LEONEL GARCÍA
Chris Namus era la figura más carismática y convocante, y se cree que su estrella puede apagarse. Hay bronca en el ambiente por cómo manejó el conflicto.
En este rincón, acusaciones de haber sido calumniada, amenazada, descuidada y ser víctima de un contrato leonino. En la otra esquina, demandas legales por rotura del vínculo contractual, y más acusaciones de mentirosa y desagradecida. Más que una pelea, el affaire que rodea a Chris Namus se ha convertido en un culebrón. El 6 de abril, el "Bombón asesino" remitió un comunicado en el que se demostraba decidida a dar un "KO a la injusticia y a la corrupción" en el boxeo, y una semana después precisaba que se refería a su situación personal con sus representantes Juan María Vanrell y Sebastián Amaya. Pero dentro del ambiente de ese deporte en Uruguay -situaciones judiciales al margen- las tarjetas indican que esta joven de 21 años, lejos de vencer su combate por la vía rápida, está perdiendo por puntos; por muchos puntos.
"El box aquí es una olla de grillos. Todos, entrenadores, deportistas, promotores, dirigentes, están peleados con todos y hablan mal de todos", dice Enrique Abellá, editor del website especializado boxeouruguayo.com. Pero aún en ese escenario hay lugar para las unanimidades. Todos sostienen que Namus es la mayor figura del boxeo en el país. Todos destacan sus aptitudes y reconocen su carisma. Todos estaban seguros que la pelea que iba a realizarse el 16 de mayo ante la colombiana Liliana Palmera hubiera sido casi un trámite, y que Uruguay tendría por primera vez un título mundial. Y, con mayor o menor grado de dureza, todos desaprueban la actitud que tomó. La única excepción fue la del pugilista Caril Herrera, quien la apoyó sin reparos.
Más allá de Vanrell, Amaya, Namus y su nuevo representante Sebastián Revetria, el "culebrón Chris" no dejó a nadie ajeno en el mundo del boxeo. "En el ambiente, hay una sensación generalizada que ella los defraudó", señala Abellá. En la página de entrada de ese website, la figura de Namus -en guardia y con el cinturón de campeona mundial juvenil superligero- domina la de otros 22 pugilistas. Ese privilegio no se debe sólo a una cara bonita. Ella había traído sponsors, respaldo oficial en cantidades inéditas y un público que hasta entonces le huía a los rings. Era (¿es?, ¿seguirá siendo?) la figura más convocante y el mayor sustento del boxeo uruguayo. "Esto ha sido un golpe muy duro", reconoce Héctor Massiotti, secretario general de la Comisión Nacional de Boxeo.
LÍos de familia. A ritmo de cumbia y reggaeton, unos 50 niños, jóvenes y adultos de entre 12 y 40 años inician el calentamiento en el Boxing Club de Las Piedras. A su cargo está Washington Fagúndez, entrenador, asesor técnico de la Federación Uruguaya de Boxeo e integrante del programa gubernamental "Knock-out a las drogas". Y está que trina con Chris.
"Ella se equivocó feo. Cuando habló de corrupción en el boxeo, yo me sentí afectado. Con lo que pasó se destruyó una familia, la del boxeo. Ella es una excelente boxeadora y se había ganado a la gente. Ella levantó una pirámide y ella misma la tiró abajo. A mí me afectó mucho. ¿Los boxeadores? No sé si ella tomó conciencia que iba a pelear por un título del mundo. Hay cientos que se matarían por una oportunidad así y no entienden qué fue lo que pasó. Piensan que era un referente para todos los chicos y las chicas, los traicionó". Luego remata: "De cualquier manera, si ella estaba desconforme con sus managers, ¡una vez con el título del mundo los hubiera mandado a cagar a todos!".
La bronca con la decisión de Namus se traduce en distintas sensaciones, y una de ellas refiere a la oportunidad perdida de un título. Se teme que una suspensión de una pelea por el título mundial genera la idea de que Uruguay no es una plaza seria para el boxeo, además de poco atractiva. Se tiembla con la idea de tener más dificultad para acceder a sponsors, ya que ningún otro pugilista tiene el magnetismo del "Bombón asesino". Se lamenta que se cierren las puertas que se podían abrir para el deporte nacional por tener una campeona mundial. Varias fuentes consultadas coincidieron en que el "tren pasa solo una vez", la misma frase que utilizara el presidente Tabaré Vázquez para referirse al TLC con Estados Unidos tres años atrás. Justamente en el gobierno, que puso dinero y esfuerzos en impulsar el boxeo, también hay un gran disgusto con la actitud de Namus, según publicó El País el pasado miércoles.
Fagúndez trabaja con Amaya y Vanrell. Pero otro entrenador, Juan Carlos Montiel, del Colón Boxing Club, no tiene una relación directa con ellos y también expresa su disgusto. "Esto no es nuevo para esta piba. Ella estaba con (el entrenador) Antonio Canedo y se fue con Amaya y Vanrell. Ahora apareció este otro (Revetria). Y tal vez venga otro en un futuro y pase lo mismo. Namús no tuvo una buena actitud; la gente que actúa de esa manera dura poco".
Por separado, varias fuentes hablaron de "códigos que se rompieron". Pero esos códigos no están escritos, son difusos y de muy difícil explicación. Sí hay otros aspectos muy concretos de este culebrón que generaron bronca. Uno de ellos es cuando Namus, en su comunicado del 6 de abril, dijo actuar "por el bien de todos los boxeadores de Uruguay y del mundo"; otro, sus dichos en la conferencia de prensa siguiente al quejarse de tener que caminar "ocho cuadras, cargando un bolso, para tomar el ómnibus e ir a entrenar".
El promotor Sergio Márquez es la competencia de Vanrell en Uruguay y trabaja con 12 profesionales, entre ellos Noé González, Cristian Faccio, Jorge Rodríguez y Cecilia Comunales. Su opinión no escapa a la sensación generalizada. "Sus declaraciones referidas a los boxeadores uruguayos y del mundo nos cayeron mal. Decir eso me pareció ridículo. Yo no sé si toda esta situación perjudica al boxeo uruguayo pero no le hace nada bien toda esta situación mediática. Los deportistas de verdad se tienen que hacer famosos por sus logros y no por sus líos".
Cristian "El Terrible" Faccio, un supergallo de 26 años que perdió por knock out técnico el título mundial ante el entonces campeón Hozumi Hasewata en junio del año pasado, pelea por tener una nueva consagración. Para él, Namus se equivocó al hablar de corrupción en general por su caso en particular -"nos metió a todos en la misma bolsa"-, al perder la chance de ser campeona -"pila de compañeros se matan por una chance como esa y ella se tira para atrás"-, y al quejarse de lo que caminaba para tomar el ómnibus -"yo hice toda mi carrera como amateur trabajando en (la citrícola) Caputto, y por años hice 10 kilómetros en bicicleta para ir a entrenar"-. Hoy Faccio se dedica sólo al boxeo, algo que no es una constante en Uruguay pese a ser profesional.
Faccio trabaja con Márquez, pero en sus inicios como profesional lo había hecho con Vanrell. Según cuenta, tuvo "alguna diferencia" con este último, quien lo dejó libre. Solucionar los problemas particulares manteniendo bajo perfil, coinciden varias fuentes, es algo muy valorado en el ambiente. Y en el caso de Namús, abundaba lo mediático.
Corrupción. Elpidio Mancilla fue campeón nacional supermediano, entre otros logros, y hoy es entrenador. También rechaza el circo creado y la acción "por el bien de todos los boxeadores" nacionales e internacionales, algo que, sostiene, no le corresponde. Piensa que la situación no facilitará en nada el desarrollo de la disciplina, y no sabe qué pasará de ahora en más con la realización de eventos de magnitud y el acceso a sponsors. Sin embargo, enfatiza que está de acuerdo con que defienda sus derechos. "Por años yo fui víctima de empresarios buitres", asegura, añadiendo que se sintió desprotegido por "directivos lamentables".
Abellá, quien de alguna manera se muestra comprensivo con la actitud de Namus, cree que puede salir algo bueno de todo esto. "Los empresarios deben darse cuenta que deben proteger más al boxeador, buscar más sponsors y más apoyo del gobierno. Que haya un profesionalismo con mayúsculas", dice, más que nada como expresión de deseo.
A la hora de hablar de corrupción en el boxeo, los protagonistas levantan la guardia. Mancilla dice que "siempre hubo"; Faccio asegura no haberla visto, "pero eso no quiere decir que no haya"; Massiotti asegura que "puede existir ese flagelo en el boxeo como en cualquier lado" y asegura que de constatarlo "lo denunciaría de inmediato"; Montiel no se imagina cómo podría estar reflejada, "cuando en el medio somos diez gatos locos". Sin embargo, se conocen historias de récords amañados, pagos "extra" para ir a menos y "paquetes" prontos a derrumbarse al primer simulacro de piñazo para mejorar la carrera de algún pugilista promisorio.
Robert Leiva, entrenador en el Palermo Boxing Club, no le guarda rencor a Namus y ve bárbaro que defienda su bolsillo. Aún así, sin saber quién tiene la razón en el tema, sostiene que ella se cerró puertas, que debería haber sido más precisa a la hora de apelar a la palabra corrupción, y que "la gente puede quedar desencantada del boxeo". Y que todo el episodio gira en torno a una cuestión: plata.
Leiva apunta hacia lo que para el ambiente es la clave: está el convencimiento generalizado que lo que motivó a Namus a hacer la denuncia es que le pareció insuficiente lo que iba a cobrar por el título mundial, unos 15.000 dólares (cifra unánimemente considerada como muy alta para el medio), ya sea por "manija" de su entorno o por convicción. "Fue muy ligera en alguna de sus apreciaciones. ¿Qué habrá querido decir con corrupción? Que no le pagaron algo que quería. Yo creo que confunde un poco los términos. Para mucha gente, un acto de corrupción es que el novio haya sido contratado por Antel", dice una de las fuentes bajo reserva. "Tipos como Vanrell o Márquez siempre dicen `hay una oportunidad en tal lado por esta guita, ¿te sirve?` Y si te viene bien, vamo` arriba. Si el promotor se lleva más plata, es problema de él", señala Fagúndez. Una repetida verdad de perogrullo es que los empresarios, lejos de hacer filantropía, también buscan sus buenas ganancias. Al mismo tiempo, los responsables aseguran que las buenas bolsas en el boxeo están lejos de Uruguay, y que todo lo que se haga aquí debe ser un trampolín para buscar suerte en el extranjero.
Márquez es optimista y cree que lo sucedido no afectará al deporte en el futuro gracias a nuevas figuras. Montiel opina que el golpe mayor es para aquellos que conocían sólo el nombre Chris Namus en el boxeo. Sin embargo, una sensación extendida es que fue el ambiente boxístico el que recibió el golpe de knock-out y que no será fácil levantarse. Nadie quiere ponerle la lápida a la carrera de la joven, pero todos señalan que su actitud hizo que su estrella se esté apagando.
En Las Piedras, Stefani Bizquiazo continúa su entrenamiento. Tiene 18 años, pesa 51 kilos, 1,60 metros de altura y está invicta en cuatro peleas profesionales. Delgada, pelo oscuro recogido en cola y ojos vivaces, parece una Chris Namus en miniatura. "Yo jamás hubiera desperdiciado una chance como la que tuvo ella, mi situación económica me lo obliga". Stefani vive con sus padres en un asentamiento en Las Piedras y no sería difícil que tuviera una chance. En su categoría, gallo, hay solo 42 boxeadoras en el mundo. Sobre el tema Namus, ella sí tiene algo diferente para decir: "Chris es mi ídola, me fascina su técnica y su forma de ser. Ella perdió una oportunidad. Pero no le tengo bronca".
El lamento por la oportunidad perdida
En estos días, la Comisión Nacional de Boxeo decide el futuro deportivo de Chris Namus luego que sus ex representantes, Amaya y Vanrell, pidieron su inhabilitación. Estos últimos también la demandaron civilmente por "difamación e injurias". Paralelamente, el deporte uruguayo ve cómo se aleja una posibilidad de un título mundial.
Si el boxeo profesional es una "olla de grillos", los protagonistas no se escapan a los cuestionamientos. Para todos hay un "pero", incluso para los más destacados según las distintas fuentes consultadas. Que Noé González ya hizo lo más destacado de su carrera en Argentina y tiene problemas con la vista; que a Cristian Faccio lo "apuraron" para pelear por el título y en dos rounds estaba caído; que Rafael Sosa Pintos no tiene una gran pegada; que Caril Herrera (quien precedió a Namús en romper con Vanrell y Amaya, a quienes también cuestionó con dureza, para irse con Sebastián Revetria), tiene problemas para dar el peso... Pero ninguna de las fuentes consultadas tenía ninguna objeción sobre Namús arriba del ring.
Y la confianza era total. Su rival en la frustrada pelea del 16 de mayo, la colombiana Liliana Palmera, no peleaba desde el 5 de diciembre. Su récord era de 17 victorias, 6 derrotas y dos empates (Namús está invicta en nueve combates). Según el sitio especializado boxrec.com, cada vez que la colombiana se enfrentó a una rival con un récord aunque sea medianamente potable (con más triunfos que derrotas), perdía. Casi todos los knock-outs de Palmera habían sido ante debutantes. "Era subirse y ponerse el cinturón", señala Washington Fagúndez, entrenador pedrense.
"Una figura carismática trae más gente al boxeo, permite organizar más peleas, abre más puertas, atrae más sponsors. Y más todavía un título mundial", dice Enrique Abellá, de boxeouruguayo.com. Un sueño dorado en un ambiente que sigue recordando la gran pelea de Dogomar Martínez con Archie Moore (que fue una derrota), la medalla de bronce de Washington "Cuerito" Rodríguez en los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, o una larga lista de "pudieron ser" que incluyó a Alfredo Evangelista o José María Flores Burlón.
La cifra
54 mil Contrato en dólares de Namús con Ancel, la telefonía celular estatal, por un plazo de dos años. Aún se mantendría vigente.
El precario mundo profesional
El mundo del boxeo profesional uruguayo es muy reducido. Y no se sabe cuánto. El propio Héctor Massiotti, secretario general de la Comisión Nacional de Boxeo, entidad que rige a los pugilistas rentados, reconoce que no sabe cuántos hay. "Es que hay gente que aún figura como activa y ya no pelea. Habrá 15 o 20 en todas las categorías, no es nada", dice.
Enrique Abellá tiene en su sitio boxeouruguayo.com un listado más actualizado, pero en el que aún figura como activo Elpidio Mancilla. En total, no llegan a 30 los rentados en nuestro país.
Como ocurre en el resto del mundo, la gran mayoría de los boxeadores uruguayos proviene de hogares muy humildes y tienen escasa escolarización (en eso, Chris Namús también es distinta). El boxeo es una forma de abrirse camino en la vida a los piñazos, pero vivir del deporte en este país es una utopía. El promotor Sergio Márquez, que trabaja sobre todo en Salto y Paysandú, les da una mensualidad a quienes trabajan con él "para que puedan dedicarse 100% a entrenar y pelearse". Asegura que consigue el dinero a través de sponsors y no dice a cuánto asciende esa mensualidad (otras fuentes la ubican en el entorno de los siete mil pesos), pero reconoce que es solo una ayuda. Auto y casa, carencias de las que se quejó Namús en estos días, son prácticamente inalcanzables.
Vivir solo para el boxeo, por más profesionalismo del que se hable, es una excepción y no la regla. Mancilla dice que, entre los boxeadores que están con él, Jorge "Rata" Gómez trabaja en mantenimiento de casas, Javier "Mono" Morales en Alumbrado de la Intendencia y Alejandro Lima en un gimnasio de Pocitos.
El mínimo que un boxeador gana es 1.000 pesos por round pactado, de los cuales se tiene que deducir un 25% para el entrenador y otro tanto para el manager (esto último lo convienen las partes). Una velada profesional pequeña -cuatro combates, sin títulos en juego y totalmente criolla- puede salir entre 60.000 y 80.000 pesos. Otra, en la que esté incluido un título latino, puede llegar a costar US$ 30.000. Todas cifras muy menores en el ambiente del boxeo mundial, y más alimento para los que sostienen que el que quiera vivir de este deporte, que piense en emigrar. Y otro argumento (más dudoso) para los que sostienen que con estos montos es difícil que se fomente la corrupción.
El pequeño tamaño, el poco dinero y lo precario del profesionalismo son algunas de las causas por las cuales Uruguay no es una plaza atractiva para el boxeo ni una cuna de campeones. Hacer kilómetros en bicicleta para ir a entrenar o cumplir horarios en otro empleo se sienten a la hora de enfrentarse a pugilistas, campeones o no, muy bien preparados de otros países. Y eso repercute también en el mercado interno. El listado de boxeouruguayo.com es rico en deportistas con muchas más derrotas que victorias. El entorno muchas veces los puede; en marzo, uno de los profesionales fue a parar a la cárcel de Las Rosas, en Maldonado, por proxenetismo.