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La secretaria de Goebbels conoció otro Berlín

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Brunhilde Pomsel

Historia alemana

Se llama Brunhilde Pomsel, y estuvo allí, en el Ministerio de Propaganda nazi. Sus memorias tienen una lucidez poco común.

Podrá sonar algo repetido, cansador, hasta un poco trillado. Sin embargo, el estudio de la Segunda Guerra Mundial con sus múltiples derivaciones, cada tanto ofrece una arista nueva que ofrecer. Podría ser el caso testimonial de Brunhilde Pomsel, una de las tantas secretarias del Ministerio de Propaganda, con el imperturbable Goebbels a la cabeza. Muchos años después de consumados los hechos y con la perspectiva del tiempo, traza un relato minucioso, no solo de la historia personal, sino de las cuestiones más relevantes de la vida berlinesa en esos años convulsos. El libro se titula Mi vida con Goebbels, y fue escrito en coautoría con el novelista alemán Thore D. Hansen, quien se tomó el trabajo de recopilar los hechos que la propia Pomsel contó, y que además derivaron en el documental Una vida alemana.

Hay seis capítulos titulados de acuerdo a lo medular de cada etapa. Están prologados con la pluma del autor, para ordenar y clarificar ideas. Pomsel nació en 1914, y cuatro años después Alemania perdía la primera guerra. A la inevitable apatía del pueblo —a los ojos de la niña— le siguen los años treinta con todos los cambios, y luego los cuarenta con sus horrores, hasta dar el salto a la vejez, revelando entonces varios enigmas.

Sobre una cruz gamada colorada, en la contratapa del libro aparece bien grande: “No sabíamos nada”. Brunhilde Pomsel. Esta frase tan corta, pero a la vez visceral y lacerante, podría ser un buen resumen de mucho de lo que se dice adentro. Tras aquel límite imperceptible cuando ya no hay juicio razonable, sigue luego el efecto rebaño de cumplir ciegamente las órdenes de un líder. El mismo efecto devastador del que alguna vez Hannah Arendt escribiera libros enteros, vuelve a colación aquí. En especial con el famoso discurso de Goebbels en el Palacio de Deportes de Berlín, del cual Pomsel termina recordando: “Gritaban porque creían de corazón en lo que les estaban diciendo. Lo mismo debió de suceder con Jesucristo, supongo. Habrá teorías que explican por qué las personas fundidas en la masa actúan de una manera determinada. Y si luego les pidieran explicaciones, se asustarían de sí mismos”.

Pero claro, antes de Hitler y Goebbels y todos quienes les siguieron, y antes de las bombas, y aún antes de todo el horror incomprensible, hubo una Berlín muy diferente. Una Berlín en la que la política apenas interesaba, y en la que los judíos eran gente amiga y respetable. Hasta que un día la cosa cambió. Todo eso lo vivió Brunhilde Pomsel en carne propia, y lo cuenta con candidez y soltura.

MI VIDA CON GOEBBELS, de Brunhilde Pomsel y Thore D. Hansen. Traducción de Alejandro Gibert Abós y Franziska Dinkelacker. Lince, 2020. Barcelona, 221 págs.

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