El hábito japonés que ayuda a mantener un peso saludable sin pasar hambre ni hacer dietas extremas

El hara hachi bu propone dejar de comer antes de sentirse completamente lleno. Esta costumbre japonesa favorece la digestión, previene el sobrepeso y promueve una relación más consciente con la comida.

Balanza

Redacción El País
Entre los hábitos japoneses que promueven la salud y la longevidad, el hara hachi bu ocupa un lugar central. Se trata de una práctica sencilla pero poderosa: dejar de comer cuando se alcanza el 80 % de la saciedad. Es decir, comer hasta sentirse casi satisfecho, no completamente lleno.

Originaria de la isla de Okinawa —una de las llamadas “zonas azules” del planeta, donde la población alcanza edades muy avanzadas con buena salud—, esta filosofía se apoya en la moderación y la atención plena al momento de alimentarse.

El médico argentino Daniel López Rosetti, miembro de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES), ha señalado en distintas oportunidades que la longevidad de los habitantes de Okinawa se vincula con este modo de alimentarse. “No comen hasta estar completamente satisfechos”, explicó en una de sus publicaciones, destacando que esta práctica permite desarrollar una mayor conciencia sobre el acto de comer.

Beneficios físicos y emocionales

Comer hasta el 80 % de la capacidad no solo evita la sobrecarga del sistema digestivo, sino que también contribuye a mantener un peso adecuado y a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad o los problemas cardiovasculares. Además, al masticar con calma y hacer pausas entre bocados, el cuerpo tiene tiempo de registrar la saciedad real, algo que se pierde fácilmente cuando se come de forma automática o distraída.

Según López Rosetti, este enfoque de moderación mejora la digestión y reduce la sensación de pesadez posterior a las comidas. Al mismo tiempo, promueve una relación más equilibrada con la comida, alejada de la ansiedad y de las dietas restrictivas.

Dieta

Cómo incorporarlo al día a día

Adoptar el hara hachi bu no implica contar calorías ni eliminar alimentos. La clave está en prestar atención plena al acto de comer: observar los sabores, masticar lentamente, dejar los cubiertos entre bocados y evitar distracciones como el celular o la televisión.

Cuando el cuerpo comience a sentirse satisfecho, conviene disminuir el ritmo y detenerse antes de alcanzar la saciedad completa. Este pequeño gesto —aparentemente simple— es suficiente para darle un respiro al sistema digestivo, favorecer el metabolismo y cuidar la salud a largo plazo.

En definitiva, el hara hachi bu no es una dieta ni una moda pasajera, sino una filosofía de vida que enseña a comer con respeto, conciencia y equilibrio. Una lección ancestral que, adaptada a nuestros tiempos, puede ayudarnos a vivir mejor sin “morirnos de hambre”.

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En base a El Tiempo/GDA

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