Redacción El País
Cada vez más personas consultan por síntomas como cansancio constante, dificultad para adelgazar, ansiedad por lo dulce, acné, alteraciones del ciclo menstrual o grasa localizada en el abdomen. Detrás de este conjunto de señales, que suelen pasar desapercibidas, puede esconderse una causa común: la resistencia a la insulina.
Se trata de un trastorno metabólico que aparece cuando las células dejan de responder correctamente a la insulina, una hormona producida por el páncreas cuya función es regular la glucosa en sangre. Ante esta “resistencia”, el cuerpo produce más cantidad de insulina para intentar cumplir su tarea, lo que genera un desequilibrio que, a largo plazo, puede tener varias consecuencias.
Una alteración que va más allá del peso
La resistencia a la insulina no solo complica el control del peso corporal. También se asocia a enfermedades como la diabetes tipo 2, el síndrome de ovario poliquístico (SOP), alteraciones hormonales y problemas cardiovasculares. En las mujeres, puede manifestarse con ciclos menstruales irregulares y dificultades para lograr un embarazo.
Especialistas en nutrición y endocrinología coinciden en que el estilo de vida actual es uno de los principales responsables. “Se combinan dietas muy restrictivas con un consumo elevado de alimentos que estimulan la insulina, como panificados industriales, dulces o bebidas alcohólicas”, explican los profesionales.
Dietas contradictorias y malos hábitos
Otro factor que agrava el problema es el uso de suplementos o productos para “controlar el azúcar” o “bajar de peso” sin supervisión médica, mientras se mantiene una alimentación rica en carbohidratos refinados. Esta práctica, lejos de ayudar, puede alterar aún más la respuesta del organismo a la insulina.
A eso se suma el sedentarismo, el estrés crónico y la falta de sueño, tres elementos que influyen directamente en el equilibrio metabólico. Dormir mal o moverse poco puede elevar los niveles de insulina y dificultar su correcta utilización.
Revertir el cuadro es posible
La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, la resistencia a la insulina puede revertirse. Los especialistas recomiendan adoptar un enfoque integral que combine una alimentación equilibrada —con menos azúcares simples y ultraprocesados—, actividad física regular y una rutina de descanso adecuada.
Detectar los síntomas a tiempo y consultar con un médico endocrinólogo o nutricionista es clave para evitar complicaciones mayores. Un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia entre convivir con un trastorno silencioso o recuperar la salud metabólica de manera sostenida.
En base a El Tiempo/GDA
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