Para la médica neuróloga Celeste Esliman, las neuronas son las células más importantes del cerebro y "sin ellas, la vida humana como la conocemos no existiría". De hecho, son las encargadas de responder a los estímulos físicos y químicos y conducir impulsos electroquímicos en el organismo, es decir, controlan todas las funciones voluntarias e involuntarias.
Norman Doidge, psiquiatra canadiense y autor del bestseller “El cerebro que se cambia a sí mismo”, demuestra mediante la narración de casos de pacientes suyos cuán modificable es el cerebro. Un ejemplo que usa para poner de manifiesto su tesis es el caso de una mujer llamada Cheryl Schiltz que tenía problemas para mantenerse en equilibrio debido a que había perdido la región del cerebro encargada de esta función.
Para ayudarla, los profesionales conectaron un acelerómetro -dispositivo que mide la vibración o la aceleración del movimiento de una estructura- para que este mandara señales que estimularan la región afectada. Tiempo después se regeneró en su cerebro una región encargada del equilibrio y Schiltz pudo recuperar el estado de inmovilidad del cuerpo y mejorar su calidad de vida.
Este caso es una prueba de lo que los médicos llaman neuroplasticidad. Un concepto que, en palabras de Doidge, es la capacidad que tiene el cerebro de modificarse a sí mismo y que le permite aprender cosas nuevas al crear nuevas conexiones neuronales.
Otra evidencia de la capacidad del cerebro para transformarse es la de una investigación titulada “Neurogénesis en el hipocampo humano adulto”. Durante la misma, los estudiosos comprobaron que mediante la neurogénesis -proceso de generar neuronas funcionales a partir de células madre neurales que hasta hace algunos años se creía que ocurría solo durante estadios embrionarios y perinatales en mamíferos- el cerebro puede seguir generando neuronas incluso durante períodos avanzados de la vejez.
“Es cierto que si bien perdemos neuronas constantemente, también desarrollamos nuevas y lo que es más destacable, estas generan nuevas conexiones entre sí”, revela Esliman. A su vez, añade que existen distintos tipos de neuronas dependiendo de su función o especialidad, “hay neuronas motoras, sensitivas e interneuronas, que regulan a las demás”, enfatiza.
Neuronas: cómo cuidarlas y regenerarlas.
Todos los días las personas pierden neuronas, no obstante, gracias a la capacidad de neurogénesis, el proceso puede ser revertido antes de que sea demasiado tarde. “Perder neuronas constantemente está estrechamente relacionado con el estilo de vida de una persona, es decir, si uno las quiere cuidar debe ser responsable y entrenar el cerebro”, explica la profesional.
Hay varias cosas que pueden hacerse diariamente para avivar las neuronas y mejorar la salud. Entre ellas, Esliman destaca: alejarse del alcohol, el tabaco y las drogas, realizar actividad física, tener una alimentación saludable que priorice alimentos vegetales por sobre los de origen animal, garantizar un sueño reparador y aprender a gestionar el estrés.
Según el Hospital Privado de Comunidad de la ciudad de Mar del Plata, cualquier acción que implique un cambio o un desafío es fundamental para el desarrollo neuronal. “Evite en lo posible que el cerebro se acostumbre a estímulos monótonos y limitados. Es importante enfrentarse a novedades y retos todo el tiempo”, destaca la institución. Asimismo, revelan que las siguientes actividades cognitivas son ideales para cumplir con lo mencionado.
1. Emprender pasatiempos lúdicos que desafíen al cerebro, como: crucigramas, sopas de letras, sudoku, rompecabezas, búsqueda de diferencias, laberintos, ajedrez, juego de dados, juego de cartas, lotería y juegos que inviten a usar la lógica.
2. Realizar lecturas diarias. Está demostrado que el hábito de leer es un importante factor protector del deterioro cognitivo; lecturas como las de diarios, libros o revistas sirven para este fin.
3. Aprender nuevas actividades y habilidades. Según señalan desde el hospital marplatense, algunas de estas pueden ser: un nuevo idioma, deporte, música, cocina, manualidades.
4. Practicar actividades artísticas. Las artes estimulan el cerebro, como bailar, hacer teatro, pintar y escribir.
“Está en cada uno de nosotros el querer preservar la salud del cerebro hasta el fin de nuestra vida”, sostiene Esliman. Para que todo esto funcione correctamente y sea efectivo, los cambios en el estilo de vida deben ser sostenidos en el tiempo, “igualmente, la buena noticia es que nunca es tarde para empezar”, concluye.
(Por La Nación GDA)