Redacción El País
Existe un mito muy extendido: muchas personas creen que lavarse el cabello con frecuencia provoca que se caiga más. El dermatólogo y tricólogo Sergio Vañó Galván desmiente esta idea y explica que la percepción de pérdida capilar está relacionada con la acumulación de pelos sueltos en el cuero cabelludo, no con el acto de lavar. Esta recomendación fue compartida por el especialista en el pódcast Palabras con Salud y en clips difundidos en redes sociales.
Según Vañó, al reducir la frecuencia de lavado, los cabellos que naturalmente se desprenden se acumulan en el cuero cabelludo.
Así, cuando finalmente se lava, se observa una gran cantidad de cabello, lo que puede interpretarse erróneamente como un aumento de la caída. “El punto central es separar la sensación de pérdida visible del proceso biológico real de caída del cabello”, aclara el especialista.
Para orientar a sus pacientes, Vañó establece una pauta general: los hombres deberían lavarse el pelo a diario, mientras que las mujeres pueden hacerlo unas dos o tres veces por semana, aunque siempre depende de factores individuales como el tipo de cabello, la actividad física, el clima y la velocidad con la que se engrasa el cuero cabelludo. Por ejemplo, personas con cabello fino y graso o que sudan mucho pueden necesitar lavados más frecuentes, mientras que quienes tienen pelo rizado y seco pueden espaciar los lavados sin problema.
En casos de efluvios telógenos, episodios de caída intensa desencadenados por estrés, fiebre, cirugías o cambios hormonales, el especialista recomienda no reducir la frecuencia de lavado. “Mantener la higiene ayuda a eliminar el cabello acumulado y permite monitorear la evolución de la caída”, señala Vañó. Este tipo de caída no siempre indica alopecia crónica y, por lo general, se normaliza una vez identificado el factor desencadenante.
El dermatólogo también aconseja observar la caída de manera sistemática: contar cuántos cabellos quedan en el cepillo, notar si se caen en mechones o de forma uniforme, y prestar atención a otros síntomas como picazón o inflamación del cuero cabelludo. Ante caída intensa o localizada, lo recomendable es consultar con un especialista para una evaluación profesional.
Vañó recuerda que fenómenos puntuales como un peinado, cambios estacionales o una enfermedad reciente pueden alterar temporalmente la cantidad de cabello que se pierde, y no deben interpretarse de inmediato como un problema grave. Separar la percepción de la realidad biológica es clave para evitar ansiedad innecesaria y cuidados inapropiados.
En síntesis, lavarse el cabello con regularidad no provoca su caída y, de hecho, contribuye a mantener el cuero cabelludo limpio, a controlar la acumulación de cabellos sueltos y a monitorear la salud capilar. La combinación de observación, cuidado adaptado al tipo de cabello y asesoramiento profesional asegura que la higiene diaria sea un aliado, y no un enemigo, del bienestar del cabello.
En base a El Tiempo/GDA