MARTÍN FABLET
En algunas guías turísticas del hemisferio norte suelen advertir a los viajantes sobre la existencia en baños de un extraño artefacto, generalmente de color blanco, que se utiliza para higienizar los genitales y el ano. Su nombre es Bidé o Bidet, caballito en francés en alusión a la postura (a horcajadas) que uno adopta al momento de usarlo.
La historia del bidé se remonta a 1710, cuando en Francia las costumbres higiénicas indicaban que era propio limpiarse una vez a la semana y no más. También se utilizaba con fines anticonceptivos, no siendo del todo efectivo.
Este accesorio es rarísimo hasta de encontrar en la mayoría de los hoteles 5 estrellas de Estados Unidos, lo que constituye un inconveniente para aquellos pasajeros que gustan de higienizarse como Dios manda.
Tan es así, que en el film de los hermanos Farrelly, Tonto y Retonto, Jim Carrey confunde el bidé con bebedero. Es realmente difícil encontrar un bidé en hogares norteamericanos. (A pesar de ser los Estados Unidos un importante exportador de bidés).
En algunos países de Europa, Asia y especialmente en Japón, el bidé es considerado tan importante como el lavatorio o el inodoro. Los japoneses tiene bidés muy sofisticados, con controles digitales de potencia en la ducha, dirección, temperatura del agua y bordes.
Muchas enfermedades en adultos están estrechamente vinculadas con las funciones gastrointestinales y genitourinarias, como estreñimiento, hemorroides, cáncer gastrointestinal, prostatitis, vaginitis, infecciones del tracto urinario y variados problemas ginecológicos.
Según el doctor Morita Genzo, quien dice ser experto en longevidad y fanático del bidé, muchas de estas enfermedades podrían evitarse adquiriendo el hábito de la limpieza con agua en el área genito-anal.
Otras bibliotecas entienden que el uso del bidé no es tan saludable. Para la inflamación de la vejiga urinaria o de la uretra, mejor conocida como cistitis, no se recomienda su uso, sino más bien la ducha.
Al parecer la presión del agua hace que suban las bacterias en lugar de bajar. También depende mucho de la calidad del agua. Algunos ginecólogos sostienen que los órganos sexuales de las mujeres son muy delicados y a pesar de ser internos, en su exterior y en la entrada de la vagina son propensos a sufrir infecciones y alteraciones en su flora.
Mas allá de esta discusión, algo bizantina, hay un bien supremo que no se está sabiendo tutelar. Se habla de salud e higiene pero del olor a ano nadie se pronuncia. Lamentablemente es una fragancia muy difícil de camuflar. La única solución para ello es en una correcta higiene, tanto sea a través del bidé, salpicado, o posterior baño (otros procedimientos no son efectivos).
En México se conoce muy poco el bidé y sus aplicaciones. Básicamente está limitado a un estrato alto de la población. Principalmente porque los bidés de cerámica necesitan de una instalación que requiere la intervención de un sanitario idóneo. Todo esto se traduce en una pequeña obra y sus correspondientes costos.
Teniendo en cuenta esta preocupación (nada menor), la empresa Triennium, ofrece su VidaBidet (VB-100). Es un dispositivo que se instala fácilmente en su WC, permitiendo la higiene genito-anal a través de un chorro direccional. Es muy económico, su precio en el DF es de unos 75 dólares. No requiere de trabajos de plomería, no utiliza baterías ni energía eléctrica. Su watercloset quedará muy lindo con el accesorio, además de brindar un servicio útil e higiénico. Si le interesa comercializar este producto contáctese con https://www.vidabidet.com/distribuidores, quien le diga que no haga una moneda limpiando colitas.