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Adolescentes vs. padres en redes: "No soy tu trofeo virtual"

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COMPORTAMIENTO

La exposición de los hijos adolescentes por parte de sus padres en redes sociales, en especial en Facebook, les genera un conflicto: su intimidad se hace pública sin su consentimiento.

En 2018 un joven italiano de 16 años denunció formalmente a su madre por publicar fotos y hacer comentarios sobre él en Facebook. Se sentía abrumado y aturdido por la intensidad de su mamá en redes sociales. La jueza a cargo del caso estableció que si la madre continuaba exponiéndolo, debía pagar 10.000 euros (algo así como 11.000 dólares) como sanción. El joven, en tanto, decidió continuar con sus estudios en el extranjero para poder alejarse de su entorno, que estaba al tanto de toda su vida y su privacidad gracias a los posteos de su mamá.

Un Tribunal de Roma estableció, entonces, que los padres pueden ser obligados por un juez a eliminar las fotografías de sus hijos de las redes sociales.

Se trata de una situación límite donde la persona no está respetando los límites de la privacidad de alguien más. Fue un joven italiano pero podría ser cualquiera en cualquier lugar; lo que está diciendo esa situación es que la privacidad se altera y se puede ver avasallada, no solo cara a cara sino también en el ámbito virtual donde las personas están hablando de terceros sin que esas personas quieran formar parte”, sostiene Roberto Balaguer, psicólogo experto en tecnología.

El caso del italiano no es el único. Una chica austríaca demandó a sus padres cuando cumplió 18 años porque encontró más de 500 imágenes suyas en las redes que consideraba eran de contenido sensible. El límite entre lo público y lo privado se ha vuelto muy difuso en tiempos de redes sociales. El tema es cuando lo privado se vuelve público sin la propia voluntad de la persona.

El vínculo de los adolescentes con las redes es intenso. Allí se construyen una imagen y una identidad que es la que eligen mostrar al mundo. “La adolescencia es una etapa compleja donde los niños se convierten lentamente en mujeres y hombres, existe una dualidad entre aún depender de los padres y no querer depender de ellos para nada. Es una época donde lo más importante es el sentimiento de pertenencia con sus pares, y el mundo adulto es algo de lo cual quieren alejarse para ir construyendo su propia realidad y poder experimentar en paz para encontrarse a sí mismos”, explica Mariana Álvez, psicóloga positiva. “Sentirse invadidos por sus padres puede resultar muy molesto. Sobre todo cuando la imagen que proyectan en el mundo adolescente puede distar de la imagen que los padres intentan transmitir” de los hijos, agrega.

Para Balaguer, la molestia por parte de los adolescentes “tiene que ver con la construcción de identidad. Las personas deciden qué mostrar y qué no mostrar en sus redes. Y en este caso, justamente los padres lo que hacen es decidir por ellos y estar mostrando cosas que de repente los jóvenes preferirían en esa etapa de la vida donde se están construyendo una identidad, elegir qué hacer y qué no hacer y no quedar sujetos a los padres”.

Los adolescentes y los niños, dice Álvez, pasan demasiado tiempo conectados. “De esta forma van generando un mundo privado completamente aparte de sus familias y las redes sociales son una herramienta poderosa e importante para ellos para transmitir su identidad, la imagen que quieren dar al mundo y sobre todo para buscar la aprobación social que necesitan para mejorar de una manera artificial su autoestima”.

Pero no se trata solo de adultos que comparten fotos de sus hijos en redes sociales, sino también de aquellos que de forma constante les comentan sus posteos, opinan e incluso hablan con sus amigos.

Cuando Pedro tenía 15 años se fue a Bariloche con sus amigos. Su abuela le comentó cada foto que compartió en Facebook, e incluso, hacía comentarios en las fotos de los amigos de Pedro que lo etiquetaban. A veces Pedro borraba los comentarios, hasta que un día decidió bloquearla; en una foto que lo había etiquetado la agencia con la que Pedro estaba viajando, su abuela comentó: “Pedro, tenés una falta de ortografía en lo que dice la foto. Corregilo, por favor”. Y fue el final.

En los últimos años, Facebook perdió a un gran número de usuarios jóvenes y quizás, dice Balaguer, la presencia de adultos en esa red social haya sido una de las causas. “De alguna forma Facebook se colonizó por parte de los adultos, pasó de ser una red juvenil a una en la que aparecen múltiples cosas vinculadas al mundo adulto. Originalmente, Facebook era un mundo juvenil, donde las lógicas, las dinámicas y los contenidos tenían que ver con lo juvenil, no con lo adulto. Por eso es entendible que haya habido una migración que ha sido paulatina pero sostenida y fuerte, y que hoy para los chicos Facebook ya no sea su primera red de entrada. En algunos casos, ni siquiera pasan por ahí”.

El éxodo de los jóvenes de Facebook

Facebook perdió 15 millones de usuarios durante los últimos dos años, de acuerdo a la consultora Edison Research. El estudio señala que en 2017 el 67% de los ciudadanos estadounidenses mayores de 12 utilizaba Facebook. En 2018 esa cayó al 62% y en 2019 al 61%. Además, los usuarios que más se fueron de la red social tienen entre 12 y 34 años: en 2017 eran un 79%, en 2018 se pasó a un 67% y en 2019 a un 62%. Por otro lado, los usuarios mayores a 55 años crecieron durante los últimos años: del 49% en 2017 al 53% en 2019.

Sharenting

“Las redes han dado vehículo, han visibilizado y maximizado fenómenos que ya existían. Madres y abuelos (más que padres) siempre han atomizado a quienes los rodean contando anécdotas, gracias y preocupaciones por sus hijos. Y los hijos se han molestado por ello muchas veces sintiéndose expuestos y poco respetados, aunque la intención no fuera esa”, explica Natalia Trenchi, psiquiatra de niños y adolescentes. “Cuando ello puede hacerse en un medio que no se acaba con la tía o las amigas de mamá, sino que llega ‘a todo el mundo’, y se eterniza en las redes, da lugar a comentarios de conocidos y extraños se llama sharenting y puede producir no solo mucho malestar y vergüenza en los hijos, sino también vulnerabilizarlos para la burla de sus compañeros o que sean víctimas de acoso de adultos”.

La exposición de los niños y adolescentes por parte de los adultos, es decir, el sharenting, es un fenómeno que cada vez crece más y con el que, según Álvez, hay que ser muy cuidadosos. Una investigación de la Universidad de Michigan en Estados Unidos, concluyó que 56% de los padres comparte contenido sobre sus hijos que podría resultar vergonzoso para ellos. Además, el 51% aporta datos que podrían facilitar la localización del niño y el 27% publica fotos que podrían considerarse inapropiadas.

“Los riesgos, cuando las publicaciones son excesivas e inadecuadas van desde el daño emocional y/o al daño físico. Una cosa es que los padres estemos orgullosos de nuestros hijos. Otra, que los exhibamos como un trofeo. Eso el niño/a lo capta y le manda mensajes muy debilitantes. Sumado a todos los riesgos de dar información que facilite el acceso a nuestros niños a delincuentes que están a la pesca”, sostiene Trenchi. Así que, padres, madres, abuelas y tías, ya lo saben: antes de subir una foto sus hijos, al menos, pregúntenle si está de acuerdo.

Cuando puede afectar el futuro

Aunque las fotos de niños y bebés en situaciones íntimas puedan parecer inofensivas y tiernas para los adultos, pueden, a largo plazo, afectar a esos niños. “Creo que debemos ser respetuosos con qué queremos compartir, a nadie le agrada que suban una foto suya haciendo algo vergonzoso, lo que puede parecer muy simpático para los padres, para el menor puede ser una humillación y debemos ser muy delicados con esto”, dice Álvez. “Los niños son frágiles emocionalmente, ya que están en plena construcción de su personalidad”.

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