Estimo que muchos quedaron perplejos y no daban crédito a lo que estaban viendo. Es que nadie que haya visto las imágenes que las redes primero y los canales de televisión después, difundieron a comienzos de la semana última y que tenían como protagonista al presidente de Cutcsa, Juan Salgado, quedó indiferente. En ellas, Salgado bailó y cantó una canción de los barrabravas de Peñarol que hace referencia al asesinato de un hincha de Nacional. El video, produjo indignación, rechazo, condena y repulsa.
Al parecer, todo sucedió el sábado pasado luego que Peñarol venciera a Nacional por dos goles a cero. Un partido que se jugó en el estadio de los carboneros solo ante la hinchada del equipo locatario y que fue precedido por una serie de incidentes que se registraron en diferentes barrios de Montevideo.
Afortunadamente, la amplia difusión de las imágenes provocó la inmediata intervención de la Fiscalía. El lunes próximo Salgado deberá comparecer ante el fiscal Fernando Romano. Habrá que esperar entonces a la semana entrante para saber cómo se castiga la conducta de un empresario que preside la principal compañía de ómnibus de Montevideo y la Cámara de Transporte.
La conducta de Salgado es de una gravedad que no conoce antecedentes. Grave por el cántico que entonó, gravísima por ser quién es y despreciable por festejar la muerte. Sí, celebrar la muerte es lo que la infame canción (si se le puede llamar a ese improperio de esa manera) hace: “cómo me voy a olvidar cuando matamos a una gallina”, dice. ¿Apología del delito? La Justicia tendrá que determinarlo y esperemos que aplique todo el rigor de la ley.
¿Por qué es tan condenable lo que hizo Salgado? Sin dudas por el hecho en sí mismo, pero además por ser un empresario, un hombre que tiene la responsabilidad legal y moral de dirigir una empresa en la que trabajan centenares de personas. Un individuo que debería ponderar sus palabras y saber que sus opiniones y su proceder inciden no solo en su compañía sino también ante la opinión pública. Salgado ha sido y es un individuo que estuvo y está siempre cerca de los gobernantes de turno, sean departamentales o nacionales. Fue asesor de Tabaré Vázquez y se ha mostrado en varias ocasiones con el presidente Lacalle Pou en actos de su empresa. No es novedad, todos lo hemos visto.
En una carta hecha pública luego de conocerse la citación de la Fiscalía, Salgado sostuvo que :(...) “Sigo siendo la misma persona, con los mismos valores de familia con los que fui criado y he cultivado a lo largo de estos más de 30 años de trayectoria, y por sobre todo mantengo el mismo pensamiento y convicción de condena de toda forma de violencia” Curiosa su manera de cultivar los valores de familia y condenar la violencia.
Por su parte la Asociación de Cooperativistas del Transporte, expresó su preocupación por el episodio. Los sindicalistas temen represalias y sostienen que: “hay barras que hacen destrozos en los ómnibus y que deberían estar en las listas negras con prohibición de ir a los estadios. En un comunicado, el gremio pidió que” no se naturalicen los hechos violentos” y sostuvo que” esperan el accionar de la Justicia.”
Minimizar o ignorar este episodio puede resultar un viaje sin retorno.