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Saltos de modelo

Martina Graf es una de las modelos más prolíficas de la publicidad local. Profesora de equitación, también hizo TV y quiere más en ese rubro.

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Tuvo un pasaje como notera en 20 10, ¡jugá!, programa veraniego del 2010 de Canal 10, donde hacía exteriores junto a Diego González. Protagonizó un divertido comercial de preservativos Amor donde tomaba distintos personajes que empleaban el preservativo para inverosímiles usos. Martina Graf, de 22 años, es una de las modelos más prolíficas del medio, con participación en decenas de comerciales y campañas, no solo de Uruguay, sino de producción local pero para mercados internacionales.

En paralelo, se desempeña como profesora de equitación junto a su novio y proyecta ampliar su formación en actuación y conducción de TV. "Me encanta comunicar, quiero tener más herramientas para cuando surja otra oportunidad como la de 20 10, ¡jugá! poder aprovecharla al máximo y dar lo mejor de mí", asegura la modelo a Sábado Show.

Ser mediática como alguna de sus colegas le hace ruido, salvo que sea por el "buen camino". "Comunicando cosas y ganándome los espacios de la manera que me indican mis valores", asegura. Graf vivió varios meses en Río de Janeiro donde además de entrenar caballos realizó múltiples campañas y comerciales para marcas brasileñas e internacionales.

Fotogénica como pocas, espontánea, sangre alemana y de carácter fuerte como se define y crítica de algunos aspectos de los certámenes de belleza en Uruguay, a continuación, el perfil de Martina.

-¿Cuál fue tu primer comercial?

-Fue una promo de Pepsi - Lays, a través de la agencia Karina, con la que sigo trabajando hasta hoy. Tenía 15 años. Yo no represento la típica historia de la niña que soñaba con ser modelo. De hecho, veo fotos de cuando tenía 10 o 11 años y realmente no era linda. Pero mi adolescencia fue un poco… la tuve que remar mucho. Yo buscaba trabajo, entonces abrí el diario y leí en el Gallito que se buscaban modelos. Y me empecé a presentar en castings, en muchos, hasta que quedé en aquel de Pepsi. Lo bueno de hacer castings es que te va preparando; es como si todo el tiempo tuvieras entrevistas de trabajo y te adaptás. No quedás en uno, en otro y bueno, será el que viene.

-Seguramente, del comercial que más te recuerden sea del de Amor.

-Sí. Ahora no tanto porque pasaron dos años. Pero iba a estaciones de servicio u otros locales y la gente me preguntaba: "¿Te conozco de algún lado?" Es lo bueno de hacer protagónicos en Uruguay. Un trabajo que me dio a conocer bastante y como había que poner mucha improvisación en el personaje, me permitió mucho mostrar un poco más de mí. Estudié actuación de chica y saqué todo eso. Estuvo muy bueno.

-¿Cómo surgió la participación en 20 10, ¡jugá!?

-La producción me conocía porque me habían hecho una nota para Malas compañías y de ahí quedó el contacto. Yo había participado de un programa de TV Libre que era tan malo que salía todo el tiempo en Bendita TV. No yo, que por suerte no me mandaba macanas, pero sí el programa. El Piñe (Jorge Piñeyrúa) se dio cuenta de que yo era la del comercial de Amor y me nombró. De ahí surgió la nota con Malas compañías y cuando se plantearon el programa de verano me convocaron. Me encantó hacerlo y de hecho, en televisión, en conducción, es algo en lo que quiero formarme más. Aprender todo lo que pueda porque me encanta.

-¿Eres también modelo de pasarela?

-Hago desfiles, pero no de alta costura. Trabajo con Fernando Cristino y también hacemos un ciclo con Flavia Pintos, pero siempre cosas que son informales, jeans, bikinis… No desfilo para Pablo Suárez u Óscar Álvarez. Los desfiles no son muy redituables, está bueno para mantenerse vista. Me ayudó mucho también ser chica V12, salir en un certamen. Ahí hice unas fotos con Aureliano Fernández, que es un fotógrafo que me ayudó muchísimo.

-¿Qué es lo más difícil de la profesión de modelo?

-En Uruguay hay gente buena y hay gente mala. Yo tuve malas experiencias, gente que te dice cosas que no son ciertas. Lo del book, por ejemplo. Le dicen a todas las chicas que tienen que hacerse un book y les cobran. En Uruguay nadie trabaja con un book. Un comercial es un casting,, es muy difícil que quedes por book. Y así otras cosas. Yo trato de aconsejar a chicas que recién empiezan, para que no jueguen con sus ilusiones. A mí me han llegado a decir: tenés que hacer fotos de desnudos porque en una semana o en dos viene un francés que va a seleccionar a una modelo. Y si yo no hubiera tenido un gramo de cordura, habría estado dos semanas haciendo fotos de desnudos para ese francés, que nunca vino, y que me hubiera pagado 100 dólares. De repente a otra chica le dicen que fotos artísticas o no sé qué y andá a saber en qué termina o capaz que no termina en nada pero no es parte de lo que realmente es éste trabajo. Eso es una mentira.

-¿Participaste de una edición de Miss Uruguay?

-Sí... en los certámenes en Uruguay pasan cosas tristes a veces. Lo mismo que te digo de gente buena o mala para las chicas que empiezan, ocurre en los certámenes. No soy resentida porque siempre tuve los pies sobre la tierra y sabía cómo funcionaba todo. Pero me dio pena por muchas chicas del Interior, o más ingenuas, que las ven en octubre y les dicen: "Tenés que adelgazar, tenés que adelgazar" y se vuelven anoréxicas para febrero, para el certamen cuando ya saben que la que gana es otra persona. Hay cosas que son una tomadura de pelo.

-Tú te presentaste cuando ganó Sthepanie Ortega...

-Sí, y está bien que haya ganado. Pero ya se sabía.

-¿Dirías que lo peor del ambiente son estas malas experiencias, entonces?

-Sí, tampoco es una cosa grave. Como en todos los ámbitos, hay buenos profesionales, que hacen las cosas bien y otros que no tanto.

-¿Y lo bueno?

-Que no veo un ámbito de competencia feroz. Hay un grupo de chicas de perfil parecido que son mis "competidoras", entre comillas, que siempre quedamos finalistas en los casting. Pero en este queda una, luego la otra, después yo. Hay para todas.

-¿No te peleaste con ninguna?

-No, yo me llevo bien con todo el mundo. Lo único que me molesta un poco son las personas que fingen ser. Una cosa es la chica que hizo unas fotos y que está empezando y está ahí. Ahora, me irritan las personas que nunca hicieron nada y le ponen el título. Yo sí tengo el título porque trabajé y remé, me rompí el lomo. Hay algunas que con el tema de Facebook es fácil mentirle a la gente. Decir que hicieron tal o cual cosa y no es cierto. Hay de todo. El tema acá es, a no ser que alguien lo haga por hobbie, a fin de mes se pasar la raya y ahí se ve cuánto ganaste. Esto es un trabajo. Yo vivo sola desde los 18 años y como todo trabajo, uno evalúa lo bien o lo mal pasando raya y viendo números. Hay muchas que deberían revisar números, al menos para ver la diferencia entre lo que dicen y lo que hacen.

-¿Y las mediáticas?

-Está bien, es un camino.

-¿Te gustaría ser mediática?

-Sí, pero de la manera buena. Comunicando cosas y ganándome los espacios de la manera que me lleva bien con mis valores. Hay tiempo para crecer. También soy muy selectiva y pienso mucho las cosas que elijo hacer. Es importante saber usar los momentos.

-¿Cómo nació tu otra vocación, la de profesora de equitación?

-Siempre me gustaron los caballos, pero no monté hasta los ocho o nueve años. Aprendí a andar a caballo en el campo de mi padrino, a los diez diciendo que ya sabía. Me subía de careta. Después, a los 15 por ahí tomaba clases en el Polo, pero éste es un deporte caro y me lo mantenía yo, era insostenible. Luego volví a montar y me metí en un curso en la escuela del Ejército, donde conocí a mi novio, que era mi profesor. Ahora damos los dos clases en Punta del Este.

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