situaciones más inusitadas. La participación de Montenegro es breve, pero su interpretación de Virgen María acapara toda la atención.
Y, claro, fue la estrella de Estación Central. En la cinta de Walter Salles interpreta a Dora, una profesora jubilada que escribe cartas para analfabetos que circulan por la principal estación ferroviaria de Río de Janeiro. Allí conoce a Josué, un niño abandonado que sale en busca de su padre. Juntos recorren el interior de Brasil y entablan un fuerte vínculo. Además de ser nominada al Oscar y al Globo de Oro, ganó el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín.
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