Los niños nacidos por cesárea programada —es decir, realizada antes del inicio del trabajo de parto— presentan un 21 % más de probabilidad de desarrollar leucemia linfoblástica aguda (LLA), el tipo más común de cáncer infantil, en comparación con los nacidos por parto vaginal. Así lo indica un nuevo estudio publicado en julio en el International Journal of Cancer.
A pesar de este aumento relativo en la probabilidad, los especialistas aclaran que el riesgo absoluto sigue siendo muy bajo: solo unos 4,8 casos por cada 100.000 niños se diagnostican anualmente en Estados Unidos.El estudio, realizado en Suecia, analizó más de 2,4 millones de nacimientos a lo largo de 20 años. Aproximadamente un 15 % de estos nacimientos fueron por cesárea, y cerca de 213.000 fueron programados, es decir, planificados antes del inicio del trabajo de parto.
Los investigadores controlaron múltiples factores, como edad materna, peso del recién nacido, diabetes, preeclampsia y malformaciones congénitas, y aun así la asociación se mantuvo significativa: el mayor riesgo de LLA se relacionó específicamente con cesáreas programadas. En cambio, las cesáreas de emergencia (realizadas luego del inicio del trabajo de parto) no mostraron una asociación estadísticamente significativa, aunque el número de casos fue menor.
¿Por qué ocurre esto?
Según especialistas consultados por Live Science, uno de los factores clave sería la falta de exposición del bebé a las bacterias del canal vaginal, lo que puede afectar el desarrollo de su sistema inmunológico.
Además, los bebés nacidos por parto vaginal o cesárea de emergencia están expuestos a hormonas naturales del trabajo de parto, similares a los corticosteroides utilizados para tratar la leucemia, lo que podría ayudar a eliminar células preleucémicas.
El doctor Joseph Wiemels, epidemiólogo de la Universidad de California, destacó que la asociación entre cesárea y riesgo de LLA es “relevante, pero no alarmante”, ya que esta enfermedad suele desarrollarse antes de los cinco años.
Por su parte, la autora principal del estudio, Christina Evmorfia-Kampitsi, del Instituto Karolinska, subrayó a Live Science que la cesárea sigue siendo una herramienta fundamental y que salva vidas en la obstetricia moderna, sobre todo en casos de preeclampsia, falta de oxígeno fetal u otras complicaciones.
Según ella, “los resultados no deberían causar alarma cuando el procedimiento está médicamente indicado”. Sin embargo, advirtió que cuando la cesárea se realiza sin justificación clínica, es importante considerar los posibles impactos a largo plazo.
A pesar del tamaño considerable de la muestra, los autores reconocen que los resultados no pueden generalizarse a otras poblaciones, debido a las diferencias demográficas y ambientales entre países. Lugares con altas tasas de cesáreas no necesariamente presentan más casos de leucemia.
Otros expertos, como la genetista Erin Marcotte, de la Universidad de Minnesota, señalan que muchos bebés ya nacen con células preleucémicas, pero la mayoría no desarrolla la enfermedad. El desafío, según los científicos, es comprender mejor los mecanismos que hacen que solo algunos casos avancen y si la forma de nacimiento influye en ello.
OGlobo/GDA
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