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La incesante búsqueda de dopamina del cerebro: saber diferenciar entre placer y felicidad

Los picos de dopamina llevan a nuestros hormonas a buscar un camino de regreso al equilibrio. Sube rápido, baja rápido

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Un banquete de manjares es como una gran caricia al cerebro.
Imagen: Public Domain.

O Globo - GDA 
Nuestro cerebro es un coleccionista de recompensas. Se estimula mucho cuando sabe que va a recibir algo a cambio de una tarea bien hecha. Por eso, buscamos el placer, la satisfacción, la dopamina fluyendo a mil en nuestro organismo.

En la búsqueda del placer, creemos que tendremos felicidad. Pero, ¿cuál es la diferencia entre placer y felicidad? ¿El sumatorio de muchos momentos de placer, sería nuestro estado de felicidad? Lo dudo mucho. Te invito a reflexionar conmigo. ¿Qué te hace feliz? Para mí, cosas muy simples, como estar con mis perros, pasar tiempo con mi familia, cenar con mis amigos, hacer actividad física. Entonces, concluyo que tengo varios momentos de felicidad dentro de mi rutina. Ya el placer es ese pico de felicidad, una felicidad que no se sostiene, vamos a decir así.

Vamos a ilustrar la escena: cuando compras un teléfono nuevo, por ejemplo. Ese momento en que llegas a la tienda y lo eliges da una sensación de placer, de dopamina pura. Pero, ¿vas a sentirte feliz, cada vez que mires el teléfono nuevo? Muy probablemente no. Menos aún cuando llegue la factura de la tarjeta. Bromas aparte, es así como funciona cuando comemos algo rico. Puro placer en esa cucharada, en esos segundos. Después, ya fue... pasó.

No estoy diciendo que el placer sea algo malo. Muchas veces el placer está asociado a la felicidad, como es el placer del sexo cuando hecho con quien amamos. Pero, la búsqueda del placer a toda hora y a todo costo puede ser peligrosa y convertirse en un vicio. Así como las drogas, los medicamentos, el alcohol, los juegos de azar son estimuladores de la producción de dopamina en nuestro organismo, y todos son altamente adictivos.

De hecho, la dopamina, ese neurotransmisor del cerebro que tiene características ligadas a la recompensa, fue descubierta recientemente, en 1957 por el neurofarmacologista sueco Arvid Carlsson. Un experimento con ratones demostró cómo la dopamina se activa con algunos estímulos, como por ejemplo comer chocolate, que provoca un aumento de 55%. El sexo aumenta en 100%, la nicotina en 150%. Drogas, como la cocaína, en 225%, anfetaminas en 1.000%. Por eso el peligro. Una persona que busca todo el tiempo la dopamina, la recompensa, crea una cierta tolerancia al estímulo del placer, y su cerebro pasa a necesitar dosis mayores y más frecuentes para obtener "ese pico de felicidad".

Nuestro cuerpo también le gusta el equilibrio. Picos de dopamina llevan a nuestros hormonas a buscar un camino de regreso al estado de equilibrio. Entonces, imaginen un gráfico en el que se tiene una línea continua en el medio, y que a veces sube rápidamente, con picos de placer. De la misma manera que sube rápido, baja rápido, y nuestro cuerpo produce hormonas para esa vuelta... rápida. Lo que puede provocar un pico para abajo en ese gráfico, y picos para abajo es lo que no queremos. Muchas veces queda muy clara esa "bajada", como la resaca de comer mucho o una resaca después de una noche regada de alcohol y drogas. Solo que muchas veces es sutil, y viene en dosis homeopáticas de ansiedad, irritabilidad, depresión. Ese cuadro puede ir agravándose y acabar convirtiéndose en algún trastorno psíquico.

La buena noticia es que la actividad física también libera hormonas del bienestar y del placer. Incluso un baño helado provoca esa liberación hormonal. Es decir, no es solo lo que hace mal a la salud lo que provoca momentos de placer. Y la explicación es que necesitamos enfrentar el malestar para tener el momento de recompensa, del "yo soy capaz", "yo puedo". La dopamina en este caso se libera por algo que nosotros hacemos de forma activa y no de forma pasiva, usando sustancias, alimentos, estímulos externos. Y eso deja claro que todo está dentro de nosotros: el dolor, el placer, la felicidad. Solo necesitamos encontrar el camino correcto.

 

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