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"El uruguayo después que descubre a un artista es fiel"

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"Con el nuevo disco maduré y llegué a mis metas", dice Federico Lima.

Ganador absoluto en los Graffiti, el líder de Socio volvió a su casa con cuatro premios y la satisfacción de sentir que va por buen camino. Ahora se prepara para brillar en vivo.

El lunes 12 fue un día redondo para Federico Lima (42) y sus socios en la música. Esa tarde recibieron la noticia de que la banda había sido seleccionada para participar en el Festival Pulsar de Santiago de Chile representando a Uruguay. Y en la noche llegaron a la ceremonia de los premios Gaffiti con seis nominaciones y salieron del Auditorio del Sodre con cuatro aerosoles: mejor álbum pop y álbum del año para Mini glorias —su último y cuarto trabajo, editado por Bizarro en 2015—, mejor solista y mejor compositor para Lima, líder y alma máter de un proyecto que nació con espíritu solista hace ocho años y hoy pasó a ser un proyecto musical colectivo.

Si tantas nominaciones ya habían sorprendido a Lima, los premios aún más. "Siempre intento tomar este tipo de situaciones con cero expectativa, para que pase lo que tenga que pasar y no tener ilusiones... Pero lo del lunes fue mucho más de lo que esperábamos. Cuando ganamos el primer premio pensé bueno, ya tenemos uno, ya está bien. Yo ya me iba contento. Pero después llegó el resto y lo vivimos divino, quedó una energía muy linda en la banda y ahora que estamos preparando un show en vivo eso se nota".

Durante los días que siguieron a la premiación, la agenda de Lima se llenó de llamadas, notas y entrevistas. Pero su ritmo calmo y su hablar pausado se mantienen. También buena parte de su rutina cotidiana: levantarse temprano, desayunar con su novia Victoria, sacar a pasear a su perro Rocky, escuchar algún disco, trabajar en su estudio, grabar locuciones, ir a ensayar, cocinar con la recientemente adquirida olla a presión. Sin embargo, en el fondo, Lima reconoce que algo cambió. Ahora tiene más ganas de tocar en vivo, de compartir su música y sus logros. Y se para diferente en el escenario. Quizá, con más confianza.

"Antes tenía mucho respeto por el público, que es importante, pero me coartaba en mi manera de ser, era demasiado políticamente correcto... Ahora me parece que la gente va buscando otra cosa y está bueno ser espontáneo ahí", reflexiona. En ese cambio, claro, también tuvo mucho que ver Mini glorias, un disco en el cual Socio se despojó de todo artilugio y volvió a un sonido más orgánico. "Dejamos de lado un montón de cosas que eran como la marca de la casa y que estaban vinculadas a mi historia en la música desde Loop Lascano, en 1998", explica Lima. Así, sus canciones se volvieron más fáciles de tocar. Y más disfrutables en el estudio y en vivo. "Nos sacamos de arriba todo lo tecnológico, que era muy lindo visualmente pero que restringe".

En esa aventura lo acompañaron algunos viejos y nuevos integrantes de Socio —o sea, sus socios—: Enrique "Checo" Anselmi en el bajo, Gerardo González con el teclado, Santiago Juan en la batería y Fede Graña en guitarra y coros. "Justo en ese momento hubo cambios de integración y las personas que entraron son más tocadores, tienden a desarrollar más partes musicales... Y tomamos la decisión de cambiar y apostar a eso, a hacer algo más musical".

—¿Es difícil para una banda encontrar su lugar en el ambiente musical local?

—Siempre es difícil armar una banda, lleva mucho tiempo... Pero el público uruguayo está cambiando y teniendo más apertura hacia cosas nuevas, como pasa con Alucinaciones en familia, que en los Graffiti se llevó tres premios. Los medios y la industria también están atentos a esa renovación. Nosotros hemos visto que el público cambió, aparecen un montón de caras nuevas y empezamos a agotar los shows, como nos pasó en mayo en la sala Hugo Balzo. El uruguayo demora mucho en descubrir los artistas que tiene, pero después los agarra fuerte y les da para adelante, a morir, es fiel.

Juego de roles.

Lima no tiene los mejores recuerdos de la primera vez que cantó en público. Fue en una clase del liceo Dámaso Antonio Larrañaga, a instancias de la profesora de inglés y con Patience, de Guns N Roses. "Un compañero tocaba la guitarra y yo cantaba. Empezamos en una hora libre y en clase nos hizo pasar al frente. ¡Ese fue mi primer toque! Me moría de vergüenza, pero el bichito quedó". Una semana después surgió la posibilidad de presentarse a un concurso interliceal que tenía como primer premio un viaje a Francia. Lima armó una banda "de apuro" que llegó hasta la final. Aunque no ganó, generó el interés de seguir haciendo música.

Lima nació en Cerro Largo y pasó su infancia en Rocha. Creció entre los discos de música brasileña de su padre Eduardo, hombre de radio hasta hoy (conduce el programa Sello Latino, en Galaxia FM) y los de Serrat de su madre. Estudió guitarra hasta los 12, pero sobre todo se convirtió en un gran escucha. La era del walkman le permitió elegir su propio repertorio: break dance, hip hop y rock nacional desde El Dorado. Cuando mostró interés en hacer canciones, su padre lo llevó con Ruben Olivera, quien se convirtió en "el gurú" de su vida en la música. "No me enseñó nada de guitarra porque no lo dejé, pero me enseñó el abc de las cosas". Fue a partir de sus clases que empezó "a hacer canciones".

Fanático de las computadoras, por esa época tenía la intención de estudiar ingeniería de sistemas. Le costó "un montón" darse cuenta de que eso no iba a ser posible porque "era horrible" en matemáticas. "El día que hice ese clic pasé a ser músico", dice y se ríe. Estudió sonido y producción, dos áreas en las que canalizó ese gusto por las máquinas. Y también la sed de conocer todos los eslabones de la cadena creativa.

—¿Creés que eso es un diferencial?

—Partió de una inquietud pero realmente te hace la diferencia, porque podés tener una idea de cómo hacer las cosas y cómo querés que sean. Sabía que me iba a llevar mucho tiempo hacer una carrera en esto y que no iba a ser fácil, entonces... tratemos de manejarlo lo mejor posible.

—Y de todos, ¿qué rol disfrutás más?

—El estudio me gusta mucho. Grabar y producir discos es muy fuerte... como que hacer el disco era el misterio más grande. Me importaba más el control de las cosas, que ya no me importa tanto. Ahora estoy pasando por un cambio grande y estoy disfrutando mucho de tocar en vivo.

Sin embargo, si tiene que elegir un título para definirse prefiere "melodista" sobre compositor o letrista. "Lo primero que hago es la melodía, que desarrollo hasta que tiene forma de canción, y recién ahí le busco la letra", cuenta sobre su proceso creativo. Las letras, en tanto, las hace todas juntas, al final, en una sola semana. "Todos los discos los he hecho así y siempre funcionó. Mis compañeros saben que en los ensayos canto una especie de sanata entre español e inglés. Ellos se van copando con las melodías y tiene la confianza de que la letra no va a ser un bochorno".

Antes de Socio, Lima hizo música con Loop Lascano, banda con la que vivió el éxito de Gris, y Miss Wichita. Con Socio va por su cuarto disco, pero esta vez —coinciden él, la crítica y su público— aparece un sonido diferente. El nombre del álbum, inspirado en un malentendido mientras miraba la saga de Star Wars con su novia y un grupo de amigos (ella entendió "mini glorias" cuando se hablaba de "midiclorias") calzó a la perfección con el momento que estaba viviendo. "Siento que maduré en este disco, llegué a mis metas. Para mí siempre era mucho más fácil hacer melodías oscuras y en Mini glorias logré llegar a una especie de luminosidad. Este es el disco más personal que saqué. Y también el que más me gusta".

Pero también refiere a esos pequeños triunfos cotidianos, como conocer a la "persona adecuada", empezar a pensar en formar una familia, tener una mascota... "Esas cositas empezaron a alegrar mi vida y me llevaron a esas mini glorias, a poder componer distinto, a salir de un círculo vicioso y de los lugares comunes". Temas como El sonido, inspirado en una anécdota que le ocurrió al hijo de Gustavo Cerati, o Victoria, que cierra el disco y está dedicada a su novia, confirman ese cambio.

—¿Qué significa la música en tu vida?

—Es un amigo, es de esas cosas que te acompañan… yo me levanto y pongo un disco, me acuesto escuchando un disco, en mi vida siempre hay un disco sonado. Quizás en algún momento fue lo mas importante, ahora ya no, ahora es la familia.

Larga vida al disco.

Federico Lima es defensor y fanático del disco en todos sus formatos. Tiene de todo y todos los escucha. "Creo en el disco porque me encanta, tengo un montón y sigo comprando". Aunque reconoce que la música está viviendo "un momento bisagra" —donde coexisten el revival del vinilo y el auge del streaming—, tiene "esperanza" de que el disco, como objeto, logre subsistir. "Aunque se lancen 50 ediciones físicas de un disco, la gente valora que tiene su arte y que se puede asociar con momentos personales, como un regalo de cumpleaños o el recuerdo de la infancia", opina. De todos modos, en su casa su colección es acotada e, intenta, que no supere los 500 ejemplares. "Siempre estoy viendo qué puedo sacar para incorporar algo nuevo. Cada tanto hago un asado y armo una pilita de discos para que mis amigos se lleven". En contrapartida, a la música por streaming le da un uso meramente utilitario: cuando sale a correr. "Yo soy bastante audiófilo, soy ingeniero de sonido y te puedo decir que notás la fatiga del oído, porque no suena lo mismo que un disco". El jueves 29 la banda estará con una nueva edición de Socio de Cámara en la sala Hugo Balzo. Y la idea, según Lima, es grabar un disco.

SUS COSAS.

Star Wars.

Mirando la saga del Jedi nació el nombre de su último disco, Mini glorias. La serie de Star Wars es una de sus favoritas, pero Federico Lima se define como cinéfilo en general. Disfruta de los hermanos Coen, Tarantino y clásicos como Scorsese o Coppola.

Miles Davis.

En su casa siempre está sonando algún disco. Aunque no se ata a un solo género —"escucho desde death metal hasta salsa"—, últimamente se siente cerca del blues y el jazz, con Miles Davis a la cabeza. "Entró a mi vida hace un par de años, tengo algunos discos suyos y me encanta". También siempre vuelve al hip hop, su "primer amor".

Valizas

Lima se mudó de Rocha a Montevideo a los 11 años, pero nunca dejó de ir a sus playas. Su lugar en el mundo es Valizas, donde sus padres tienen una casa un poco alejada del pueblo y disfruta del mar, los asados, fogones y guitarreadas. En cambio, no le gusta nada Cabo Polonio.

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"Con el nuevo disco maduré y llegué a mis metas", dice Federico Lima.

FEDERICO LIMADANIELA BLUTH

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