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Soldado universal

Uruguay está bien visto por la ONU y Estados Unidos por el aporte de su capital humano a las misiones de paz. Los oficiales se preparan en la Escuela Nacional de Operaciones de Paz, con parámetros de Naciones Unidas.

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César Bianchi

Si existiera un campeonato mundial de misiones de paz, Uruguay sería el campeón. Hay algo parecido. Un ranking que lo ubica en decimoprimer lugar en cantidad de efectivos enviados a países en conflicto (2.543) y octavo en envío de observadores militares (58). Son números tramposos, porque considerando la proporción de habitantes por país, ahí sí Uruguay lidera ampliamente.

Por eso los militares uruguayos están tan bien vistos por Naciones Unidas y hasta por el presidente estadounidense Barack Obama, que en setiembre elogió el aporte y le agradeció a Tabaré Vázquez por el "valor histórico" de los uruguayos en las misiones de paz.

Los modélicos soldados de estas misiones diseminadas por el mundo se preparan en la Escuela Nacional de Operaciones de Paz del Uruguay (Enopu), que Qué Pasa visitó en la última semana de curso para los oficiales que viajarán a Haití en setiembre de 2010.

Este año la Escuela tuvo 403 alumnos, entre ellos 132 oficiales de comando y logística, 81 observadores militares e integrantes de estados mayores, 60 integrantes de los contingentes del Sinaí, dos policías, 15 oficiales de la Armada y tres de la Fuerza Aérea. Además, tuvo en sus aulas a cuatro extranjeros (dos chilenos, un paraguayo y un español), enviados a Montevideo por lo bien conceptuados que están los instructores uruguayos, con vasta experiencia en aquello de procurar la paz en zonas de caos.

"Los cursos están destinados a quienes ya fueron designados para alguna misión de paz. Lo que hacemos acá es tomar combatientes cuya misión siempre fue o debería ser combatir al enemigo y ayudarlos a asumir un rol pacificador: deberán lograr la seguridad suficiente para que haya acuerdos de paz", dijo el coronel Carlos Delgado, director de la Enopu.

La currícula proviene de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quien fija los parámetros universales para preparar enviados a misiones de paz. Más precisamente hay un Sistema de Entrenamiento Integrado del Departamento de Operaciones de Paz de Naciones Unidas, que se traduce en un libro que pesa unos dos kilos con el cual los instructores dan clase. Algo así como la biblia militar pacificadora.

Luego de enseñar al contingente cómo está organizada y cómo funciona la ONU, llega el módulo de capacitación. Durante un mes se los educa en cuanto a derechos humanos, asistencia humanitaria y derecho internacional. Se familiarizan con algunas enfermedades exóticas que se encontrarán, repasan cuidados de higiene personal y debaten sobre cómo sobrevivir en situaciones límite. Aprenden cómo manejar minas y artefactos explosivos, cómo solucionar problemas de género, cómo relacionarse con los medios de comunicación y claro, también tácticas de negociación y mediación.

Además, todos los oficiales que acuden a los cursos de la Enopu deben tener determinado nivel de inglés, evaluado en exámenes de ingreso. "Lo ayudamos en el idioma técnico, aprenden la terminología militar. La idea es que se familiaricen con el vocabulario de inglés militar, lo que se usa en el terreno", explicó Delgado.

NOTICIAS DE UN SECUESTRO. El día de visita, el coronel Gonzalo Agrelo, director del Centro de Instrucción de Logística del Ejército, recreaba en clase un episodio vivido hace 10 años, cuando estaba en misión de paz en Georgia y fue secuestrado. De fondo, una proyección en inglés decía cosas como: "helicopter landing, radiocommunication", "initial actions, attitude of hostage takers", "United Nations attitude, gain time".

Resulta que Agrelo estaba para reconciliar a la provincia de Abjazia del resto de Georgia, cuando fue secuestrado junto a otros militares extranjeros por un grupo paramilitar. Ante un auditorio de militares bien curiosos, contó el desenlace: "Estábamos en una tapera, llegan dos militares de alto rango, uno con pistola y otro desarmado. Se acercan a la ventana y nos preguntan si éramos los secuestrados. Les dijimos que sí, entonces nos dicen: `cuatro se van ahora y tres mañana`, según lo que dijo el intérprete, que estaba secuestrado con nosotros. El checo se fue conmigo, se quedaron el sueco, el griego y el traductor. Pero el día anterior, casi me limpian y logré zafar en la negociación", contó, y dejó mudo al auditorio.

Agrelo dijo que el ministro de Defensa de Georgia y el comandante en jefe fueron quienes llegaron a un acuerdo con los secuestradores. Finalmente los subieron a un helicóptero estatal y los dejaron a los cuatro recién liberados en la mitad de una cancha de fútbol, en otra ciudad.

Moraleja, según Agrelo: "Fue un secuestro político, por eso hoy estoy acá. Si hubieran pedido un millón de dólares por cada uno de nosotros, capaz que nuestra situación era otra. Estaba orquestado: `nosotros los secuestramos y nosotros mismos los liberamos`. Nuestro error fue no considerarlo. Tienen que estar alerta y desconfiar. ¡Vean la parte política porque atrás de toda acción de la ONU siempre hay una acción política! Si están en el Congo, hay grupos que se separan, que discrepan con los grupos de poder y lo que quieren es prensa, plata, armas, y secuestran sólo porque quieren algo a cambio", aleccionó.

Quedó claro que era una clase sobre secuestro cuando llegó el subdirector de la escuela, Julio Navas, y contó el propio, el 19 de febrero de 1998. Diez días antes había habido un atentado contra el presidente georgiano Eduard Shevardnazdze. A Navas y al capitán Ronald García los secuestraron y para dejarlos en libertad los raptores exigían que se liberasen a los que estaban presos por el intento de magnicidio.

Como parte de la clase se proyectó un compilado de notas en informativos de Uruguay e internacionales (la CNN y TVE), donde se siguió de cerca el secuestro, la negociación y la final liberación de los rehenes militares. "Para nosotros los medios son muy importantes. Muchas veces los disidentes sólo quieren prensa, que se divulgue su accionar", dijo Delgado.

EN EL PUPITRE. Darío Arrigonni, mayor del arma de Comunicaciones de la División IV del Ejército, en Minas, fue un alumno del curso que la Enopu comenzó en noviembre y terminó hace dos semanas. Hizo cursos para contingentes del Estado Mayor y para observadores militares, y como la enorme mayoría que asiste a clases, ya cuenta con experiencia en misiones. Estuvo en el Congo en 2002 y 2007.

Le fue bien en las clases de "inglés militar". Él no lo dice; se desprende de su relato de cómo fue su periplo por el convulsionado país africano. "Al llegar nos hicieron un pequeño training, una introducción sobre lo que estaba pasando. Nos volvieron a tomar un examen de inglés y cuando salimos del training cell (centro de entrenamiento) en Kinshasa, la capital, ahí uno va con su team, es desplegado a su status". Debió patrullar, conversar con las autoridades de la aldea a la que fue derivado, vigilar los movimientos de tropas rebeldes, y estar en permanente contacto con los bandos en conflicto. Como tarea, debía reportar un informe diario de cómo iban las cosas a su patrón: la oficina central de las Naciones Unidas.

Más experimentado en misiones de paz es el teniente coronel Alberto Coitiño, quien estuvo en 1996 en Tajikistán (ex URSS, al norte de Afganistán) y tres veces en el Congo en 2001, 2004 y 2007. Para Coitiño, volver a las aulas para ver qué sugiere la ONU y qué comentan los instructores es bienvenido. "Siempre se aprende algo nuevo. Muchos hemos participado como instructores y como alumnos y la información se actualiza. Yo nunca estuve en Sierra Leona, por ejemplo, y me enteré de la interna de cómo está el clima allá por el curso. Lo mismo en Costa de Marfil".

En setiembre partirá hacia Haití para encargarse de solucionar los problemas logísticos de dos batallones de uruguayos con cascos azules. También acompañará las inspecciones de la ONU en el lugar.

El coronel Delgado insiste con la fama "bien ganada" que tiene Uruguay en misiones de paz por el alto índice de soldados en misiones por población, y también por su forma de actuar en el terreno.

Actualmente hay 2.580 uruguayos desplegados en misiones de paz por el mundo. En el Congo hay 1.339 efectivos, en Haití 1.162, pero también los hay en Afganistán, Nepal, India, Paquistán, Sahara Occidental, Liberia y Sudán, entre otros.

La estrategia para ser bien vistos está en ser bien uruguayos, o algo así. "Cuando hay que llamar batallones de algún país, piensan en nosotros, por la idiosincrasia nuestra. Nos arreglamos en cualquier parte, tenemos un trato afable con todo el mundo y no hacemos problema por nada".

La onu debe 15 millones de dólares

Deuda

Naciones Unidas le debe al Estado uruguayo unos 15 millones de dólares por concepto de retribuciones personales y empleo de equipos y personal al Ejército Nacional, según informaron desde el Comando General de las Fuerzas Armadas.

Hasta 3.000 dólares mensuales

Dinero

Un teniente coronel en misión de paz suele estar un año en tareas en el país enviado y gana unos 3.000 dólares por mes, según una fuente interna que pidió reserva. Un soldado, en tanto, gana unos 900 dólares mensuales y un sargento 1.100.

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