Un mal momento

El gobierno argentino pasó de alardear de sus éxitos a buscar recetas para salvarse del desastre. Y eso nos termina incumbiendo.

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FABIÁN MURO

Todo venía bien. Mejor que bien. Aunque hacía menos de un año que había enviudado (bueno, o quizás por eso), Cristina Fernández había conseguido la reelección. Su lugar en la historia estaba asegurado. Además, lo había conseguido con casi 54% de los votos. Ese respaldo popular era aún más deslumbrante cuando se lo comparaba con el que tuvo su difunto esposo cuando llegó a la Casa Rosada, en 2003: un magro 22%.

Atrás de ella, un equipo de gobierno en el cual sobresalía el vicepresidente -y ex ministro de Economía- Amado Boudou, joven, rockero, farandulero y elegido personalmente por Fernández. Además, un conjunto de entusiastas cuadros jóvenes -entre ellos el hijo de varón de Kirchner y Fernández- que luego decantaron en el grupo La Cámpora, bautizado así en honor a Héctor Cámpora, quien le preparó la Casa Rosada a Juan Domingo Perón con una breve presidencia en 1973.

A eso se le podría agregar indicadores económicos en los que conceptos como "superávit" y "crecimiento" se repetían tanto en los discursos oficialistas como en las renuentes y desarticuladas voces opositoras. Lo único que parecía faltar era la aureola y un nombre mejor dispuesto al diminutivo: "Cristinita" no tiene ni la comodidad ni el encanto de "Evita".

Eso fue a fines de octubre del año pasado. A esta altura de 2012 - bien a lo argentino-, la situación tiene de todo, menos entusiasmos. Hay, incluso, una crisis política instalada en el centro mismo del Poder Ejecutivo, ya que se sospecha que el vicepresidente Boudou intervino para favorecer a la única empresa habilitada para imprimir billetes en Argentina, dirigida por un amigo personal suyo.

Y hay más: una fuga de capitales que se estima en más de 100.000 millones de dólares y antiguos aliados como el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, vueltos adversarios mediáticos con denuncias de censura a su favor. Y el estado de crispación sigue siendo el tono presidencial que sigue chocando con los grandes medios, por ejemplo.

Como si no le alcanzara con los problemas nuevos se le sumaron temas más históricos como la siempre ardiente cuestión de las Malvinas, que volvió a causar fricciones entre Argentina e Inglaterra a principios de año. Un conflicto que arrastró tanto a Uruguay como a Chile. Estos países, además, ven que luego de haber apoyado diplomáticamente a la Casa Rosada, tienen problemas para exportar hacia Argentina. Pero todo redunda en las cuentas públicas.

ES LA ECONOMÍA. Argentina no tiene dinero. La falta de confianza que provoca una fuga de capitales, la resistencia de algunos sectores del empresariado, la imposibilidad de contraer créditos por no haberle pagado la deuda al Club de París y los subsidios energéticos hicieron que el sueño haya terminado. Ahora empiezan los problemas.

Argentina fue reorientando su política comercial hacia el proteccionismo y se convirtió en la nación con más medidas proteccionistas del mundo, de acuerdo a un estudio de la organización Global Trade Alert. Argentina tiene en vigencia 156 "medidas comerciales que afectan intereses de algún otro país", dice el informe.

Todo ese panorama genera, en última instancia, una pérdida de confianza por parte de quienes detentan el capital y, por ende, deciden invertir o, a veces, sacar la fortuna del país.

Para el economista Carlos Steneri, ex agente financiero de Uruguay ante el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional, la falta confianza explica en gran parte la fuga de capitales que hoy le complica la gestión a Cristina Fernández. "Cuando la gente no confía en lo que hace el gobierno, saca del país los ahorros convertidos a dólares, porque cree que el peso se va a devaluar", dijo a Qué Pasa Steneri.

Argentina tiene problemas de caja, además, debido a una demanda energética para la que no alcanza lo producido nacionalmente, añade el economista."Hasta hace cinco años, Argentina se autoabastecía, pero hoy tiene que importar petróleo". Y el petróleo se paga en dólares, justamente la divisa que sale del país sin cesar. De ahí que el gobierno haya decidido que se necesitan autorizaciones especiales para poder cambiar dólares, como lo supieron los operadores turísticos uruguayos esta temporada.

La medida, tomada en octubre del año pasado -y a cargo de la Administración Federal de Ingresos dirigida por Ricardo Echeragay- es otra de las acciones que, de acuerdo a fuentes consultadas impiden un funcionamiento más fluido del sistema económico del vecino país.

DUDAS. En la ya notoria entrevista a Alberto Fernández que se "cortó" en el canal CN5 -propiedad de Daniel Hadad, una de las figuras clave de los medios de comunicación durante el menemismo y ahora el kirchnerismo- el periodista Marcelo Longobardi daba voz al desconcierto: "¿Qué pasó? La Argentina venía bomba, venía fenómena...".

Aunque el entrevistado tiene intereses propios en las críticas hacia su tocaya en la Casa Rosada -ha dicho que quiere ser presidente-, señaló algo que resulta complicado de rebatir: los subsidios a las tarifas de energía generaban una serie de problemas que repercutían sobre las cuentas nacionales.

Hay, claro, más explicaciones para quienes analizan la situación económica de Argentina. El economista uruguayo Juan Manuel Quijano le dijo al semanario de Colonia El Eco que buena parte de estos problemas se originaron en uno de los tantos conflictos que tuvo primero el gobierno de Néstor Kirchner y ahora el de su viuda: el que se mantuvo con el sector agroindustrial en 2008, cuando se decidió aplicar impuestos a las exportaciones agrícolas.

Como "el gasto público pasó de 25 a 43% del PBI en cinco años", según lo que declaró Alberto Fernández, el gobierno se vio obligado a disminuir los subsidios. El retiro del gobierno del apoyo económico a la población fue explicado por Cristina Fernández recurriendo al concepto de "sintonía fina" para justificar sus decisiones.

El economista -ex docente grado 5 en la Universidad de la Repúbica- Jorge Notaro (ver recuadro) explicó que el término (traducción de "fine tuning", en inglés) "significa hacer pequeños ajustes o correcciones que no implican cambios sustanciales. Se refiere a la política macroeconómica; en Uruguay por ejemplo, cambiar la tasa de referencia que fija el BCU en 0,25%".

Más allá de las explicaciones que aportan distintos analistas de la situación al otro lado del Río de la Plata, un estudio de la revista Noticias estimó en 24% el incremento del costo de vida para una familia de cuatro personas.

¿UN NEOPERONISMO? Informes especializados en La Nación y Clarín dan cuenta de algunas de las las medidas tomadas por el gobierno argentino hoy y aquellas que caracterizaron la primera presidencia de Juan Domingo Perón, que cimentaron el amplio apoyo a Perón y para algunos aún hoy ejercen una profunda influencia sobre la política y la cultura argentina.

La Nación, en su estudio, presenta cinco medidas económicas que Perón llevó a cabo y que Cristina Fernández también impulsó como parte de su agenda. En ellas figuran clásicas decisiones proteccioinistas, como el control del comercio exterio. Pero también está el financiamiento de las cuentas del gobierno vía el Banco Central; la nacionalización de empresas, los controles de precios y los controles cambiarios, sobre todo del dólar.

Con todo, el suplemento económico de Clarín, en tanto, señaló en su edición del domingo 25 que las medidas proteccionistas que se identifican con el nombre de Perón no son un invento argentino ni tampoco es una potestad del gobierno actual, al contrario: de las más de mil medidas proteccionistas impuestas desde 2008, más de la mitad fueron adoptadas por los 20 países más ricos del mundo.

Aunque las críticas sean de todos los días, no todas son pálidas. Hay analistas que prefieren la cautela. Otro estudio económico encargado por la revista, de claro perfil opositor, Noticias y publicado el viernes 24, resalta que "Argentina no está al borde de un evento sistémico, ni frente a una recesión". Es que a los commodities no hay con qué darle, por ahora. Como señaló la consultora EcoLatina en su balance 2011 "el PBI cerró el año con un incremento anual de 6,7% en base al boom de consumo interno y un nuevo salto en el precio de las commodities".

Pero la preocupación, y las alarmas, de la oposición no cesan. A la creciente influencia del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno -notorio entre muchas otras cosas por haber llevado guantes de boxeo para marcar el tono de una reunión con varios respresentantes del empresariado- se le suma la cada vez mayor presencia y poder de La Cámpora (ver recuadro).

En esa tensión entre política y economía, entre lo que dicta el bolsillo y lo que sugieren los principios, el gobierno de Cristina Fernández continúa dando señales que alimentan tanto a quienes adhieren al modelo como a los detractores. Y se sabe que la sociedad argentina que hasta ahora ha apoyado a la familia Kirchner-Fernández por un amplio margen, puede retirarle la mano en el momento menos esperado, como ha comprobado más de un presidente argentino.

Pedidos uruguayos

La preocupación por las trabas impuestas a las exportaciones uruguayas hacia Argentinas motivó un viaje de dos integrantes del Secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt, Juan Castillo y Fernando Pereira, a Buenos Aires, según informó el miércoles La Diaria. Los sindicalistas se reunieron con Hernán Lorenzino, ministro de Economía, y Julio De Vido, ministro de Planificación Federal, aunque no hubo resultado concretos. Las trabas, parece, tendrán un largo aliento.

LOS PROTAGONISTAS DE ARGENTINA HOY

Amado Boudou

Sospechado de haber evitado la quiebra de la única imprenta habilitada para imprimir billetes y que fuera propiedad del empresario Alfredo Yabrán. Guitarrista aficionado, amigo de la banda La Mancha de Rolando y también de Andrés Calamaro.

Guillermo Moreno

Secretario de Comercio Interior desde 2005. Con un estilo prepotente se ganó el mote de "apretador oficial". Con un pasado como cuentapropista -tuvo una ferretería- cautivó tempranamente a Néstor Kirchner: "A este lo quiero en mi equipo", habría dicho.

Ricardo Echegaray

Según Página 12, que citaba a fuentes oficialistas, asumió en 2008 como "un hombre de máxima confianza en un puesto clave" cuando tomó las riendas de la DGI argentina. Con una escasamente difundida biografía, se lo ha asociado a un pasado militar y también neoliberal.

Máximo Kirchner

Señalado por la oposición como mandamás de La Cámpora, aunque no ocupe ningún cargo público. Eso puede cambiar. El actual diputado Carlos Kunkel lo señaló como futuro candidato a diputado. Por ahora evita la exposición pero su poder crece.

LA CÁMPORA

La joven guardia

La edición de un libro que estudia la génesis y el paulatino acercamiento a los centro de poder de La Cámpora escrito por Laura Di Marco reveló que el grupo en el cual militan los hijos de la presidenta también participan de las gestiones y la toma de decisiones en puestos clave del Estado argentino. Entre ellos, la agencia de noticias oficial Télam y la re-nacionalizada Aerolíneas Argentinas. De ese sector también proviene el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, un apellido compuesto e ilustre en el peronismo, ya que su padre fue uno de los fundadores de Montoneros y estuvo durante un tiempo muy cerca a Perón. El libro se convirtió en un best-seller cuando el hijo de la presidenta, Máximo, envió un correo electrónico -que naturalmente se filtró- a los demás integrantes de La Cámpora. En él, se ordenaba que se "ninguneara" la publicación, lo que alimentó su éxito.. Y en torno a La Cámpora nació una nueva conexión uruguaya. Al menos eso es lo que afirma la revista Noticias cuando examinó al número 2 del Ministerio de Economía argentino, Daniel Kicillof: El vice de Economía invierte en Uruguay, tituló la publicación a comienzos de este mes, una afirmación que fue desmentida por el aludido, quien negó ser el dueño de dos grandes propiedades en Colonia.

CON JORGE NOTARO

"Medidas que deterioran"

-¿Cuál es el principal problema económico del gobierno argentino en la actualidad?

-La fuga de divisas. Se han fugado 130.000 millones de dólares. Eso es muchísimo.

-¿Es por esa razón que se regulan las importaciones?

-Sí. El país no ha resuelto la deuda con los bancos del Club de París. Las restricciones a las importaciones quieren lograr un excedente de moneda extranjera para saldar esa deuda y acceder a créditos en los mercados internacionales.

-¿Qué opinión tiene sobre estas restricciones?

-Primero hay que saber que exigir licencias para importaciones está en concordancia con la Organización Mundial de Comercio. Brasil también lo hace. Ahora, si el trámite toma 48 horas, todo bien. Pero si se demora tres meses, eso es una traba para-arancelaria de hecho. Esto puede tener éxito en el corto plazo pero con dos costos: que el funcionamiento de la economía argentina se hace menos fluido, y tiene un costo político internacional muy grande.

-¿Por qué?

-Primero Uruguay, y luego Brasil, plantean quejas fuertes. Sería más tolerable si a las medidas le hubiesen agregado una línea que diga "excepto para los países del Mercosur". Exonerarnos no tiene costo alguno para ellos: si solo importamos por 500 millones de dólares. Estas medidas son estúpidas. Además, deteriora un proceso de integración económica firmado en noviembre por los diez países de la Unasur. Con esto, el gobierno de Fernández pierde credibilidad en la región. Y le da fuerza a quienes abogan por un tratado de libre comercio con Estads Unidos.

-Siendo que para Argentina exonerarnos no es gran cosa, ¿por qué no lo hacen?

-Mi hipótesis es que son represalias. Tenemos una deuda con Argentina: algunos de los principales mecanismos para la fuga de capitales están acá: los bancos, las instituciones financieras y las zonas francas mismas.

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