Planificó más de 100 bodas y revela las cinco señales que anticipan un divorcio antes de dar el si

Una organizadora de bodas estadounidense identificó patrones que se repiten entre las parejas que terminan separándose. Desde el pastel en la cara hasta la interferencia familiar, estos son los signos de alerta.

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Divorciarse dejó de ser tabú hace mucho ya.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Aunque cada vez más parejas optan por convivir sin casarse, todavía hay quienes eligen celebrar su amor con una boda tradicional. Sin embargo, no todas las historias que comienzan entre flores, música y brindis terminan bien. Así lo sostiene Robin Yarusso, una wedding planner estadounidense que, tras organizar más de un centenar de enlaces, asegura haber detectado patrones que anticipan un futuro divorcio.

En un video que se volvió viral, Yarusso contó que a lo largo de su carrera observó ciertos comportamientos durante la planificación o incluso en plena fiesta que, con el tiempo, se repiten en los matrimonios que no prosperan. “He coordinado unas cien bodas y varias propuestas de casamiento. Hay actitudes que vi repetirse una y otra vez entre quienes luego se separaron”, explicó.

A continuación, las cinco señales que, según su experiencia, deberían encender una luz de alarma.

1. La torta en la cara

Lo que parece un gesto simpático para las cámaras puede esconder algo más profundo. Para Yarusso, cuando una pareja se arroja torta en la cara —especialmente si no lo habían conversado— es una señal de falta de respeto o desconsideración.

“Si lo acordaron, está bien. Pero si uno dice que no quiere y el otro igual lo hace, ahí hay un problema de límites”, señaló la experta en declaraciones al portal Today. Según cuenta, ninguna de las parejas que protagonizó esa escena terminó permaneciendo junta.

2. Desacuerdos sobre el presupuesto

Otro indicio preocupante aparece cuando alguno decide gastar por fuera de lo pactado. “Si una novia me pide agregar flores sin contárselo al novio, eso suele ser mala señal”, contó Yarusso.

A su entender, no se trata de cuánto se gasta, sino de cuánto se respetan las decisiones compartidas. “Lo importante no es el dinero, sino la energía que ambos ponen en comprender lo que implica un matrimonio”, reflexionó.

Casamiento, alianzas
Una pareja se casa y muestra sus alianzas
Foto: Freepik

3. Familias que se entrometen

La presencia de un familiar —en especial una madre— que opina o decide por encima de la pareja suele ser otro factor determinante.

Para Yarusso, el problema no es la participación de los padres, sino que uno de los novios no ponga límites. “Cuando la madre de uno de ellos se mete y su hijo o hija no la frena, eso termina generando conflictos posteriores”, advirtió. En esos casos, dice, la falta de autonomía durante la organización se traduce en problemas de pareja a largo plazo.

4. Falta de interés en la boda

La wedding planner también identifica una alerta cuando uno de los dos muestra desconexión o desinterés en el proceso. “No me refiero al típico ‘elegí vos las flores’, sino a quienes directamente no se involucran en nada”, explicó.

Según su experiencia, cuando un futuro marido o esposa deja pasar responsabilidades básicas —como elegir al DJ o responder a proveedores—, eso revela distancia emocional o descompromiso con el proyecto compartido.

Una matrimonio firma los papeles de divorcio.
Una matrimonio firma los papeles de divorcio.

5. Drama en la fiesta

Por último, Yarusso advierte que cuanto más drama haya en la boda, peor. Gritos, conflictos entre amigos o excesos de alcohol son señales de que algo no está en equilibrio.

“Si uno de los novios termina muy borracho y el otro no, eso habla de comportamientos desalineados”, comentó. A su juicio, una celebración marcada por los excesos o la tensión anticipa problemas de comunicación o compatibilidad.

“Es más fácil cancelar una boda que divorciarse”

Más allá de las anécdotas, Yarusso considera que la mayoría de las personas perciben cuándo algo no anda bien antes de casarse, pero el miedo o la presión social las lleva a continuar.

“Si sentís que algo no encaja y lo ignorás porque ya está todo organizado, recordá esto: es mucho más fácil cancelar una boda que atravesar un divorcio”, concluyó la especialista.

En base a La Nación/GDA

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