El año 2022 pasará a la historia como aquel en que Estados Unidos tomó un segundo aire, o por lo menos un respiro, y en el que sus principales rivales en el mundo sufrieron serios reveses. Hace apenas un año, todos decíamos que China pronto superaría a Estados Unidos como la primera superpotencia económica y tecnológica del mundo, y que Rusia e Irán continuarían ganando influencia internacional. Y a nivel nacional, en Estados Unidos había una creencia muy difundida de que la democracia estaba en peligro. Nada de eso ha sucedido. Por el contrario, la economía de China se ha desinflado a sus niveles más bajos en décadas, y Xi Jinping se ha enfrentado a protestas callejeras que no se habían visto desde Tiananmen en 1989.
La economía de Rusia ha caído significativamente después de la invasión rusa de Ucrania y las sanciones de Estados Unidos y Europa que le siguieron, y se estima que se contraerá en un 3.3% este año. Rusia también recibió un enorme golpe reputacional cuando 143 países condenaron su invasión de Ucrania en la ONU, y tan solo 5 naciones la apoyaron. El régimen fundamentalista islámico de Irán se enfrenta a las manifestaciones más grandes de su historia. Al menos 326 personas han muerto en las protestas, dicen grupos de derechos humanos.
Mientras tanto, el dólar estadounidense se ha fortalecido frente a casi todas las monedas del mundo. El desempleo sigue siendo bajo, y aunque la bolsa de Wall Street ha caído y la inflación sigue alta por el impacto persistente de la pandemia, la economía de Estados Unidos está mejor que la de la mayoría de otros países. Tecnológicamente, el Departamento de Energía de Estados Unidos acaba de anunciar un avance científico histórico en la fusión nuclear, que permitirá la producción de energía limpia que podría reemplazar a los combustibles fósiles en el futuro. Las vacunas contra el COVID-19 estadounidenses probaron ser las más efectivas, al punto de que casi todos las prefieren a las rusas o chinas.
Asimismo, el gobierno de Estados Unidos aprobó la ley de estímulo de energía limpia más grande en la historia, y la mayor ley de infraestructura en generaciones.
La imagen de Estados Unidos mejoró en el mundo en 2022, según una encuesta del Centro Pew, según la cual subió a un 61% de opiniones favorables en los 17 países encuestados. Scott Galloway, profesor de economía de la Universidad de Nueva York, me dijo en una entrevista reciente que “Estados Unidos seguirá siendo la superpotencia preeminente” en el corto y mediano plazo.
“Estados Unidos es independiente en alimentos, independiente en energía, y su tasa de empleos sigue bastante fuerte”, me dijo Galloway. “Aunque puede que se trate de tortuga más rápida, es difícil señalar a otro país que esté mejor que Estados Unidos ahora”. De hecho, la economía de China crecerá apenas un 3.2% este año, muy por debajo de sus tasas de crecimiento anual cercanas al 10% que tuvo en décadas recientes. El índice bursátil Heng Seng de China cayó un 36% en los primeros 10 meses de este año, mucho más que la bolsa de Wall Street.
Por supuesto, Estados Unidos continúa teniendo grandes problemas. Además, ninguna superpotencia mundial dura para siempre, y Estados Unidos no será la excepción. Pero una mirada desapasionada al estado del mundo muestra que Estados Unidos inicia el 2023 mejor posicionado que sus principales rivales. Puede ser que China se convierta en la principal superpotencia mundial en el futuro, pero no pasará tan pronto como creíamos.