Entre la diáspora y el sionismo

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Nelson Díaz

EN UNA ENTREVISTA concedida al diario español El Mundo, Roth fue interrogado sobre qué significaba ser judío. Lacónico, contestó: "No pienso responder a esa pregunta". La repregunta no se hizo esperar: "¿Porque no tiene respuesta?". Esta vez, el autor de El teatro de Sabbath fue más locuaz. "No, existe una respuesta. Pero habría que escribir un libro. Cosa que ya ha hecho mucha gente. Lea veinte o veinticinco libros y trate de componer una respuesta. Eso que llamamos judío no existe en absoluto". Nueva pregunta: "Entonces ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de judíos?". Otra respuesta: "Hablamos de innumerables tipos de judíos. Estos tipos están muy influenciados por los países donde viven. La ideología israelí se diferencia tanto de la de los judíos estadounidenses que hasta los israelíes carentes de ideología son incapaces de imaginarse viviendo aquí".

Consciente o no, a Roth le bastaron esas dos últimas respuestas para definir el eje de su obra. No escribió uno, sino varios libros sobre "en qué consiste ser judío", y otros tantos sobre "los innumerables tipos de judío": desde el sionismo pregonado por el Estado israelí hasta la diáspora del pueblo hebreo, especialmente la estadounidense. Ya desde la publicación de su primer libro Adiós, Columbus (1959) —National Book Award al año siguiente— su obra se caracterizó por retratar la vida, las expectativas y los sinsabores de la clase media judía norteamericana, mezclándola con su postura personal, crítica en la mayoría de los casos, hacia la política internacional de Israel. Posición que lo ha llevado en varias oportunidades a ser tildado de "traidor" y "antisemita" por los sectores israelíes más conservadores, como ocurrió tras la aparición de Operación Shylock en 1993.

En realidad los problemas comenzaron décadas atrás, precisamente con la publicación de Adiós, Columbus, volumen que reunía algunos relatos aparecidos en el Paris Review, Esquire y The New Yorker, más una nouvelle —de título homónimo y llevada al cine en 1969—donde retrataba a una pareja de jóvenes burgueses judíos que adoptaban el american way of life. Su visión irónica y su agudo sentido del humor y del absurdo, características que se conservarán a lo largo de toda su obra, no cayó en gracia entre sus pares. Cuenta la leyenda que un conocido rabino de Nueva York, tras leerlo, exclamó: "¿Qué se está haciendo para callar a este hombre?".

Ese ataque de su colectividad se transformaría en una constante cada vez que Roth publica o abre la boca. Pero por ser la primera vez y teniendo en cuenta el contexto —década del 50 y la reciente barbarie del Holocausto presente— aquel fue un trago difícil de digerir para el escritor: "Eran ataques muy agresivos, porque es muy cruel para un judío que lo llamen antisemita. (...) Para conceder a mis enemigos el beneficio de la duda, debo decir que aquella era una época en la que los nervios de los judíos estaban a flor de piel, por todo lo que había pasado tan poco tiempo atrás. Y toda aquella ira cayó sobre mí", declaró en un reportaje de Antonio Muñoz Molina para El País de Madrid.

Esa piedra en el charco que supuso su primer libro se transformaría en la piedra angular de uno de los más grandes novelistas norteamericanos de la segunda mitad del siglo XX, cuya obra abarca más de una decena de libros y las distinciones más prestigiosas a nivel mundial.

LA ESCUELA JUDÍA. Nieto de judíos europeos llegados a Estados Unidos durante los movimientos migratorios del siglo XIX, Philip Milton Roth nació en 1933, en Newark, New Jersey, en una familia de clase media baja, integrada por el padre Herman (un agente de seguros de la compañía Metropolitan Life) su madre Beth, y su hermano mayor Sandy. Durante su infancia concurrió a la escuela pública de Newark y posteriormente a la Universidad de Bucknell, donde en 1954 se graduó en Inglés. Sandy, estudiante de arte en Brooklyn por ese entonces, representó un estímulo para el adolescente Philip. Decidido a continuar con sus estudios, se muda a Chicago, donde cursa un posgrado en la universidad de esa ciudad. Allí conocerá a quien será su maestro, Saul Bellow, y a su primera mujer, Margaret Martinson, con la que contraerá matrimonio en 1959. Junto al autor de Herzog (Nobel de Literatura 1976) y Bernard Malamud, entre otros, se transformará en uno de los principales representantes de la novela judeoamericana, también conocida como "la escuela judía", siguiendo los pasos de predecesores como Henry Roth, autor de la excelente Llámalo sueño.

Eterno candidato al Premio Nobel —su nombre fue propuesto cinco veces—a esa altura Roth había comenzado a dar clases en la Universidad de Chicago, actividad que se extendería hasta 1992 en las universidades de Iowa, Nueva York, Pennsylvania y Princeton, entre otras, a escribir críticas cinematográficas para The New Republic y a publicar algunos relatos, que serían el embrión de Adiós... En 1962, publicará su primera novela Huida (Letting Go), donde relata las vicisitudes de judíos intelectuales y estudiantes atormentados por problemas político-existencialistas.

Cinco años después aparecerá Cuando ella era buena y, dos años más tarde, El lamento de Portnoy. El volumen relata la vida sexual de Alexander Portnoy, un integrante de la clase media judeonorteamericana, onanista por excelencia, y la relación con su posesiva madre, a través de su monólogo desde el diván de su psiquiatra, el doctor Spielvogel. La historia también puede leerse como un tiro por elevación a la sociedad estadounidense, desnudando, con sarcasmo e ironía, su hipocresía y doble discurso. Mezcla de elementos autobiográficos y ficción —otra de sus constantes— el libro levantó polémica por los temas abordados, pero recibió el beneplácito de la crítica, convirtiéndose en uno de los más vendidos ese año según el New York Times.

Roth decide salir del epicentro de la fama y se traslada a una residencia para artistas en Saratoga Springs, en la localidad de Yaddo, en Nueva York, para finalmente afincarse en Connecticut, lugar donde reside en la actualidad. En 1971 publicará Nuestra pandilla (1971), una parodia a Richard Nixon, donde la sátira se centra en un extraño personaje, Tricky Dixon, un cínico que lucha contra los Boy Scouts, le declara la guerra a la Dinamarca pornográfica y, como corolario, termina compitiendo con el mismísimo Satanás por la presidencia del infierno. Un año después aparecerá El pecho, una interpretación cuasi surrealista del deseo sexual, cuando el profesor de David Kepesh protagonista de la historia —que también aparecerá en El profesor de deseo y El animal moribundo— se metamorfosea en un gran seno de setenta kilos.

Dedicado de lleno a la docencia y la escritura, la creatividad de Roth parece no tener límites. En 1973 editará La gran novela americana, donde, valiéndose de una alegoría, establece una similitud entre el derrumbe de un gran equipo de béisbol —parte de la idiosincrasia del pueblo norteamericano— y los acontecimientos sociopolíticos de entonces. Simultáneamente, continúa con su labor como ensayista y editor, dirigiendo hasta 1989, la colección Writers from the Other Europe (Escritores de la otra Europa) de la prestigiosa editorial Penguin, donde publica a Milan Kundera, Primo Levi, Bruno Schulz, Aharon Appelfeld e Ivan Klima, entre otros escritores que conoció personalmente en sus viajes a Europa del Este.

La edición de Mi vida como hombre en 1974 marcará la vuelta a los orígenes del primer Roth, con un pulso narrativo más reflexivo, introspectivo y de carácter social. También será la primera vez que aparece en escena Nathan Zuckerman, su alter ego, protagonista de varias de sus novelas. En 1975 publica Reading Myself and Others, una colección de entrevistas y ensayos que Roth utiliza para "imaginar a los judíos" y adentrarse en la experiencia del proceso creativo. Dos años después aparecería El profesor de deseo protagonizada por Kepesh, el docente atrapado entre su obsesión por el sexo y la moral judeocristiana.

En 1979 será el comienzo de las llamadas "novelas de Zuckerman" con la publicación de La visita al maestro. Narrada en primera persona, al igual que en el resto de las novelas protagonizadas por Zuckerman, éste es acusado de parodiar a sus correligionarios judíos, por lo que busca el consejo de su ídolo E.I. Lonoff, un conocido novelista ruso judío que vive recluido en Massachusetts. En los años siguientes su "alter brain", como prefiere llamarlo Roth, será el protagonista de varios títulos conocidos como "las novelas de Zuckerman" (ver recuadro).

En 1986 publica Contravida, el libro más experimental de la saga. Allí Roth analiza algunas de sus obsesiones más recurrentes, como qué significa ser judío a finales del siglo XX y la dicotomía entre los judíos de América y los de Israel. La diáspora será defendida por Nathan Zuckerman, mientras que su hermano, Henry, defenderá el sionismo.

DISPAREN CONTRA ROTH. En 1990 Roth se casa con la actriz inglesa Claire Bloom, con quien vivía desde 1976, mientras seguirá ahondando en sus preocupaciones político-existenciales. Prueba de ello son sus dos novelas siguientes: Engaño (1990) y Patrimonio (1991), ésta última subtitulada como "Una historia verdadera", que narra la vida de Herman y Philip Roth, padre e hijo respectivamente. Herman es un octogenario viudo, ex vendedor de seguros, otrora vital, que lucha contra un tumor cerebral.

Dos años después, el autor redobla la apuesta entre ficción y realidad con la publicación de Operación Shylock (premios National Book for Fiction y PEN/ Faulkner) subtitulada "Una confesión", una de sus novelas mejor logradas. Esta vez "el verdadero" Philip Roth se encuentra convaleciente en Nueva York, recuperándose de los nocivos efectos de un fármaco. A través de una llamada telefónica desde Israel, le avisan que otro Philip Roth, que además de su nombre ha usurpado su biografía, se encuentra en Jerusalén siguiendo el juicio a John Ivan Demjanjuk, un operario de la industria del automóvil de Cleveland era sindicado como el tristemente célebre "Ivan, el terrible" de Treblinka. El sujeto era acusado de mandar a la cámara de gas a miles de judíos en el campo de concentración ubicado en esa localidad polaca.

Ese "otro" Roth, aprovechando la posición del escritor en el mundo académico, también se encarga de propagar, a quien quiera escucharlo, la doctrina del diasporismo, con una afirmación tajante: los judíos deben abandonar Israel y regresar a su verdadera patria, que vendría a ser Europa. El problema habrá de complicarse con la entrada en escena de la OLP y el Mossad.

En el prefacio de la edición española (Alfaguara, 1996), fechado el 1� de diciembre de 1992, Roth aclara: "Por razones legales he tenido que alterar algunos de los hechos narrados en este libro. Son cambios menores, referidos casi siempre a detalles de identificación y emplazamiento; son de escasa relevancia para la narración en su conjunto, y en nada afectan su verosimilitud. (...) Operación Shylock está basada en anotaciones hechas en una serie de cuadernos. El libro relata, con toda la exactitud de la que he sido capaz, los sucesos reales que hube de vivir mediando el sexto decenio de mi edad, y que culminaron a principios de 1988, cuando me hice cargo de una operación de recogida de informes para los servicios secretos internacionales del gobierno israelí, llamados Mossad".

A continuación se refiere al caso Demjanjuk, su seguimiento del mismo y su postura personal al respecto. Roth expresa que "los comentarios relativos (al caso Demjanjuk) reflejan con precisión y franqueza lo que yo pensaba al respecto en enero de 1998, casi cinco años antes que una serie de pruebas de origen soviético presentadas por la defensa en su recurso de apelación hicieran que el Tribunal Supremo de Israel revocara la pena de muerte dictada en 1988 por el Tribunal del Distrito de Jerusalén, en cuyas sesiones estuve presente, tal como en este libro queda reseñado" .

La explicación de la "Operación Shylock" debía terminar en el capítulo 11, pero el autor decidió eliminar esas cuarenta y cinco páginas, según afirma en el epílogo titulado sugestivamente "Las palabras por lo general sólo sirven para echarlo todo a perder". Allí Roth vuelve a mezclar en su coctelera realidad y ficción. "De todo este libro, cuyo manuscrito había solicitado revisar una vez terminado, sólo en el capítulo once halló Smilesburger determinados datos seriamente contrarios a los intereses de su agencia y del gobierno israelí, lo cual desaconsejaba su publicación en inglés por no decir en otros quince idiomas aproximadamente".

Esa "censura" planteada por el Mossad y el gobierno de Israel, será el escenario ideal para que Roth, en su papel de francotirador, haga gala de su ironía y le pase factura a Israel. "Fue una cuestión conflictiva en potencia que ninguna de las dos partes deseaba plantear, al menos por el momento: ellos, mis manipuladores, porque debieron pensar que no era el buen judío, sino el ambicioso escritor que había en mí, quien finalmente me impulsaba a colaborar en la obtención de datos judíos antisionistas que constituyen una amenaza para el Estado de Israel, y yo porque había llegado a la conclusión de que la mejor manera de servir mis intereses profesionales era actuar como si en mí no existiera más que el buen judío que, respondiendo a la llamada del deber, se ponía al servicio del espionaje israelí."

Aún restará otra vuelta de tuerca, reservada para la última página, en la "Nota al lector". Roth afirma que —a excepción de los capítulos 3, 4 y 9— los lugares, nombres de los personajes y situaciones son mera coincidencia. Aunque el remate deja la puerta abierta. "Esta confesión es falsa", es la última línea escrita por Roth. El lector se preguntará si lo falso es el epígrafe o la historia en cuestión. Operación Shylock causó un fuerte malestar en el statu quo de Israel, incluyendo la grey de intelectuales sionistas. Al igual que en Adiós, Columbus fue acusado de "traidor" y "antisemita".

En 1994, Roth se divorcia de Claire Bloom y dos años después, su ex mujer publica Leaving a Doll’s House (Abandonando una casa de muñecas), un volumen de memorias donde narra sus años al lado del escritor al que no duda en definir como un "misógino egocéntrico". Roth, acostumbrado a batallas más titánicas, prefiere no contestarle, pese a la insistencia de los periodistas.

HEDONISMO Y POLÍTICA. En 1995 es editada El teatro de Sabbath —premio National Book for Fiction 1996—que narra las aventuras amorosas de Mickey Sabbath, un ex titiritero y especie de eterno Peter Pan al borde de la jubilación, un ser ofuscado con el mundo y muy libidinoso, tanto que una de sus ambiciones es ser el Marqués de Sade. Tras la muerte de su amante decide hacer un balance de su vida. Acorralado por sus propios fantasmas, a punto de enloquecer, casi termina con su vida.

Un año después Roth recibe el Pulitzer por Pastoral americana, novela que narra el ascenso y la caída de Seymour Levov, una celebridad deportiva y hombre políticamente correcto. Casado con Miss New Jersey 1949 y padre modelo, su vida familiar se desmoronará cuando su hija se convierta en una terrorista que hace explotar una bomba en un edificio de correo.

En 1997, aparece Me casé con un comunista, situada en la época del macartismo, del Comité de Actividades Antinorteamericanas del senado, las Listas Negras de Hollywood y la caza de brujas de sospechosos de simpatizar con los rojos. Ira Ringold es un actor de radio, que sufrirá en carne propia la persecución política cuando su esposa Eve Frame, una actriz célebre del cine mudo, publique sus memorias acusándolo de ser un espía de la Unión Soviética. Roth, otra vez, introduce su historia, mezcla sus experiencias personales y datos autobiográficos en un contexto real, y logra su ficción histórica. También hay lugar para un guiño al lector. ¿Alguna semejanza con su experiencia matrimonial con Claire Bloom? El lector sacará sus propias conclusiones.

La historia marca la rentrée de Zuckerman, y el comienzo de la trilogía considerada por el escritor como "americana" e "histórica". Nathan da un paso al costado y deja de ser el narrador en primera persona para ser el receptor de las peripecias de Ringold, muerto hace treinta años, evocadas por su hermano mayor Murray, un anciano de noventa años. Un encuentro fortuito entre Nathan y Murray, quien había sido el primer profesor de Lengua y Literatura Inglesa del alter ego, sirve como disparador para evocar la era McCarthy. Nathan recordará parte de esas enseñanzas pregonadas por su ex docente: "En la sociedad humana pensar es la mayor transgresión de todas. El pensamiento crítico es la subversión definitiva" (págs. 13 y 14). La frase puede leerse como una definición exacta de la obra de Roth.

La mancha humana —premio PEN/ Faulkner— aparecerá en el 2000 y tres años después será llevada al cine con título homónimo. Ahora Zuckerman es un hombre de 71 años, impotente luego de una intervención de próstata, que vive retirado en una cabaña. En el funeral de un amigo, Coleman Silk, quien dos años antes había solicitado sus servicios como escritor profesional para plasmar su vida, comienza a pergeñar la historia a partir de las confesiones de Ernestine, hermana del difunto, y de un borrador que escribió Silk. Al reconstruir su historia, el narrador descubre un secreto que su amigo había ocultado durante cincuenta años a todo el mundo, incluida su familia.

Silk era un afroamericano de piel clara que se hizo pasar por un judío blanco desde que hizo el servicio militar. Convertido en un prestigioso profesor de Filología Clásica de la Universidad de Athena, su reputación se verá arruinada al ser despedido por utilizar el término "spooks" (espectros) al preguntar por dos alumnos a los que no conocía. Los alumnos eran afroamericanos y la palabra utilizada fue tomada como discriminatoria. Lo irónico es que Silk, un hombre negro que renegaba de sus raíces y que construyó su vida en base a la mentira de que era blanco, fue acusado de racista. La estructura en feedback utilizada por Roth lleva a Zuckerman al presente —situado en 1998— donde se entremezcla la "incontinencia carnal" de Clinton y la becaria Lewinsky. El sonado affaire será utilizado para disparar otra vez sus dardos contra la "mojigatería" norteamericana.

Un año después aparece El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras (Seix Barral, 2003) que recoge entrevistas e intercambio epistolar con autores como Isaac B. Singer y Edna O’Brien, y ensayos publicados en The New York Times Book Review y The New Yorker, entre otros. Ese mismo año publica El animal moribundo, título que remite a un verso del poema "Sailing to Byzantium" del irlandés William Butler Yeats (Nobel 1923). El volumen, de ciento setenta páginas, inusual en extensión para las historias de Roth, cierra la "trilogía de Kepesh". Ya septuagenario y deprimido, David Kepesh ha abandonado la docencia y se dedica a la crítica literaria en la National Public Radio de Estados Unidos. Una vez al año da una sola clase que se denomina Crítica Práctica. Allí conocerá a Consuelo Castillo, una joven treinta y ocho años menor que él, hija de una pareja de ricos exiliados cubanos, de pasado aristocrático, que viven en Jersey.

ÉRASE UNA VEZ. Estados Unidos, 1940. Franklin Delano Roosevelt es derrotado en las elecciones presidenciales por el célebre aviador Charles A. Lindbergh, aislacionista y antisemita confeso. El primer héroe norteamericano —logró completar el primer vuelo transatlántico Nueva York-París en 1927— se convierte así en el trigésimo tercer presidente norteamericano y lleva a su país a un pacto de no agresión con la Alemania nazi de Hitler. El hecho provoca el pánico y la posterior persecución de un millón de judíos norteamericanos. La historia será narrada por un Philip Roth de siete años que vive en Newark, habitado mayoritariamente por judíos, junto a sus padres, Herman y Beth, y a su hermano Sandy.

Se trata de La conjura contra América, su última novela, donde Roth, como un hábil zurcidor, utiliza otra vez su entorno familiar, su ciudad natal, personajes reales e íconos estadounidenses —como Henry Ford, que al igual que Lindbergh aceptó la Cruz de Servicio Águila Alemana que otorgaba el Führer— para ficcionar parte de la historia estadounidense. "(Al escribirlo) uno de mis objetivos era realizar un experimento de laboratorio, es decir, situar a mi familia real en ese escenario, e imaginar cómo hubieran sido sus comportamientos. Creo que por primera vez hice política-ficción", explicó en una entrevista. En este caso, la ficción es, obviamente, la llegada de Lindbergh a la Casa Blanca y la posterior persecución y el terror desatado por un demente antisemita. Plantea además un interrogante que, de solo pensarlo, da escalofríos: ¿Qué hubiese ocurrido si Hitler se hubiera salido con la suya?

Pero la novela está plagada de referencias históricas y hechos reales, como las iniciativas de reformas impulsadas por Roosevelt denominadas New Deal, con el objetivo de mejorar la distribución del ingreso de los asalariados. O la fundación de América Primero, un comité antijudío que organizó varios mitines hasta su disolución a mediados de 1941. O los esfuerzos del mandatario, que lo llevaron a reunirse en varias oportunidades con Churchill para frenar la barbarie nazi y redactar la Carta Atlántica, una declaración de ocho puntos comunes de sus propósitos de paz. Roth no oculta su simpatía por Roosevelt —su padre era un ferviente seguidor suyo— y, de paso, recuerda la actitud pronazi de algunos personajes.

Al ya nombrado Ford —que también se caracterizó por reprimir a sus trabajadores sindicalizados— se le suman algunos periodistas, que habían alcanzado el grado de celebridades por aquel entonces. Tal es el caso de Walter Winchell, que en 1940, entre sus columnas de prensa y su programa de radio, llegó a tener una audiencia de cincuenta millones de personas. Comenzó defendiendo a Roosevelt y atacando a Lindbergh y terminó convertido en un hombre de extrema derecha.

Como era de esperar, la edición de La conjura... fue asociada enseguida como una crítica hacia Bush y su política internacional. Según confió el propio autor, la génesis de la historia es muy distinta: "En diciembre de 2000 estaba leyendo las pruebas de la autobiografía de Arthur Schlesinger (N. de R.: ex asesor presidencial e historiador). Me topé con una frase en la que comentaba que hubo algunos republicanos aislacionistas deseosos de promover a Lindbergh como candidato a la presidencia en 1940. Esto me hizo pensar qué habría pasado si lo hubieran hecho, y anoté la pregunta en el margen del libro. Así nació la idea". En 2005 se anunció que Roth será el tercer escritor estadounidense vivo —después de Eudora Welty y Saul Bellow— cuya obra completa será publicada por la Library of America en ocho volúmenes, el último previsto para el 2013. Dicho reconocimiento lo eleva al sitial de clásico vivo de la literatura estadounidense. Mientras tanto, el mayor galardón de la literatura le sigue esquivo. La explicación tal vez se encuentre en una frase de Harold Bloom —uno de los críticos más temidos por los escritores—: "Roth es el que más merece el Nobel. En particular, hay dos novelas de él que lo hacen merecedor: Pastoral americana y El teatro de Sabbath. Pero es tan poco políticamente correcto y la Academia lo es tanto..."

El cine

The Contest of Aaron Gold (1955). Basado en un cuento, el episodio integró la serie televisiva "Alfred Hitchcock Presents".

Battle of Blood Island (1960). Cortometraje en base a un relato. Fue dirigido por Joel Rapp.

Los principiantes (Goodbye, Columbus, 1969). Fue dirigida por Larry Peerce y protagonizada por Richard Benjamin y Ali Mc Graw. En Uruguay se estrenó el 11 de octubre de 1971, en el cine California.

El lamento de Portnoy (Portnoy’s Complaint, 1972). Dirigida por Ernest Lehman, con Richard Benjamin y Karen Black. En Uruguay se estrenó en octubre de 1974, en el cine Luxor.

La visita del maestro (The Ghost Writer, 1984). Fue dirigida por Tristan Powell, protagonizada por Mark Linn-Baker en el papel de Nathan Zuckerman, Rose Arrick y Claire Bloom. Solo se proyectó en televisión.

La mancha humana (The Human Satín, 2003). Dirigida por Robert Benton y protagonizada por Anthony Hopkins, Nicole Kidman y Ed Harris. No se estrenó en cines.

Zuckerman antes y después

Elvio E. Gandolfo

EN UN VIEJO reportaje, Philip Roth planteaba un límite. Su personaje Nathan Zuckerman no era él mismo sino justamente eso: un personaje literario. Sin embargo es imposible despegarlos, si se conoce su trayectoria real. Al menos es lo que surge de este grueso volumen que reúne tres novelas y una nouvelle. Como Roth, el buen Zuckerman es de Newark; como le pasó a él, su vida cambió por completo cuando publicó un best-seller arrasador (que en la realidad fue El lamento de Portnoy, y en la ficción es Carnovsky); como en él, ese libro de Zuckerman se vendió tan bien que le cambió la vida para siempre. Tal vez la intensidad de la confusión entre la persona real Philip Roth y su alter ego, Nathan Zuckerman, provenga del estilo de la narración.

Las novelas están en orden cronológico. La primera, La visita al maestro, presenta a un Zuckerman aún joven y en desarrollo, que viaja a visitar en el aislamiento a uno de sus ídolos, el también escritor judío, pero mucho mayor, E. I. Lonoff (en quien podría percibirse un retrato a medias de Bashevis Singer, por ejemplo). El gran maestro vive en una zona montañosa, un poco fosilizado en su fama, y sobre todo atrapado en el cepo que arman su señora esposa de muchos años, y una alumna demasiado ardiente. El azorado Zuckerman, invitado a quedarse a pasar la noche, irá viendo el desarrollo de los hechos, entre patéticos y humorísticos. En la segunda, Zuckerman desencadenado, la bomba ya ha estallado: Carnovsky, que mezcla la idiosincrasia judía con la obscenidad más franca, hace que todo el mundo lo reconozca por la calle, incluidos chiflados varios. El proceso desquicia al propio autor, que vive temiendo el secuestro de su madre por una voz desencarnada que lo amenaza por teléfono, y que asiste a la enfermedad y después la muerte de su padre. El menú incluye a un desesperado que quiere ser escritor, y una demencial estrella pagada de sí misma (tanto como el propio Zuckerman), que entre otras cosas es amante de Fidel Castro. En La lección de anatomía las consecuencias de la fama se han vuelto crónicas. El estrés se ha consolidado en un dolor intenso que obliga a Zuckerman a usar un "collarín" para las vértebras, y a visitar a distintos médicos y terapias para dominar el dolor. En las últimas páginas Zuckerman queda sumergido en el circo de enfermedad y muerte de un hospital, que entre otras cosas lo distancia de sus problemas.

La nouvelle, La orgía de Praga no es solo el texto más breve, sino el mejor. Tal vez porque el traslado a una Checoslovaquia entre derruida y aún llena de su aura lo distancia del Estados Unidos donde transcurre sólo su primer tercio. El entorno extranjero le aguza el sentido del humor a Philip Roth. Su periplo en busca de los cuentos en yiddish de un escritor ya muerto, guiado por una delirante prostituta local, es memorable.

Tal vez el problema de las tres novelas es que se pegan demasiado a la realidad de una época. En la actualidad la "farándula" a la que Philip Roth perteneció largo tiempo ha cambiado. En todo caso se ha convertido en la hipertrofia de lo que existía entonces, su mero borrador. Las largas series de diálogos entre tensos e ingeniosos tienen algo de la rutina de stand up comedians como el propio Woody Allen, a quien recuerda incluso la mezcla permanente entre las relaciones sexuales y afectivas descalabradas, y la sobrecarga de referencias intelectuales y literarias. El estilo es competente y poco más. Lo complica una traducción con palabras o frases tan arcanas como "no soy más que un buen motivo de cuchufleta" (¿por qué no "burla"?), "Al principio eran visitas a la hora de la merienda, luego, citas de sonochada" (¿qué?), "contribuyendo a que tu talento fruteciera", una mujer que es "borrachuza", "me pondría en marcha deprisita", y otros ejemplos de fealdad acalambrante.

En 1987 José María Latorre comentaba en la revista Quimera dos títulos de este volumen, La lección de anatomía y La orgía de Praga: "Philip Roth, indudablemente, no es poético ni metafísico, ni tampoco alcanza lo sublime". Hasta ese momento era relativamente cierto. Pero después las "chanchadas" de Portnoy se convertirían en el vuelo sublime de El teatro de Sabbath y la paranoia de Zuckerman en el laberinto genial de Operación Shylock. Por fin se había puesto los pantalones largos, dejando atrás lo bueno y lo malo del éxito masivo, y convirtiéndose en uno de los grandes de la literatura estadounidense.

ZUCKERMAN ENCADENADO de Philip Roth. Seix Barral, Barcelona 2005. Distribuye Planeta. 553 págs.

Los libros

Adiós, Columbus (Good Bye, Columbus, 1959)

Huida (Letting Go, 1962)

Cuando ella era buena (When She Was Good, 1967)

El lamento de Portnoy (Portnoy’s Complaint, 1969)

Nuestra pandilla (Our Gang, 1971)

El pecho (The Breast, 1972)

La gran novela americana (The Great American Novel, 1973)

Mi vida como hombre (Mi Life as a Man, 1974)

Reading Myself and Others (1975)

El profesor de deseo (The Professor of Desire, 1977)

La visita al maestro (The Ghost Writer, 1979)

Zuckerman desencadenado (Zuckerman Unbound, 1981)

La lección de anatomía (The Anatomy Lesson, 1983)

Contravida (The Counterlife, 1986)

The Facts: A Novelist’s Autobiography (1988)

Engaño (1990)

Patrimonio. Una historia verdadera (Patrimony: A True Story, 1991)

Operación Shylock (Operation Shylock: A confession, 1993)

El teatro de Sabbath (Sabbath’s Theater, 1995)

La orgía de Praga (The Prague Orgy, 1995)

Pastoral americana (American Pastoral, 1997)

Me casé con un comunista (I Married a Communist, 1998)

La mancha humana (The Human Stain, 2000)

El animal moribundo (The Dying Animal, 2001)

La conjura contra América (The Plot Against America: A Novel, 2004)

El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras (Shop Talk: A Writer an His Colleagues and Their Work, 2001)

Everyman (2006)

Basta con digitar el nombre del autor en cualquier buscador de Internet para que en algunos segundos aparezcan miles de páginas dedicadas a su obra. Uno de los sitios más completos es Philip Roth Society (www.orgs.tamu-commerce.edu/ rothsoc/), de donde se extrajeron algunos de los datos biográficos aquí citados.

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