Botox: seguro y con buenos resultados

DR. PABLO PERA PIROTTO

Todos los días se habla en los medios sobre si tal o cual actriz o cantante se ha hecho botox para mejorar su aspecto. No cabe duda la popularidad que este tratamiento estético ha adquirido en los últimos años, lo que lo ha llevado a ser el que más se realiza en el mundo, por encima de la lipoaspiración, los peelings o los rellenos de arrugas faciales. Pero, a pesar de tratarse de un término de uso común, pocas personas saben a ciencia cierta de qué se trata y cómo actúa.

En primer lugar debe mencionarse que la sustancia es la toxina botulínica tipo A, por lo que sería entonces más correcto referirse así al tratamiento. Botox es una marca comercial de origen estadounidense, la primera en salir al mercado, que de hecho en estos momentos no se encuentra disponible en nuestro medio. Sí lo está Dysport (o Dyslor como se llama en Uruguay), de origen europeo, otra de las toxinas más utilizadas.

Pero antes de mencionar en qué casos está indicado aplicarlo, es importante comprender de qué forma actúa. Lo que hace es reducir o paralizar la acción de los músculos, evitando que se libere un neurotransmisor llamado acetilcolina. Es decir, impide que el nervio que llega a un músculo específico le dé la orden para que éste se contraiga.

Las arrugas del entrecejo, la frente y las "patas de gallo" son causadas precisamente por la contracción de músculos que se utilizan en la expresión de enojo o preocupación, asombro o sonrisa, entre otros gestos. De ahí que la indicación más frecuente de este tratamiento sea la corrección de las arrugas, sobre todo del tercio superior de la cara.

Con el paso del tiempo se han sumado otras indicaciones estéticas, como por ejemplo el mejoramiento de las cuerdas o bandas del cuello que se producen con la edad, o la correción de la sonrisa que deja al descubierto la encía. En cuanto a su aplicación, se realiza en consultorio mediante inyecciones que en general resultan muy poco dolorosas. Todo puede llevar aproximadamente unos veinte minutos y luego la persona puede continuar con sus tareas habituales. Más allá de esto, lo más importante es que sea realizado por un médico experimentado, que conozca en profundidad la anatomía de la cara y realice una minuciosa evaluación previa de cada caso en particular. En esas condiciones es un tratamiento seguro, con el que se obtienen muy buenos resultados. En relación a los riesgos de los que habla el artículo publicado en esta misma página, es bueno aclarar que se trata de un medicamento aprobado por la FDA norteamericana, del que se han aplicado millones de dosis a lo largo de muchos años, sin constatarse ninguno de los efectos referidos en esa investigación, que, por otra parte, fue realizada en ratones, y en donde no se especifica cuál fue la dosis inoculada ni el producto concreto utilizado (ya que, al parecer, no se trató de ninguna marca comercial de toxina). Por lo tanto, basándose en la experiencia e investigación médica reiteramos que se trata de una terapéutica segura con la que se obtiene muy buenos resultados en manos experimentadas.

En cuanto a su efecto, la toxina recién comienza a actuar a los dos o tres días de su aplicación, llegando al máximo en aproximadamente una semana. Esto se mantendrá durante unos seis meses como promedio. Pasado ese plazo se puede repetir su colocación, sabiendo que con las sucesivas tratamientos, es de esperar que la duración se prolongue cada vez más en el tiempo.

El costo depende directamente de la cantidad de toxina botulínica que sea necesario aplicar. En nuestro país, un tratamiento completo a nivel facial puede costar entre 300 y 450 dólares.

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