Soloviev, profeta del ochocientos

Oribe Irigoyen

EN UN SEMINARIO sobre literatura rusa organizado en mayo-junio por la Universidad de Montevideo, el doctor Alexander Havard —eminente jurista de la Unión Europea— disertó sobre Vladimir Soloviev, poeta, filósofo e historiador del siglo XIX que profetizó el siglo XXI.

Es sugestiva esa presencia de Soloviev en un seminario junto a los grandes maestros rusos Pushkin, Turgueniev, Tolstoy, Dostoievski, Chejov, Maiakovski, Nabokov. Católico, aunque se siente oriental (ruso), nacido francés en hogar de exiliados, de madre georgiana, padre ruso, y tradición familiar ortodoxa, residente en Finlandia, y con afinidades, que van más allá de la cultura y tradición comunes con Soloviev, Alexander Havard trazó un seductor y polémico retrato del escritor.

ESCRITOR ACTUAL. Soloviev (1853-1900) fue un poeta precoz, "que escribió sobre todo", dice Havard, "sobre filosofía, gnoseología (teoría del conocimiento), estética, también acerca de las actualidades políticas de Rusia, de Europa de finales del siglo XIX. Los temas que él trató son de una actualidad enorme hoy. Todavía más actuales que entonces". Asimismo, quedó establecido que sus obras más importantes son: Crisis de la filosofía occidental, Rusia y la Iglesia Universal, Tres diálogos, Leyenda del Anticristo.

La pregunta, ¿por qué un abogado habla de un filósofo en un seminario de literatura?, moviliza los temas. "Porque Soloviev fue un descubrimiento personal", comienza Havard. "Como todos los grandes autores rusos, cuando se lo descubre, es fascinante. Lo que me fascinó en él es la unidad de su pensamiento. Sólo puede ser comparado con Tomás de Aquino, por la universalidad de su sistema filosófico... Lo que es muy importante es que da sentido a la existencia humana. Porque da una visión única del hombre, de la historia y del mundo. Es lo que lo hace atrayente, a diferencia de Ricardo o Kant, que tenían una visión muy estrecha, la visión racionalista".

¿Es antirracionalista Soloviev? La respuesta rápida dice que "es antirracionalista en el sentido de que para él la intuición es parte de la racionalidad. Se puede decir que su contribución a la filosofía europea es la restitución del papel de la intuición en la racionalidad. Descartes creó un hombre ‘computer’, un ordenador, no creó un hombre nuevo. Porque expulsó de la racionalidad a la intuición, pues quería certezas matemáticas. Y Soloviev dice en todas sus obras que no hay certezas matemáticas en la realidad. Que el hombre está hecho como es y que la intuición ha sido creada por Dios para el hombre y que éste no puede desecharla".

Para Soloviev, el papel que juega la razón en el conocimiento y en la vida del hombre es "fundamental". Y enfatiza Havard: "justamente, fue anti-espiritualista. Acusó durante muchos años a la teología oriental (rusa), que se desarrolló en los siglos XVI-XVII, de no ser teología por falta de un fondo filosófico. Toda su vida intentó no una racionalización, sino una explicación racional de las verdades cristianas. Quiere demostrar que muchas verdades cristianas tienen un fundamento racional evidente. En ese sentido, hay que decir que Soloviev no es antirracional, es antirracionalista".

"Lo importante en él —continúa— es la estabilidad total del hombre. Puso un énfasis enorme en la racionalidad humana, en especial para explicar el contenido racional de la fe cristiana y luego unir esta ratio con la intuición. Se puede decir que ése es el gran papel de Rusia, porque los rusos son mucho más intuitivos que los germanos y los latinos. Hay en la vida de Soloviev aspectos místicos, pero no son independientes de sus capacidades racionales y de su espíritu especulativo increíble".

FINLANDIA, MÍSTICA Y PROFECÍA. Es importante señalar el papel que juegan esos aspectos místicos en el pensamiento de Soloviev: "Era una persona que tenía una visión mística muy profunda. Visión en el pleno sentido filosófico de la palabra. Sentía venir las cosas. Tuvo una experiencia mística muy profunda que le ayudó a clarificar las visiones de la unidad del universo y del hombre. Fue en Finlandia donde vivió mucho tiempo, San Petersburgo está muy cerca y en ese entonces el país era un gran ducado del imperio ruso".

"Yo que vivo en Finlandia, un país lejano de todo, con inviernos largos, muchas noches y mucho pensamiento especulativo, descubrí allí a Soloviev, pero también que allí, muy solo, muy aislado, entre bosques y lagos, tuvo sus grandes visiones. Allí presintió que el comunismo iba llegando y que iba a ser una cosa dramática para la entera humanidad. Escribió en 1896: ‘Y una voz, la misma siempre, suena sin reproche en el silencio, el fin está cerca, lo inesperado se producirá pronto’. Y un año más tarde: ‘Hay una confusión tremenda, los sueños ya no son como antes, algo está preparándose, alguien viene’. Fue 20 años antes de la revolución bolchevique, y por eso fue llamado el Profeta. Lo vió, lo sintió y el mismo año de su muerte en 1900 escribió sus Tres diálogos; la última parte es sobre el Anticristo. Cuenta en cierta forma el mundo de hoy, cómo está, cuáles son los grandes dilemas y problemas del mundo de hoy y los aspectos anticrísticos, si se puede decir, de la civilización moderna, lo que puede pasar en esta situación, y ve la reunión de las iglesias" (cristianas).

EL VERDADERO ANTICRISTO. ¿Qué puede pasar en la actualidad, según Soloviev, en que el Anticristo, el comunismo, ha sido derrotado? "Soloviev, que era muy listo y muy intuitivo, vio que el Anticristo no es el comunismo, éste es una preparación. En su última obra que es muy famosa, justamente sobre el Anticristo —Leyenda sobre el Anticristo—dice que a principios del siglo XXI, ahora, en el contexto de una Europa dirigida por los Estados Unidos de Europa, así la denomina, en el contexto de una Comisión Europea que él se imagina o que vio, en ese contexto él ve el fin de las ideologías. Y es el contexto actual. En él, en su desarrollo económico, él ve la aparición del Anticristo".

"Lo cuenta como si fuera una historia, para que sea ameno de leer, pero lo fundamental no es lo que cuenta sino las ideas que están detrás. Y la idea que está detrás es la tentación del humanismo racional, no cristiano, de absorber la fe cristiana".

¿El humanismo es enemigo del cristianismo? "No", enfatiza Havard, "Soloviev habla de un humanismo muy concreto, el que se desarrolló hace dos o tres siglos en Europa y que tiene en sí mismo raíces anticristianas. Se manifiesta en el plano filosófico, en el agnosticismo desarrollado por Descartes, Kant y los sucesores de éstos; en el plano jurídico, en el positivismo que establece que ya no hay fundamento ético para la ley, ésta es sólo lo que se ha votado o lo que se ha instruido, y no hay una búsqueda de fundamento racional verdadero para la ley. Este humanismo es anticristiano por agnóstico y positivista. Ahora se trata de descubrir en el cristianismo todo el humanismo que hay en él".

En esa búsqueda de Soloviev, ¿qué papel juegan las iglesias como estructuras seculares? "En su visión de la iglesia universal, es evidente que Soloviev fue muy atraído por el catolicismo y fundamentalmente por el papel de Pedro. Incluso escribió Rusia y la Iglesia Universal, un libro espléndido que es la mejor defensa ecuménica del papado que se haya escrito. Habla de la historia de los pueblos y de Europa, viendo la experiencia de Pedro como el dogma clave de la fe católica, como piedra angular de la Iglesia, llamando a Pedro, el Papa, ‘ícono del cristianismo universal’. Es un ecumenista, uno de los primeros, vio cómo en el futuro se podía desarrollar este ecumenismo".

"Lo impresionante es que todo lo que dice Juan Pablo II sobre el ecumenismo —el pontífice leyó a Soloviev siendo joven—, está en el escritor ruso, por esta razón el Papa lo cita permanentemente".

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