Lluvias impulsaron al alza el mercado de reposición

Caída. El novillo gordo cayó en forma desproporcionada

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CONSULTORA SERAGRO

Desde que se instaló la sequía, cuando se vio que estaba perdida la primavera y que en el verano la situación se agravaría, los precios de los ganados para el campo se desplomaron, en una proporción mucho mayor de lo que bajaron los ganados gordos.

Estos últimos también cayeron, empujados por la debilidad de los mercados externos de la carne y por la sobreoferta provocada por la sequía, así como por otros factores nada despreciables, como el derrumbe del precio del cuero y el aumento de los costos industriales.

En la comparación entre años, puede observarse que en el primer mes de este ejercicio respecto a enero del año pasado el precio promedio de carne de exportación bajó 5,5%, mientras el precio de los novillos gordos bajó 8,3%, y quedó en un nivel cercano a la mitad del que alcanzó en el pico de máxima, en agosto pasado.

La baja fue mayor para la categoría vacas, que bajó 19% en enero respecto a igual mes del 2008 y más del 50% en relación al precio de agosto.

Con todo, el precio promedio de los ganados faenados en enero fue algo superior al de diciembre pasado, insinuando una recuperación de la demanda, a partir de una cierta normalización de los mercados externos.

Reposición. El efecto bajista que provocó la crisis de comercio en el mercado de ganado gordo se agudizó para las categorías de reposición, más amenazadas por la sequía, por la falta de agua y de forraje.

La necesidad de aliviar los campos -en algunos casos se trataba simplemente de no dejar morir los animales-, forzaba una oferta con rasgos de desesperación, que aceptaba valores cada vez más deprimidos.

La caída de haciendas para el campo fue todavía más grave en aquellas categorías que están más alejadas de su momento de venta, como los vientres jóvenes y los preñados, pero impactó en todas las descripciones, aún en los mejores lotes de reposición.

La incertidumbre sobre la duración que tendría el fenómeno climático paralizaba a la demanda y ni siquiera los invernadores que embarcaban sus ganados se animaban a reponer, a pesar de que la relación de precios flaco/gordo se presentaba ampliamente favorable para hacerlo.

Avanzado enero esa situación alcanzó su máxima expresión, cuando la reposición tocó el piso de precios, cayendo a niveles que hace mucho tiempo no se registraban. Los terneros llegaron a valer bastante menos que los novillos gordos, una situación absolutamente anómala en las condiciones modernas de nuestra ganadería, sólo explicable por la crisis alimentaria que determinaba la sequía y que habría de revertirse una vez que esta empezara a ceder.

El cambio. Así las cosas, en los últimos días de enero, sin mayor aviso, cayeron lluvias abundantes en todo el país, desparejas, pero en todos los casos con registros importantes, que fueron absorbidas ávidamente por la tierra sedienta. Salvo en las localidades más beneficiadas, la lluvia caía no alcanzó para reponer las aguadas, pero cambia la realidad para los cultivos que todavía sobrevivían y los campos naturales, que estaban agonizando. Pero sobre todo, la lluvia tuvo un efecto formidable en el alicaído ánimo de los productores. Todavía se sentía el golpe del agua sobre las chapas cuando empezaron a sonar los teléfonos de los intermediarios de hacienda con llamadas de compradores de hacienda, hasta entonces reticentes y que recuperaban el coraje con las primeras gotas.

El efecto instantáneo fue una fuerte recuperación de los precios de los ganados para el campo, en especial de los buenos lotes de reposición, como terneros y novillitos. Como puede apreciarse en la gráfica, todavía tienen mucho campo para crecer antes de llegar al precio del año pasado, considerando la relación de la reposición con el gordo y de éste con la exportación.

Oferta. Al aumentar la cotización de estas categorías se acota la brecha entre el ganado gordo y la reposición, lo que sumado a la perspectiva de una mejora en la disponibilidad de forraje para terminar los ganados en preparación, induce a una cierta retracción de la oferta de ganados gordo a frigorífico. Con expectativas fundadas de lograr mejores precios en el futuro próximo, muchos invernadores prefieren agregar algunos kilos a los animales -que hoy están en general livianos y con poca grasa-, mientras el mercado se recompone.

En síntesis: la caída fue tan grande que se había tocado el fondo, y bastó una lluvia para que se revirtiera de inmediato la tendencia depresiva y todas las categorías de ganado recuperaran valores más adecuados con la lógica del negocio, y todo indica que habrán de seguir subiendo, siempre que la seca no vuelva por la revancha.

Las cifras

8,3% Es lo que disminuyó el precio del novillo gordo en el primer mes de este ejercicio en relación a enero del año pasado.

5,5% Este es el porcentaje de caída del precio de la carne de exportación registrado en enero pasado en relación a enero de 2008.

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