Dormir es un momento sagrado, de hecho se lo considera uno de los más importantes del día. A través del sueño, el cuerpo y el cerebro se restauran del estrés acumulado durante la jornada. También se reparan los tejidos neuronales, se procesa información y se consolida la memoria. En esta instancia, algunos logran alcanzar un descanso de calidad y otros no tanto. Es que son muchos los factores que influyen para que ello suceda y entre los principales se destacan los sueños.
Sin ir más lejos, a esta instancia se la conoce como actividad onírica y ocurre habitualmente en la etapa de sueño REM entre 70 y 90 minutos después de dormirse. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos es una fase donde predomina el movimiento ocular rápido y la actividad del cerebro. Por su parte el cuerpo permanece inactivo.
Pero, ¿qué son los sueños? Una neuróloga los definió como "imágenes que produce la mente mientras dormimos”. ¿Cómo se originan? Existen diferentes teorías. Una de ellas se relaciona con experiencias pasadas traumáticas, preocupación o ansiedad: En esos casos, la persona tendrá sueños desagradables, por ejemplo, que lo persiguen. Por otro lado, se podría hablar de un deterioro neuronal en aquellos de edad avanzada que regularmente sueñan que los atacan o que ellos atacan.
Hay sueños que son universales y caerse al vacío es uno de ellos. Una situación que viene acompañada de una brusca sacudida de las extremidades: brazos y piernas, y que genera que la persona se despierte de golpe. De acuerdo a los especialistas consultados, el 70% de las personas experimentó este sueño al menos una vez en su vida.
Haberlo vivido genera dudas e incertidumbre: ¿Cómo surge? ¿Es peligroso? ¿Puede evitarse? Este sueño ocurre cuando se atraviesa una transición entre la vigilia y el descanso profundo, a diferencia de otros sueños y se produce a partir de un desbalance entre la parte motora y el sistema vestibular que es el oído. Se genera un desequilibrio entre los músculos que ya están relajados, la audición y la mente que sigue despierta. La reacción es un mecanismo que tiene el organismo para volverse a acomodar y conciliar correctamente el sueño.
Los más propensos a vivirlo son los niños y jóvenes porque aun están aprendiendo y acostumbrándose a dormir y tienen todos los sentidos muy desarrollados. Por lo tanto en ocasiones les cuesta "apagarlos”. A medida que pasan los años, las personas disminuyen sus chances de soñar que se caen al vacío porque tardan más en dormirse y tienen menos audición y visión.
Más allá de que se trate de una situación extraña, los especialistas coinciden en que no hay que preocuparse ya que no conlleva ningún tipo de riesgo. Soñar esporádicamente que uno cae al vacío, no genera ningún trastorno en la conciliación del sueño. Pero por el contrario, si se repite varias veces durante la noche, será necesario consultar con un profesional porque puede ser producto de otras patologías o bien, afectar la calidad del descanso.
(Melanie Shuman - La Nación GDA)