Las bebidas alcohólicas y las celebraciones de fin de año no son una buena combinación. Vinos, cervezas y alcoholes destilados son una forma de clasificar a las bebidas alcohólicas que quizás difieran del resto de los alimentos por las consecuencias inmediatas que tienen sobre la mente. Todas resultan de la acción de levaduras microscópicas sobre los azúcares de los ingredientes base de cada una -uvas, trigo, cebada u otros cereales- produciendo moléculas volátiles conocidas como alcoholes.
El artista del vino o cerveza es quien decide en el proceso, técnica y almacenado, cómo será esa transformación según el resultado buscado. La naturaleza básica es lo único que tienen en común las tres: el vino nace en una fruta delicada, la cerveza viene del grano inoloro e insípido de un cereal, y los destilados son el núcleo de ambos concentrados en la volatilidad intensa del alcohol. Por eso repito: las bebidas alcohólicas y fin de año no son buena combinación.
Nutricionalmente aporta 7 kcal por gramo, de alcohol no de bebida, que se transforma en el hígado y el estómago. Son consideradas calorías vacías, no contienen ningún nutriente como los demás alimentos. Salvo algunos licores o vinos que pueden llegar a tener 20% de azúcares los datos básicos son los siguientes: mientras la Cerveza tiene de 30 a 50 kcal por 100 cc, el Vino tiene unas 80 kcal, el Champagne 110kcal, los licores de 250 a 400 kcal, el Vodka y bebidas blancas de 250 a 400 kcal según la graduación alcohólica y el Whisky 250 a 445 kcal.
Estas calorías se almacenan y traducen en grasa corporal porque esa es la forma del organismo de reservar. Está claro que la cantidad de cerveza o vino que se consume en una ocasión generalmente es mayor que la de otras bebidas, por eso se perciben como más calóricas de lo que son.
El organismo puede metabolizar de 10 a 15 gramos de alcohol por hora, una porción de bebida cada 60 a 90 minutos. Ese tiempo depende de la presencia de comida en el estómago por eso tomar con este vacío acelera los efectos en el sistema nervioso. Las burbujas de bebidas espumosas y cerveza aumentan la velocidad del impacto, más allá de la comida.

Aunque la tolerancia suele ser individual, los hombres en general pueden tomar más que las mujeres, sin tener consecuencias indeseables inmediatas, quizás por eso y por razones culturales los hombres presentan mayor consumo, excepto en las edades más chicas donde se equipara el consumo.
Rescatando el valor de antioxidantes naturales presentes especialmente en el vino tinto y particularmente en la variedad Tannat, y el bienestar que ocasiona para quienes disfrutan de las bebidas alcohólicas, no hay otras razones para recomendar su consumo.
Es casi irresponsable recomendar beber sin considerar: la moderación, el estado nutricional de quien toma (personas con sobrepeso u obesidad tienen que atenderlo como fuente de energía vacía) y la edad o la madurez necesarias para medir las consecuencias de la ingesta. Considerar estos aspectos y sumarle sentido común resulta indispensable para disfrutar de esta categoría de bebidas sin efectos secundarios agudos y crónicos.
-
Fin de año: ¿Cuáles son las bebidas alcohólicas que suman menos calorías?
Cómo evitar comer en exceso en Navidad y Año Nuevo: estrategias para cuidar la alimentación en las fiestas
Lore Nutri: Tips nutricionales para el mes de diciembre
Cómo llevar las comidas de Navidad y Fin de Año a un nivel más saludable