El té, una bebida milenaria, se ha consolidado como la segunda más consumida a nivel mundial, solo superada por el agua. Su popularidad no solo radica en la diversidad de sus sabores y aromas, sino también en los beneficios para la salud que la ciencia moderna empieza a confirmar.
Aunque muchas veces se confunde con las infusiones herbales, el té proviene de la planta Camellia sinensis.
Su sabor y propiedades dependen del procesamiento: fermentado (té negro), no fermentado (té verde) o semifermentado (oolong). Las infusiones herbales o tisanas —como manzanilla, menta o jengibre— no contienen hojas de té, pero comparten beneficios, ya que son naturalmente libres de azúcar y calorías, y contribuyen a la hidratación.
Entre sus efectos más destacados, el té es rico en antioxidantes, tiene propiedades antiinflamatorias, favorece la digestión y puede ayudar a la salud cardiovascular gracias a los polifenoles. También podría mejorar la concentración y el estado de alerta, aunque la evidencia científica aún se sigue ampliando.
Cada variedad tiene beneficios particulares: el té verde apoya el metabolismo y la salud de la piel; el té negro ayuda a reducir el colesterol y la presión arterial; la manzanilla promueve el sueño y calma el sistema digestivo; la equinácea refuerza el sistema inmune; el jengibre combate la inflamación y las náuseas; la menta mejora la digestión y el rooibos podría proteger la salud ósea.
El momento de consumo también influye. Por la mañana o media mañana, el té verde o negro ofrece un impulso de energía; entre comidas, favorece la absorción de antioxidantes; antes del ejercicio, puede mejorar el rendimiento; por la tarde o noche, se recomiendan infusiones sin cafeína para promover la relajación. Evitarlo en ayunas puede prevenir molestias estomacales.
Los especialistas advierten que el té no debe reemplazar tratamientos médicos y que algunas variedades pueden interactuar con medicamentos. Se aconseja elegir opciones sin azúcares añadidos y moderar el consumo para evitar efectos adversos como insomnio o irritación estomacal.
Así, más allá de su historia y ritual, el té sigue siendo una bebida versátil y saludable, capaz de adaptarse a distintos momentos del día y necesidades, siempre que se consuma de forma consciente y equilibrada.
En base a El Universal/GDA