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Consejos para padres: mi hijo se volvió vegetariano

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vegetarianismo, dieta, alimentación

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La adolescencia es una etapa de riesgo en la aparición de trastornos alimenticios, por lo que se recomienda a los adultos prestar atención: a veces restringir productos puede ser la excusa para comer menos.

Hace un mes Martina (17) tomó la decisión de hacerse vegetariana. Argumenta que en parte es por la sensibilización que despierta en ella "la violencia hacia los animales", pero que también es por la contaminación que provoca la industria alimentaria.

Por el momento, la dieta que lleva es ovolactovegetariana: no come carne ni derivados, pero sí consume huevos y lácteos. De todas maneras, sostiene que en un tiempo quisiera intentar eliminarlos de su dieta, ya que considera que el consumo masivo de estos derivados animales también forma parte de esa cadena de violencia.

"Mi familia me apoya, pero les importa mucho que lo haga con cuidado, que sustituya bien la carne para tener una alimentación completa", dice Martina. Y efectivamente, lo primero que hicieron sus padres cuando supieron del cambio que su hija tenía decidido hacer, fue levantar el teléfono y pedir un turno con un nutricionista.

La especialista que la atendió le indicó cómo debía hacer para obtener las proteínas que brinda la carne, pero de otros alimentos, y puntualizó determinadas cuestiones que tenía que modificar en su dieta para lograr ese objetivo. "Me dio ejemplos de almuerzos, desayunos y meriendas que tengo que comer y cómo tengo que cocinarlos", cuenta esta adolescente, quien deja ver que para ella se trata de un cambio que hay que transitar con responsabilidad y no es un mero capricho: "Creo que la solución a dejar la carne no es solamente comer todo igual a lo que comíamos antes pero sin carne. Al eliminarla de nuestra alimentación estamos eliminando también un montón de nutrientes".

Ana (16) transita desde hace dos años el mismo camino. Es ovolactovegetariana y también la motivó "el tema del horrible trato a los animales, como si fueran propiedad del ser humano".

En su familia también la apoyan, incluso una de sus hermanas es vegetariana. Pero a su madre, por ejemplo, "que es la que cocina, le molestó un poco tener que cambiar las comidas", cuenta. Y reconoce que hay algunos que aunque la respetan, "piensan que es una decisión sin sentido o que no aporta mucho".

Fue a una nutricionista tiempo después de comenzar su dieta y cuenta que la profesional le dio "una lista de alimentos más amplia" que la que ella manejaba para comer y le dio algunos "consejos" o "cosas básicas a hacer".

Estar alerta

La licenciada en Nutrición Magdalena Balboa dijo a Domingo que en primer lugar hay que tener en cuenta que, según la Asociación Americana de Dietética, las dietas vegetarianas correctamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención y en el tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas, siempre que sean bien pensadas, no son consideradas inapropiadas para ninguna etapa de la vida, asegura la experta.

Lo que sí recomienda Balboa es no pasar por alto algunas conductas que pueden estar detrás del hecho de querer dejar de consumir carne: "Es necesario hacer referencia a la relación entre el vegetarianismo y los trastornos de la conducta alimentaria. Sabemos que la adolescencia es una época de riesgo en la aparición de este tipo de trastornos y a veces el vegetarianismo puede ser la excusa para comer menos o restringir mucho la alimentación intentando ocultar, por ejemplo, una anorexia nerviosa".

La nutricionista resalta que "es importante que los padres estén alerta a este tipo de señales".

Las calorías vacías

La adolescencia es una época de gran demanda energética, pero que las necesidades de alimentos nutritivos "puede ser cubierta sin problemas por una alimentación vegetariana", sostiene Balboa.

Por eso recomienda a los padres procurar que esa alta demanda de nutrientes "sea cubierta por alimentos saludables y no por calorías vacías". Es decir, más fruta, verdura, legumbres, alimentos sin conservantes y menos productos procesados.

Exámenes médicos

Los nutricionistas aconsejan que antes de iniciar un cambio en la alimentación la persona se realice un chequeo completo "para descartar alguna enfermedad o carencia nutricional previa" y así "evitar que posteriormente, se responsabilice a la dieta vegetariana de esta situación", señala Balboa.

"Es recomendable consultar con un licenciado en Nutrición para crear un plan de Alimentación según las necesidades nutricionales del niño o adolescente en las diferentes etapas de su desarrollo", agrega la profesional.

Pero indica también, para tranquilidad de los padres, que "los individuos que son vegetarianos desde nacimiento, de adultos presentan una estatura, un peso y un índice de masa corporal (IMC) similares a los de aquellos que se hicieron vegetarianos en etapas posteriores de su vida, lo cual sugiere que durante la infancia y la niñez las dietas vegetarianas bien planificadas no afectan a la estatura o al peso finales del adulto".

Mirando el lado positivo, señala, los niños y adolescentes vegetarianos tienen una ingesta inferior de colesterol, de grasa saturada y grasa total, y una ingesta superior de frutas, verduras y fibra que los no vegetarianos.

Pero si la dieta no está adecuadamente planificada y es restrictiva pueden llegar a manifestarse déficit de energía.

Citando a la Asociación Americana de Dietética, la nutricionista destaca que la ingesta media de proteína de los niños vegetarianos (ovolacto, veganos y macrobióticos) generalmente cubre o excede las recomendaciones. Balboa aclara que aunque "la mayoría de las dietas vegetarianas contiene cantidades adecuadas de proteínas", en aquellas que son "muy restrictivas, con ingestas energéticas deficientes, las proteínas se usan como fuente energética, por lo que los aminoácidos no están disponibles para la síntesis proteica. Es en este caso cuando puede presentarse un retraso en el crecimiento, al que puede contribuir un déficit proteico, a pesar de consumir cantidades de proteína superiores a las recomendadas".

La vitamina B12

Una de las mayores preocupaciones ante una dieta vegetariana es la deficiencia de vitamina B12, "ya que se encuentra presente de forma natural únicamente en los productos animales, como la carne, el pescado, los productos lácteos y los huevos", afirma Balboa.

La nutricionista explica que la vitamina B12 es conocida como "la vitamina de la energía" y el cuerpo la necesita para una variedad de funciones vitales. Entre ellas, la de la producción de energía, la formación de la sangre, la síntesis del ADN y la salud reproductiva".

Además de realizarse los estudios médicos que correspondan en cada caso, los padres deben estar atentos a determinadas señales que podrían indicar una deficiencia de esta vitamina: "Los síntomas y signos de la deficiencia de vitamina B12 son debilidad, fatiga, anemia". Se aconseja consultar al nutricionista sobre la necesidad de tomar un suplemento de la misma.

TESTIMONIO

"Desde chica supe que quería serlo"

En los 90 Noelia tenía 10 años y escuchó hablar de vegetarianismo. Empezó a preguntar y los datos que surgían, sumados a su amor por los animales, comenzaron a reforzar la idea de dejar de comer carne.
"Desde chica supe que quería ser vegetariana", cuenta. Pero sintió que por un "capricho", su madre no iba a cocinarle aparte, por el trabajo y el gasto que eso suponía. Es por eso que en aquellos años hacerse vegetariana le pareció algo casi imposible.
Pero cuando tenía 17 años lo hizo. Un año, un año y medio. Eso bastó para que comenzara a sentir un cansancio como nunca antes. Los exámenes médicos confirmaron que los niveles de anemia estaban en el límite de lo aceptable y entonces se dio cuenta de que estaba haciendo las cosas mal: consumía alimentos "que llenaban, pero no alimentaban".
Dio marcha atrás. Con resignación, sin ganas, pero volvió, de vez en cuando, a comer algo de carne. Actualmente hace 8 años que es vegetariana: "Más o menos cada un año me hago exámenes completos para quedarme tranquila, voy al nutricionista, intento informarme, leo sobre las propiedades de cada alimento y cocino mucho. Considero que ahora sí, llevo una alimentación consciente y responsable", reconoce.

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