EL MERCURIO | NATALIA NÚÑEZ.
La pequeña Gracia, de 7 años, odia ir al dentista. Para recompensarla por su valentía, se le ofrece que elija un premio. ¿La respuesta? Que la dejen usar la laptop de la hermana mayor. "¿Puedo comer mi hamburguesa, mientras uso la computadora y prendo la tele?", pregunta. Acto seguido se pone a escuchar Beyonce en iTunes, a revisar su perfil en Facebook, a activar un juego de dinosaurios, mientras la televisión sigue encendida. En total, tiene tres ventanas abiertas en la pantalla del notebook, Disney Channel sintonizado y comida rápida entre sus manos.
En un par de años más, Gracia será parte de la llamada iGeneration, es decir, todos aquellos niños que nacieron a fines de los `90 y a partir del año 2000 y que tienen la asombrosa capacidad del multitasking, o sea, de hacer cinco, seis e incluso nueve tareas al mismo tiempo, sin perder la concentración. Conexión total las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Estamos hablando de chicos que son fruto de los iPhone, los iPod, los iPad, los Wii, el iTunes y todo aquello que tenga la letra "i" como protagonista. "I" de individuo, "i" de "yo" en inglés. Tecnologías que fueron concebidas a la medida del consumidor y que están cambiando, claramente, el modo en que los niños piensan y lo que esperan del mundo.
El doctor estadounidense Larry D. Rosen, psicólogo y académico de la Universidad de California, acuñó el concepto iGeneration y estudió la influencia de las herramientas tecnológicas en niños y adolescentes durante 25 años. Lanzó en Estados Unidos su libro titulado Rewired: understanding the iGeneration and the way they learn, donde aborda esta tendencia. En entrevista con el diario El Mercurio, Rosen plantea una analogía de cómo la brecha generacional se profundizó. "Tomemos el caso de una niña de 14 años con su mamá de 40. La diferencia entre ambas radica en que la madre usa la tecnología como una herramienta para conseguir algo. Se mete a la red para ver su correo electrónico y esa es su meta. Busca la dirección de algún lugar o para revisar el clima, el supermercado o recetas. Luego tienes a su hija, conectada las 24 horas, quien no piensa en la tecnología como herramienta, la ve como su vida, como el aire: no pensamos en el aire que respiramos y ella no piensa en la tecnología que usa; es parte de ella".
tres mil mensajes. Uno de los rasgos de la iGeneration es que concibe la tecnología como una extensión de ella misma. Los chicos sienten, socializan y se inundan de información. No pueden dejar de usarlas ni dejarlas fuera de clases. Ni hablar de controles parentales: se ingenian sí o sí para acceder a todo lo que les apetezca, dice el doctor Rosen. "Con esos `candados virtuales` lo único que estarás diciendo es que no confías en tu hijo. Y la confianza es clave. Vas a confiar en que se porte bien y él va a confiar en que no vas a espiarle".
Los niños de la iGeneration ven poca televisión, y si lo hacen, es a través del streaming que les da internet. Quieren todo a tiro y la palabra paciencia no existe para ellos. Tienen menos conciencia de lo privado. Casi no se comunican "cara a cara" y prácticamente no usan teléfono fijo. Mandan miles de mensajes de texto al mes. Están recibiendo más información que cualquier otra generación. "El año pasado, durante un huracán en Virginia, hubo un apagón de 4 horas. Mis estudiantes me mandaban mensajes preguntándome cómo estaba. Les respondía que todo bien, pero que no me mandaran más mensajes porque no podía cargar mi celular y quería conservarlo operativo, y lo que hacían era mandarme otro mensaje; simplemente, no podían dejar de hacerlo". Lo que el doctor Rosen describe se llama texting, otra práctica característica de la iGeneration. "Son adolescentes que mandan, en promedio, 3.000 mensajes al mes".
Mediante el texting, los jóvenes no sólo encontraron una nueva forma de comunicarse, sino que desarrollaron un lenguaje lleno de palabras cortas y símbolos. Rosen apunta: "Hay investigación que muestra que el solo hecho de escribir, no importa como, no daña la escritura sino que ayuda a desarrollar un nuevo tipo. Incluso algunos estudios revelan que esa práctica contribuye a una mejor expresión al momento de redactar un ensayo. Sorprende, pero es verdad".
En aulas. El doctor Rosen se define como un admirador de la iGeneración, y desestima las críticas que se realizan, como que tiene menos habilidades sociales, vocabulario limitado y menos capacidad crítica. Al contrario, afirma que esos adolescentes están socializando, comunicándose y leyendo más que nunca, y adquiriendo capacidades que otras generaciones antes no tenían. Todo de modo diferente. "Tenemos la oportunidad de expandir las mentes de los niños, y eso debemos lograrlo".
Otra crítica es que al querer resultados de inmediato, no han sido capaces de desarrollar valores como la paciencia o la tolerancia a la frustración. "Ese es el mundo que hemos creado los adultos y les hemos entregado, y no tiene que ver con esta generación. Recomiendo que los papás hablen con sus hijos y les enseñen la distinción entre la inmediatez que nos da la tecnología y los tiempos que transcurren en la vida real".
El experto dice que los niños también necesitan aprender que el hecho de estar "detrás de la pantalla" no significa que puedan decir cosas hirientes. "Los padres tienen que enseñarles que las relaciones, incluso aquellas en línea, son con personas reales que tienen sentimientos reales".
-¿Qué impactos positivo y negativo tienen las tecnologías en niños?
-Hay mucha más conexión de niño a niño, son capaces de hablar más electrónicamente y buscar información de manera más fácil. Están capacitados para vivir una vida muy rica en términos de escritos, investigaciones, búsquedas, porque es lo que internet permite hacer. Pero también hay aspectos negativos, uno de los cuales -y del que se habla mucho- es que internet crea adicción. El problema es que no siempre le asignamos porciones de tiempo al uso de la tecnología, al igual como existe un tiempo para hacer tareas, hablar con los papás y tener suficientes horas de sueño. Pero creo, que sumando, hay más aspectos positivos.
Conectados las 24 horas
El doctor Larry Rosen asegura que los hábitos de consumo de la iGeneration favorecerán la aparición de nuevas técnicas educativas. "Una sugerencia para los profesores es que den trabajos en que se necesite usar internet. Eso le aporta al docente nuevas posibilidades para enseñar a sintetizar información y entenderla más profundamente, porque los alumnos ya hicieron el trabajo inicial de leer el contenido y revisarlo en vez de tener que escuchar una clase expositiva sobre ese mismo contenido".
También recomienda que los alumnos construyan sus propias páginas o creen redes sociales para debatir la información que aprenden.
Rosen lo ve claramente: "Es una generación completamente nueva que los profesores todavía no terminan de entender. Aún tenemos problemas para averiguar cómo educarla. Hablamos de una generación conectada en línea, entonces no podemos pedirle que haga una sola cosa a la vez; es decir, que ellos estén sentados escuchando. Los educadores tienen que darse cuenta de que estos niños realmente necesitan ejercer el multitasking. De otro modo, se morirán de aburrimiento".