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Reedición

Emoción e imaginación en la poesía de Ida Vitale

Vuelve a los lectores un libro de 1996 que estaba agotado.

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Ida Vitale
Ida Vitale
(foto Marcelo Bonjour, Archivo El País)

En alguna oportunidad, Ida Vitale escribió que la creación poética es “un gozoso misterio que se resiste a ser resuelto”. Apeló, a partir de esta idea, al “placer del desciframiento entusiasta” (“Poemas en busca de iniciados”, 2016). La evocación apretada de esta reflexión viene a cuento ante el título del libro reeditado por Estuario en 2022, Donde vuela el camaleón. Desde la tapa, se desafía así la imaginación y la comprensión de quien se decida a avanzar por esta obra de difícil belleza. En las primeras páginas, tres epígrafes proporcionan provisiones para emprender la aventura. Una cita de Leonardo da Vinci, de la que surge el título, remite al aire sutil más allá de las nubes a donde vuela el camaleón, inaccesible así a los pájaros que lo siguen. Otra de Antonio Porchia, poeta italo-argentino, apunta al mundo de los hombres y señala la cadena absurda forjada por la reiteración de la falta y su condena. La tercera, de Karl Kraus, el escritor austríaco, incita a la paciencia para adentrarse en el misterio y percibir sus luces.

“En el aire estaba”. Publicado por primera vez en 1996, esta reedición de Donde vuela el camaleón agrega tres textos. Tener presente la fecha de su surgimiento permite visualizar mejor la integración de este libro a la singular serie de prosa-poesía-reflexión que Vitale inició en la década del noventa. Dos años antes, había dado a conocer Léxico de afinidades. En 1999 publicó su único libro dedicado a los niños: Un invierno equivocado (reeditado también en 2022 por editorial Topito, ilustrado por María Fló). A estos siguieron De plantas y animales (2003) y El ABC de Byobu (2004). El conjunto es variado. Se ha señalado la mayor cercanía entre Donde vuela el camaleón y El ABC de Byobu por su manera de enhebrar fantasía, lógica y humor. Habría que anotar también la conexión del libro que nos ocupa con el relato para niños. El pueblito aislado del mundo de Un invierno equivocado es compatible con una zona de Donde vuela el camaleón: la constituida por las historias y los personajes simples, con nombres de colores. También puede señalarse que el texto “Una nube oscura” de Donde vuela el camaleón plantea la idea, concretada en el relato infantil, de la posibilidad de las nubes de alterar el alma y/o las circunstancias de la gente. Pero más allá de estas similitudes, es necesario mantener, para comprender la obra de Vitale, la idea de una unidad plural de poesía y prosa: comparten la ironía, la buscada exactitud y la voluntad de ampliar los recintos de la imaginación y el pensamiento.

“En el aire estaba/ impreciso, tenue, el poema”: así comienza “Mariposa, poema” de Procura de lo imposible (1998). Estos dos versos podrían oficiar de marco para Donde vuela el camaleón porque un aire sutilísimo es el espacio imaginario en el que se presenta este mundo y los seres que lo pueblan (hombres, mujeres, animales, plantas). La mirada rescata las maneras en que las personas conviven con su entorno y juega creando formas de extrañamiento, distancias múltiples, que permitan —valga la paradoja— un acercamiento inesperado a lo mirado y, tal vez, una mayor comprensión. Con una cultura vastísima y una sensibilidad divergente Vitale despliega su imaginación en diálogo con la realidad. Mira el presente y reinterpreta obras, tradiciones, mitos. El corrimiento, el leve desfasaje en relación al mundo tal cual lo concebimos habitualmente se gesta en ese “aire” que el poema citado antes y el epígrafe de Da Vinci evocan.

Amor a las palabras. Leer a Vitale exige tener un diccionario a mano, porque quien escribe es una enamorada de las palabras. Pueden ser extrañas, anacrónicas, técnicas, demasiado específicas, olvidadas: concurren para crear un mundo particular, que evoca circunstancias reales, al mismo tiempo en que preserva el velo de un lenguaje consciente de sí mismo y que escapa a los límites del uso. Más que el neologismo, al que recurre en ocasiones, el deleite se encuentra en la apropiación de palabras no habituales. En charlas y conferencias Vitale ha hablado de su temprano deslumbramiento por enciclopedias y diccionarios. En Donde vuela el camaleón esta pasión parece emblematizada en el texto “Un monumento para Eva”: cuenta la historia de la señorita Pardo a “la que le importaban sobre todas las cosas las palabras” y que “solía guardar para sí las palabras que nadie usaba”.

Este mundo poético está cargado con una emoción y una mirada concentradas y una imaginación muy libre que no se opone a la razón. El libro, pequeño en sus dimensiones físicas, se multiplica hacia adentro por su carga poética y su poder reflexivo y de evocación. Algunos textos remiten a un micromundo de seres y situaciones cotidianas personales y sociales reconocibles planteadas en forma, a la vez, detallada y abstracta. La Srta. Pardo, la Sra. Rosso, la Sra. Negro: los nombres señalan, distinguen y son una pincelada más en ese mundo imaginario, al mismo tiempo diferente y próximo. Tan cercano que permite contabilizar las cegueras, tonterías, crueldades de todos los días: el odio entre hermanas (“La paz fraterna”), las argucias para no escuchar los argumentos del otro (“Otrosíes”), las miradas y juicios condicionantes de los vecinos (“El doctor turbio”), la pesadilla de una amabilidad invasora (“Las comunicaciones de la materia”).

El tono fríamente despiadado del texto inicial (“Los juegos de la ira”) no es el que impera en el resto del libro. Entre este y uno de los últimos (“El director enamorado”) que plantea una pequeña dislocación de lo previsible generada por el amor, los textos del libro crean climas muy diferentes. Un ejercicio de delicada sabiduría se despliega en “Sobre un gorrión no azul”. La incomodidad del conflicto suscitado por el dilema entre conservar la identidad y el deseo de ser otro, más bello, se apaga cuando el gorrión se reconoce como único; pero al aceptar su condición, pierde también sus ilusiones. “El fin de los minotauros” plantea un desarrollo ambiguo y desconcertante del mito. Ya no es un minotauro, sino una especie que se multiplica “por concreción de imagen obsesiva”. Ambiguo homenaje al poder de la mente y la escritura, pues la perspectiva de los minotauros es la extinción. Tal vez el texto que mejor se acerque a la alquimia de la creación y a su misterio sea “Pasillos” porque hermosamente rescata y transforma una experiencia cotidiana intrascendente. No hay deseo comparable al de escribir. En “Los poderes del blanco” la Sra. Rosso no puede evitar envidiar las páginas en blanco que exhibe sin conciencia un vecino de trayecto de metro. Cuando la Universidad de la República le otorgó el Honoris Causa en 2010, Vitale declaró que la poesía es “básica” para el espíritu “como la música”. De una doble condición “básica” y “misteriosa” está compuesto este libro.

DONDE VUELA EL CAMALEÓN, de Ida Vitale. Estuario, 2022. Montevideo, 90 págs.

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