En los cuatro años que pasaron desde que el primer reality show de Paris Hilton fuera cancelado, un presidente negro fue electo, los mercados financieros tambalearon en la cornisa del colapso, bioingenieros crearon una célula sintética autorreplicable y revueltas civiles barrieron a lo largo del mundo árabe. Pero Hilton no cambió un ápice, ni siquiera el largo o el tono de su teñido pelo rubio. El mundo según Paris (The World According to Paris), que comenzó la noche del miércoles en el canal Oxygen de Estados Unidos, es, por lo tanto, uno pequeño.
La cámara la sigue mientras ella conduce por Los Ángeles en un convertible Bentley de color rosado-Barbie. Ella compra. Ella va a bailar a boliches con sus amigas, quienes para esta serie al menos incluyen a Brooke Mueller, exmujer de Charlie Sheen. Ella visita a su madre, Kathy Hilton. Ella lleva a su asistente consigo para hacer el servicio comunitario mandatado por la Corte, pintando sobre graffitis mientras viste tacos Louboutin.
Pero no hay presunciones tramposas en esta narrativa: es la historia de un pez en el agua. Hilton es una mujer atractiva con un probado talento para el marketing y la autopromoción, pese a que como heroína de un reality show se parece más a un walkman de Sony en la era del iPod, una Friendster en la era de Facebook.
Esto es, después de todo, un reality show acerca de una exestrella de reality shows. Hubo un tiempo, hace bastante, en las oscuras épocas previas a The Hills, Keeping Up With The Kardashians y Jersey Shore, cuando Hilton era famosa por más que ser famosa.
Junto con su alguna vez amiga Nicole Richie, Hilton tuvo su serie éxito en Fox que se llamaba The Simple Life, una versión en reality de Green Acres que sacó de la nada a estas dos personalidades de la alta sociedad desde Beverly Hills y las puso en el rural estado de Arkansas para hacer tareas de granja. El estreno en 2003 tuvo unos trece millones de espectadores, mucho más que los 9,6 millones que miraron el primer capítulo de Glee en Fox o los 8,4 millones que vieron el estreno de la tercera temporada de Jersey Shore, el show de la cadena MTV que tiene el más alto rating y que ocupa un enorme espacio en la cultura popular.
The Simple Life duró cinco temporadas (las dos últimas en E!), pero el nicho de celebridades en el que Hilton fue pionera -boliches, zapatos de diseñador, videos porno y arrestos por conducir ebria- fue secuestrado por miembros de la especie más evolucionados. Lindsay Lohan se mofa aún más de la ley y Kim Kardashian tiene un video sexual más vigoroso. Hasta el blogger chimentero Perez Hilton tiene un nombre más chistoso.
Ella no perdió su toque. "¿Voy a estar trabajando con, tipo, convictos y, tipo, presos?", le preguntó a su asistente, quien la lleva a limpiar graffitis en barrios pobres. "Mmmm, no sé. Puede ser", le responde éste. Hilton destella una pequeña sonrisa. "Buenísimo".
Muchos de sus pares dejaron ese pasado atrás. En cambio Hilton, de 30 años, tiene un chihuahua como mascota y un novio, Cy Waits, empresario de la noche en Las Vegas que lagrimea cuando se entera de que ella se manda mensajes de texto con un exnovio. La blonda apenas se lamenta. "No es mi culpa si la gente está todavía obsesionada conmigo", explica.
Tiene acosadores. Aparenta tener muchos novios, actuales y del pasado. Los paparazzis todavía quieren su foto. Pero es difícil ver cómo puede recapturar el tipo de audiencia que disfrutaba en su apogeo.
Hilton fue una genia como autoinvención. Pero en El mundo según Paris, al menos, todavía no muestra ninguna facilidad para su reinvención.
El reality show El mundo según Paris se estrenó la semana pasada en Estados Unidos.