El valor paisajístico de las palmeras

1/1:  20111105 500x387 ()

La Syagrus romanzoffiana -o "Pindó", para los amigos- es una especie de palmera, de esas altas, con el tronco liso y más bien fino, bien conocida por los uruguayos ya que es nativa por estos lares. No obstante, en la actualidad se le da un uso ornamental y cada vez es más frecuente encontrarlas en diseños de urbanismo.

"Es un tipo de árbol que podés trasplantar cualquiera sea su tamaño y prácticamente no sufre, se adapta enseguida. Tiene una raíz muy concentrada. Las Pindó son de las palmeras que crecen más rápido, no tienen espinas, no resultan peligrosas para niños porque tienen tronco lisos. Y son autóctonas, por lo que aguantan bien nuestro clima", enumera Patricia O`Neill al explicar por qué esta especie gana terreno entre paisajistas.

Ella conoce bien del tema. Diez años atrás, se unió a su amiga de toda la vida Virginia Zumarán para materializar un proyecto conjunto: crear un vivero de árboles de este tipo. Así nació La Pindó, un establecimiento de 15 hectáreas en el Paraje Piedra del Toro (Canelones), cuyo objetivo principal es la producción y venta de estas palmeras.

En la actualidad, el vivero cuenta con 5.000 árboles plantados: 4.000 en tierra y 1.000 en contenedores. Todos provienen de semillas que germinaron en almácigos y que luego fueron siendo traspasados a distintos tamaños de maceta, según iban creciendo. De hecho, las palmeras tienen la gran ventaja de que son fácilmente trasplantables, lográndose una alta tasa de éxito. Esto las distingue de los demás árboles ornamentales.

Hoy la chacra realiza venta directa o a través de un grupo reducido de distribuidores estratégicos. Sus principales clientes son otros viveros, diseñadores paisajistas, grandes superficies como empresas, pero también particulares que desean dar más vida a su jardín. Una palmera de hasta dos metros y medio de altura cuesta $ 6.000; si supera ese límite, el costo asciende a $ 11.000. Si la compra es por grandes cantidades, el precio baja.

Desde 2010, cuando comenzó la venta, llevan unos 150 árboles entregados. Su objetivo es alcanzar una venta anual de 250 palmeras.

paisajistas. Uno de los distribuidores de La Pindó es Licopar, una empresa dedicada al mantenimiento de áreas verdes. Entre sus clientes se pueden encontrar tanto parques de empresas privadas como zonas públicas, rutas nacionales o hasta campos deportivos. En todos los casos se ofrece un servicio integral, ya que no sólo se ocupa del mantenimiento periódico del espacio sino que también brinda la posibilidad de diseñar una zona, ejecutar los proyectos de paisajistas, proyectar un sistema de riego y elegir las plantas en el vivero de la empresa.

Es que desde hace tres años también cuenta con un vivero de venta al público: Rama Negra, ubicado en Punta Piedras. "El nombre tiene que ver con un arbolito nativo y se debe a que una de las especialidades del vivero es la venta de plantas autóctonas, entre las cuales se cuenta la palmera Pindó", explica su directora, Rosina Harley.

La gran novedad que comenzó a implementar la empresa este año, prosigue Harley, es el lanzamiento de los jardines verticales, una tendencia que está de moda en los países de Europa. "Se trata de una pared vegetal, un arreglo de vegetación que se arma en muros". Entre sus principales ventajas se cuenta la optimización del espacio, la oxigenación del ambiente y que funciona como cortina sonora. Además, por supuesto, de su uso ornamental. Tal como dice Harley, "impacta con su belleza y múltiples posibilidades ya que se pueden usar tanto en exterior como en interior, como huerta de aromáticas o muchas otras variables que se pueden dar según las necesidades del cliente".

Licopar y la chacra La Pindó se han unido en varios proyectos. Este año, por ejemplo, agregaron a sus servicios el alquiler de palmeras como plantas de interior para decorar el ambiente en fiestas y eventos de todo tipo.