por Ramiro Sanchiz
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No es casualidad que Negro tal vez, el reciente compilado de cuentos del húngaro Attila Veres (Hungría, 1985), venga acompañado por un prólogo de Mariana Enriquez. Más allá de alguna posible conexión generacional (por más que Veres sea más joven) y por tanto de influencias en común (es fácil detectar la presencia de Stephen King, Thomas Ligotti, Laird Barron y Robert Aickman, por nombrar solo las literarias), y del hecho de que la gran mayoría de los libros de Enriquez hayan sido publicados por editoriales generalistas (es decir, no especializadas en género alguno), del mismo modo que en español la obra de Veres ha llegado de la mano de la editorial mexicano-española Sexto Piso, también generalista, ambos escritores, una desde el Río de la Plata y el otro desde Europa del este, hacen a grandes rasgos el mismo tipo de horror.
En esta línea, leer Negro tal vez ya presenta un interés específico: pensarlo como una forma de entrar en contacto con la forma más contemporánea de la literatura de horror, y quienes se interesen por este género harán bien en recorrer sus páginas. A la vez, como en los cuentos de Enriquez, en los de Veres hay ante todo dos asuntos interesantes: primero, que las ficciones se instalan en la tradición del horror a partir de una mezcla o mix de virtualmente todos los subgéneros en uso; segundo, que la propuesta narrativa siempre echa mano de un extra o un plus a lo que cabe pensar como las especificidades literarias del horror, abriendo así la puerta a lectores que no necesariamente conocen o incluso aprecian este género.
Folk horror. En cuanto a lo primero, en los últimos años este fenómeno de mezcla e hibridación de (sub)géneros es moneda corriente en diversas zonas de la cultura pop, de la literatura, el cine y la música; por ejemplo, en las formas de música extrema clasificables dentro de la categoría de metal, bandas de éxito muy reciente como Blood Incantation, Oranssi Pazuzu e Imperial Triumphant han reunido lo que hasta hace no tanto eran subgéneros muy diferentes y separados por prácticas musicales, comunidades de fans y circuitos de difusión; así, en discos como Absolute Elsewhere (2024), Muuntautuja (2024) y Goldstar (2025), estas bandas (respectivamente) han combinado subgéneros del metal como el doom metal, el black metal y el death metal, sumando además a la mezcla el rock progresivo de la década de 1970, la música electrónica de la escuela de Berlín, la percusión del jazz de big bands e incluso la música de György Ligeti. En el caso de Veres (y Enriquez) lo que encontramos es una combinación especialmente exitosa de folk horror (el tipo de horror que presenta comunidades rurales donde sobreviven cultos paganos ancestrales y sus habitantes están en alguna forma de contacto con entidades mágicas de la naturaleza), body horror (donde lo siniestro aparece desde la modificación radical y/o violenta del cuerpo) y weird (más difícil de definir, podemos pensarlo desde la estela del horror cósmico de H. P. Lovecraft).
En cuanto a lo segundo, si bien está claro que toda ficción se puede leer desde preocupaciones (o miedos) que los lectores entiendan o sientan como acuciantes para el tiempo que les tocó vivir, Veres aborda temas relevantes para la cultura de estas primeras décadas del siglo XXI como los cambios en la construcción de roles de género, la vida bajo el neoliberalismo más despiadado y la presencia fantasmal de la historia reciente (en su caso comparece por supuesto el camino tomado por Hungría desde la economía del bloque socialista hasta el neoliberalismo contemporáneo), por nombrar solo algunos. Que estos temas sean tan fácilmente detectables en el trabajo de Veres contribuye a su circulación por canales que van más allá de los típicos del género; la editorial Sexto Piso, de hecho, parece estar repitiendo con este libro lo que ya había intentado en 2020 con la publicación de Exhalación, el excelente compilado de cuentos del escritor estadounidense Ted Chiang que, a su manera, también ofrece una ciencia ficción accesible para lectores que no frecuentan el género.
Mejores y peores. El libro Negro tal vez es un compilado de cuentos bastante heterogéneo, al menos en cuanto al logro literario. Por supuesto, ante una selección de ficción breve, cada lector agrupará los textos de acuerdo a sus preferencias, y distinguirá los más logrados de los que no alcanzan a dar en el blanco. Dicho esto, es inevitable que la sensación de disparidad persista, sea como sea que se ensamblan los conjuntos en cuestión, de lo que cabría deducir que no todos los cuentos reunidos en este libro están a la altura de los mejores entre ellos, y que la distancia entre el nadir y el cenit es bastante acusada. No vale la pena detenerse en los que tienden a ese punto más bajo, en todo caso, porque los otros, los mejores, son excelentes: el que da título al volumen (un ejemplo fascinante de body horror muy weird, con una extraña crianza de larvas monstruosas animadas por fragmentos de almas humanas y luego vendidas como mano de obra esclava), más “La máquina de color sangre”, “Dormiremos en la nieve” y, especialmente, “Ciudad de niebla”, un mecanismo perfecto de literatura ergódica (aquella en la que el soporte del texto es integrado a la construcción de la ficción) que además se mete en el mundo de la música underground húngara.
Estos cuatro textos justifican la lectura del libro, y en su trabajo sobre la tradición del horror hablan con elocuencia del presente del género; quizá Veres falle más cuando pierde el pulso entre el horror y el humor, o cuando intenta trabajar de manera más explícita con intertextualidades y parodias (el cuento más lovecraftiano del libro, “El cielo lleno de cuervos, y luego nada en absoluto” es también el menos logrado), pero esto no tiene mayor importancia a la hora de pensar en su relevancia. Es cierto que hay ejemplos de un horror mucho más arriesgado y radical (viene a la mente el nombre de Gary Shipley, por ejemplo), más demandante y complejo literariamente hablando, pero si pensamos en una suerte de nuevo mainstream del género, o en su zona más cercana al gusto de los lectores no especializados, vale la pena acercarse a esta obra de Attila Veres, una excelente puerta de entrada al complejo mundo del horror contemporáneo.
NEGRO TAL VEZ, de Attila Veres. Sexto Piso, 2024. Madrid, 354 págs. Traducción de Judit Faller y Andrés Cienfuegos.