The Conversation
Los perros pueden parecer adorables cuando duermen la siesta, pero sus hábitos de sueño en realidad contienen pistas fascinantes sobre cómo la convivencia con los humanos ha moldeado su comportamiento. Los patrones de sueño-vigilia de los perros también pueden servir como un modelo útil para investigar el sueño y el bienestar humano.
Los perros domésticos tienen hábitos de sueño principalmente diurnos (despiertos durante el día y dormidos por la noche), alineándose con el estilo de vida de sus dueños. La mayor parte de su sueño ocurre durante la noche, entre las 21:00 y las 6:00. Sin embargo, a diferencia de los humanos, los perros tienen episodios frecuentes de sueño durante el día, especialmente por la tarde.
Un estudio de 2020 estimó que el perro promedio duerme aproximadamente diez horas al día. En realidad, es difícil determinar cuánto duermen los perros en un período de 24 horas, ya que la somnolencia (descanso con los ojos cerrados) representa una proporción considerable de su actividad diaria. Esto ha llevado a una amplia variedad de estimaciones (de siete a 16 horas) en la cantidad de tiempo que los perros dedican al sueño.

El ancestro del perro, el lobo gris, tiende a mostrar patrones de sueño nocturno (activo durante la noche) o crepuscular (activo al amanecer y al anochecer) en la naturaleza. Dicho esto, los lobos pueden presentar una alta variabilidad en su actividad, con perturbaciones humanas, disponibilidad de alimentos y condiciones climáticas influyendo en sus ciclos de sueño-vigilia.
Los lobos en cautiverio, al igual que los perros, suelen tener un ritmo circadiano diurno, adaptando su ciclo de sueño-vigilia a los regímenes de alimentación y a la actividad humana en su entorno. Los perros domésticos que viven en libertad tienden a parecerse más a los cánidos salvajes en sus ciclos de sueño, mostrando una mayor propensión a la actividad crepuscular o nocturna. En áreas urbanas, los perros salvajes pueden, nuevamente, alinear sus hábitos de sueño con la actividad humana.
Estos estudios entre especies sugieren que la domesticación podría no haber alterado necesariamente los hábitos de sueño de los perros en sí. En cambio, el sueño de los perros parece estar determinado por el estilo de vida humano y por factores situacionales. Sin embargo, si se les deja a su suerte, es más probable que los perros adopten los hábitos de sueño de sus ancestros salvajes.
Los perros tienen varias etapas de sueño, incluyendo somnolencia, sueño ligero de movimiento no rápido de los ojos (NREM) y sueño profundo de movimiento rápido de los ojos (REM), donde la mayoría, aunque no todos, sueñan. Los perros dedican más tiempo total de sueño al REM (alrededor de 2,9 horas al día) que los humanos (1,9 horas al día).
La naturaleza del sueño en los perros
Sin embargo, un estudio de 2022 que involucró a investigadores que acariciaron a perros y lobos socializados para dormir descubrió que los perros pasaron menos tiempo en sueño REM que los lobos. Ambas especies, sin embargo, pasaron un tiempo similar en las otras etapas del sueño. Esto plantea preguntas sobre si el sueño REM está relacionado con la domesticación. Las especies que corren un alto riesgo de ser atacadas mientras duermen suelen pasar menos tiempo en sueño REM que los animales que viven en entornos más seguros, por lo que los hallazgos de este estudio son intrigantes.
Los perros tienen su sueño más profundo durante la noche, y sus siestas diurnas son relativamente ligeras. Al igual que otros animales, incluyendo ratas y erizos, los perros suelen despertarse después de un período de sueño REM, quizás una adaptación evolutiva creada para obligarlos a salir del sueño y verificar si hay peligros en el entorno.
Estos ciclos de sueño-vigilia frecuentes y relativamente breves permiten que los perros se ajusten a los cambios en su rutina más fácilmente que los humanos. Los perros detectores de drogas, por ejemplo, manejan muy bien los cambios en sus horarios de trabajo, mostrando poca perturbación en sus patrones de sueño.
Al igual que ocurre con los humanos, la duración y la calidad del sueño de los perros varían, tanto en el día a día como a lo largo de su vida. A medida que los perros envejecen, su sueño se vuelve más fragmentado, acompañado de menos episodios de sueño REM por la noche y más sueño NREM durante el día.
Otros factores, como el sexo del perro, la actividad diurna, el bienestar, las condiciones ambientales e incluso las interacciones sociales, pueden afectar la calidad del sueño. Las privaciones de sueño durante las siestas diurnas generalmente conducen a un inicio de sueño más rápido y a un sueño REM más prolongado por la noche, tanto en perros como en otros animales.
¿Por qué duermen los perros?

Los científicos aún no se ponen de acuerdo sobre por qué los perros, o de hecho otros animales, duermen, aunque sabemos que el proceso está fuertemente involucrado en la restauración física.
La consolidación de la memoria (la conversión de la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo), estrechamente ligada al sueño REM, quizás sea la función más estudiada del sueño. La mayor parte de este trabajo apunta al importante papel del sueño en facilitar el aprendizaje.
Por ejemplo, en 2017, investigadores en Hungría descubrieron que la recuperación de la memoria de los perros mejoraba significativamente cuando los animales aprendían palabras desconocidas y luego podían dormir y descansar durante un período de tres horas.
La naturaleza del sueño en los perros, al igual que en los humanos, puede estar influenciada por el procesamiento emocional. El estudio húngaro de 2017 encontró que experiencias negativas, como la separación del dueño y la aproximación de un extraño amenazante, resultaron en un aumento del sueño REM y una disminución de la somnolencia en los perros. Se necesita más trabajo en este aspecto del sueño, especialmente considerando que hay paralelismos cercanos en el funcionamiento cognitivo entre humanos y perros.
Los científicos ya utilizan perros como modelo para estudiar una serie de cuestiones relacionadas con el sueño en humanos, incluyendo trastornos del sueño como la narcolepsia y el trastorno de comportamiento REM, así como cambios relacionados con la edad similares a la demencia en humanos (síndrome de disfunción cognitiva). Aunque todavía está en sus etapas iniciales, el trabajo en esta área está comenzando a producir datos que podrían ser útiles para ayudarnos a descifrar los mecanismos iniciales de la enfermedad de Alzheimer y el tratamiento de problemas de salud relacionados con la edad.