Redacción El País
Hay una grieta que persiste año tras año, generación tras generación: ¿Qué estación es mejor: verano o invierno? Están quienes celebran los días largos, el sol y la playa, y quienes esperan con entusiasmo el abrigo, las mantas y el chocolate caliente. Pero ¿por qué algunas personas son claramente team verano y otras team invierno? La psicología tiene algunas respuestas interesantes.
Estudios señalan que la estación favorita de una persona puede reflejar ciertos rasgos psicológicos y emocionales. Quienes prefieren el verano, por ejemplo, tienden a ser más extrovertidos, activos y sociables. Disfrutan de la energía del sol y las actividades al aire libre, y suelen asociar el calor con vitalidad y optimismo.
Por otro lado, los team invierno suelen valorar más la introspección, la calma y el confort emocional. Investigaciones han encontrado que estas personas tienden a disfrutar más de la soledad y los momentos de reflexión. Pueden tener una sensibilidad más elevada y sentirse más creativos o concentrados en ambientes fríos o nublados.
Además, las preferencias estacionales pueden estar relacionadas con la regulación emocional. El clima influye en nuestro estado de ánimo, pero también en cómo aprendemos a adaptarnos. Hay quienes encuentran en el calor una sensación de expansión, y quienes se sienten más protegidos y seguros en el frío, explican los expertos.
Las estaciones también evocan memorias y asociaciones afectivas: para algunos, el verano representa libertad, vacaciones y vínculos sociales; para otros, el invierno significa pausa, calma y autocuidado. No se trata de una simple cuestión de temperatura, sino de cómo cada persona encuentra equilibrio y placer en su entorno.
Así, ser team verano o team invierno no solo tiene que ver con el clima que se prefiere, sino con una forma de estar en el mundo. Cada estación despierta una parte distinta de nuestra personalidad. La clave está en reconocer cuál nos hace sentir más nosotros mismos.