La Paz - Sicópata, fanático, pirómano, terrorista, radical, poseso o simplemente iluso: criminólogos y autoridades están desconcertados con el perfil sicológico del estadounidense que se identifica como Lestat Claudius de Orleans y Montevideo, principal acusado por la voladura de dos hoteles en La Paz con saldo de dos muertos.
Según los expertos, Claudius encuadra tan perfectamente en todos los modelos sicopáticos que no logran definirlo.
Cuando el miércoles pasado, horas después de que dos pequeños hoteles paceños volaran por los aires por sendas cargas de dinamita -supuestamente colocadas por él- Claudius admitió el crimen, confirmó un funcionario de Interpol.
El estadounidense pidió incluso "comparecer ante la prensa extranjera para que el mundo conozca lo que había hecho", reveló el fiscal de La Paz Jorge Gutiérrez.
Su propia compañera, la uruguaya Alba Ribeiro Acosta (detenida junto a él) lo acusó a voz en cuello de ser el "maldito" que colocó los explosivos.
Sin embargo un día más tarde, ante un juez, que lo mandó preventivamente detenido a una cárcel de máxima seguridad, Claudius se declaró inocente.
Este californiano tiene aspecto bonachón, de anteojos redondos "que le dan apariencia de profesor distraído", caucásico, de cabellera larga recogida en un moño, más bien grueso pero de rasgos suaves, redondos y poco atléticos.
El sujeto, que ha tomado nombres de emperador romano, vampiro y de rancios abolengos del dieciochesco europeo, tiene intrigados a muchos en la Fiscalía de La Paz, en la Interpol de Bolivia, en el ministerio de Gobierno y el comando de la Policía.
Intriga aún más cuando dice ser abogado y señala que también se llama "John Scheda" o "Triston Jan Amero", de nacionalidad saudí.
A simple vista, Claudius "no tiene ningún estereotipo que lo marque", que deje traslucir su biotipo criminal, según el especialista Mario Sánchez, jefe de servicio de Siquiatría del Hospital Obrero de La Paz.
En la rareza de sus nombres y apellidos también podría encontrarse un trastorno de personalidad conocido en la jerga siquiátrica como el efecto "Borderline", achacado a quienes buscan copiar modelo ajenos por carecer de propios.
El de Claudius "es un tipo que guarda dentro de sí muchas cosas que no las ha dicho", según el criminólogo Gustavo Camacho. "Hay un desprecio por la vida y eso demuestra una personalidad sicopática perversa donde la tonalidad síquica es un de un sujeto que no tiene remordimientos, hay hipotimia disminución de la sensibilidad por el dolor ajeno. Para él matar o no matar no es nada trascendente, por eso cuando lo vemos en pantalla, en las cámaras (de TV) se torna bastante seguro, sonriente", dice Camacho, profesor de la Universidad Católica de La Paz.
Sicólogos lo definen también como "voyerista", por exhibir desnuda a su esposa Alda en impresos para publicitar su negocio de explosivos, otra faceta que le da carácter de pirómano, pues está acusado de haber volado un cajero automático en Argentina el año pasado.
Claudius, que dice en una página de internet odiar a Estados Unidos, encaja también en los desvaríos de un fanático. Una personalidad como esa "no siente pertenencia familiar y es capaz de matar o morir por lo que cree su causa u objetivo", según el sicólogo Bismark Pinto, quien sin embargo se niega hacer retratos diagnósticos por la poca información con que aún se cuenta.
Claudius se granjeó simpatías los meses que vivió en la ciudad andina de Potosí (800 km al sur de La Paz). "Lo patético de los sicópatas es que son camaleones, son personas que pasan más bien por encantadores", según Pinto.
Expertos bolivianos quedaron pasmados al mismo tiempo por la escasa autoestima del personaje, pues en sus tertulias con internautas confesó que ni las prostitutas aceptaban su dinero a cambio de favores sexuales. "No soy bueno para encontrar mujeres porque soy el Supermán de los perdedores", reconocía.
Por Coco Cuba - AFP