Fernanda Ortiz, El Universal/GDA
Las sardinas son una alternativa económica para elaborar una comida completa y balanceada. Pueden conseguirse prácticamente en cualquier supermercado, específicamente, en presentación enlatada.
Por lo general, la recomendación es consumir vegetales, frutas, carnes blancas y rojas en su estado fresco. Ello garantiza su gran sabor y que se encuentren en perfectas condiciones para que no dañen la salud.
Ahora, un artículo publicado en Harvard Health Publishing retoma la discusión de los productos enlatados y señala si es benéfico o no comer sardinas enlatadas.
¿Qué es mejor: la sardina fresca o en lata?
En primera instancia, los especialistas en medicina de Harvard señalan que las sardinas son un alimento saludable. El artículo enfatiza que las sardinas poseen vitaminas A, B y D, además de minerales como calcio, fósforo, potasio, zinc, hierro y magnesio, elementos esenciales para equilibrar la salud del organismo.
De acuerdo con Harvard, las sardinas en lata son saludables, siempre y cuando no se consuman en exceso pues contienen yodo. Asimismo, es importante revisar su caducidad y que no tengan muchos químicos para conservarlas.
¿Cuáles son los beneficios de comer sardinas?
Entre los beneficios de comer sardinas frescas o en lata se encuentran:
- Sus proteínas fortalecen el organismo humano
- Disminuyen el colesterol y, en consecuencia, reducen el riesgo de ataques al corazón o trombosis
- Previenen la anemia al poseer minerales como calcio, fósforo, potasio, zinc, yodo, hierro y magnesio
- La vitamina B12 de las sardinas combate problemas estomacales, mientras que la vitamina B6 reduce la depresión y asma
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