La cimática es el estudio del efecto que producen las vibraciones u ondas de sonido sobre la materia, ya sea agua, aire o incluso el propio cuerpo. Según el investigador argentino Juan Pablo Francolini, estas observaciones sobre la realidad no son nada novedosas, sino que existen desde la antigüedad.
Una de las primeras personas en registrar que un cuerpo desplega patrones irregulares fue Galileo Galilei, astrónomo, ingeniero, matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la revolución científica en la época del Renacimiento. “Él demostró que los planetas giraban y que la naturaleza está repleta de formas geométricas. La geometría es el sello de la inteligencia que hay detrás de todo, si no hubiera este orden todo sería un caos”, señala Francolini.
En el siglo pasado, Albert Einstein se dio cuenta de que los átomos presentes en los sólidos vibran debido a su energía térmica. El científico coincidió con la Ley de la Vibración que establece que todo lo que existe en el universo, ya sea visible o invisible, cuando se descompone y es analizado en su forma más básica, consiste en energía pura y existe como una frecuencia o patrón vibratorio. Por ende, los átomos, las partículas subatómicas y las moléculas vibran. Tras analizar y ver los fundamentos de esta teoría, Einstein dijo una de sus frases más destacadas: “Todo en la vida es vibración”.
Las vibraciones y la energía como pilares para mejorar la salud.
Más adelante, en 1992, el biólogo Bruce Tainio realizó un estudio de la frecuencia vibratoria del cuerpo humano y llegó a la conclusión de que un cuerpo que se encuentra sano tiene una frecuencia vibratoria durante el día de 62 a 72 MHz -unidad de medida de la frecuencia de las ondas- y que, cuando esta misma se reduce en una persona, su sistema inmunológico se ve comprometido.
También lo dijo Nikola Tesla: "Si quieres entender el Universo, piensa en términos de frecuencia, energía y vibración".
Las frecuencias vibratorias no solo son emanadas del cuerpo sino que también se encuentran dentro de él. Justamente, en el cerebro existen cuatro tipos de ondas cerebrales (Beta, Alfa, Theta y Delta) con diferentes frecuencias y características. Las ondas cerebrales más rápidas (Beta) corresponden a una conciencia de menor frecuencia y a un estado de alerta, mientras que las ondas cerebrales más lentas corresponden a un estado de conciencia más abierto y elevado (Delta). Las ondas Alfa se caracterizan por ser menos rápidas que las Beta y representar un estado de tranquilidad y atención; las Theta son las previas a las Delta, son muy lentas y aparecen en estados meditativos, de sueño y con la pérdida de noción del tiempo.
De esta manera, los mayores estados de relajación y tranquilidad en los que puede estar el ser humano son en Delta y Theta. Para Francolini, a estos se puede llegar con prácticas de meditación y respiración.
(Por La Nación GDA)