Novela
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EL DIABLO, de Lev Tolstói. Galaxia Gutenberg, 2019. Barcelona, 117 págs. Traducción de José Laín Entralgo y Ricardo San Vicente. 
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Este es uno de los libros póstumos del gran ruso, escrito en apenas diez días de noviembre de 1889, provisto de dos desenlaces bien diferentes y ocultado en vida a su esposa, quizá porque había material autobiográfico sensible. El diablo es la historia de un hombre joven con problemas para manejar su herencia y su libido. Un buen matrimonio con la mujer perfecta, delicada e incondicional, amenaza romperse cuando una robusta campesina del pasado aparece de nuevo. Las soluciones que Tolstói le inventó a su fragmentado protagonista dan un poco de risa, y la novelita es un pasatiempo menor, machista a rabiar, con algunas obvias reflexiones sobre el imprevisible corazón humano.

Reedición
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LA CASA DE ENFRENTE, de Alicia Migdal. Criatura, 2024. Montevideo, 94 págs.
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Bienvenida y cuidadísima reedición de un libro emblema de la literatura uruguaya de fines del siglo XX. Publicado en 1988, inclasificable y genuino, La casa de enfrente es anterior al mundo de inmediatez superficial y desesperación crónica de hoy. Proyectando calma, melancolía y el hedonismo de la palabra, Alicia Migdal consigue hacer con material privado un hogar universal de infinitas habitaciones donde reconocerse. Esa casa de enfrente es la que se habita y es la soñada, la imposible, la de los vivos y los muertos, la de la escritura y el lenguaje, tan amada y odiada como indestructible. Migdal la reviste por dentro con la poesía implícita en su prosa y con citas de autores que han ayudado a construirla y a sostenerla en pie.

Feminismo
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PARENTESCO ANIMAL, de Noelia Adánez. Galaxia Gutenberg, 2023. Barcelona, 144 págs.
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El breve encuentro, en 1971, entre la narradora británica Doris Lessing (nacida en Persia) y la ensayista estadounidense Kate Millett, fue el de dos generaciones (52 años Lessing, 37 Millett) y un solo movimiento: la segunda ola del feminismo. De esa instancia se sirve Noelia Adánez (Madrid, 1973) para trazar ese “parentesco animal” del título entre dos feministas bien diferentes y profundamente incómodas, y las retrata en biografía y en obra. Su ensayo “no académico” es una excusa para hablar de escrituras, patriarcado, políticas, maternidad, empleos, psiquiatría, cine, sexualidades, etc. Está escrito con pasión, y presenta muchas de las piezas del puzle intrincado del feminismo.