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Celulares de sangre

En África se pelean por el lujo de Occidente.

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Nicholas D. Kristof,

The New York Times

Los "diamantes de sangre" se esfumaron, pero es posible que hoy portemos "teléfonos de sangre".

Una horrible paradoja del siglo XXI es que algunos de nuestros elegantes símbolos de modernidad -teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y cámaras digitales- están hechos con minerales que parecen estar alentando matanzas masivas y violaciones en el Congo. Ante el gentío que en los últimos días hacía cola para comprar el iPhone más reciente, pienso: ¿qué tal si pudiéramos canalizar esa desesperación por nuevas tecnologías hacia la necesidad apremiante de detener los asesinatos en el centro de África?

Nunca he reporteado sobre una guerra tan brutal como la del Congo, y eso me persigue. En el Congo he visto mujeres mutiladas, niños a los que se obligó a comer la carne de sus padres, niñas sometidas a violaciones que les destruyeron los órganos internos. En parte, los caudillos financian sus pillajes mediante la venta de mineral metalífero que contiene tantalio, tungsteno, estaño y oro. El tantalio del Congo, por ejemplo, se usa para hacer condensadores de capacidad eléctricos que tienen los teléfonos, las computadoras y los aparatos para juegos.

Los fabricantes de aparatos electrónicos han tratado de acallar todo esto. Quieren que usted vea el artefacto y piense en "elegante`` y no en "sangre``.

No obstante, ya hay un movimiento civil que presiona a las compañías a mantener fuera de las cadenas de distribución de alta tecnología a estos "minerales conflictivos``. Por medio de Facebook y YouTube, los activistas están acosando a empresas como Apple, Intel y Research in Motion (que produce el BlackBerry) para que presionen a sus proveedores y aseguren el uso de tantalio australiano, por decir algo, en lugar del conseguido por las milicias congolesas.

Manifestantes protestaron durante la inauguración de la nueva tienda de Apple en Washington para exigir que la compañía se comprometiera a usar sólo minerales limpios. El mes pasado, activistas cubrieron la página de Intel en Facebook con llamados a apoyar una legislación más estricta para detener el comercio de minerales conflictivos. Por algún tiempo, Intel inhabilitó los comentarios, creando un escándalo que llamó más la atención hacia los minerales de sangre de lo que alguna vez pudieron haber hecho los activistas por los derechos humanos.

En parte gracias a eso, se aceptaron los requerimientos de que las compañías informen sobre el uso de minerales conflictivos como una enmienda a la legislación sobre la reforma financiera.

Algunos antecedentes: en el este del Congo ocurre el conflicto más letal desde la Segunda Guerra Mundial, y es la capital mundial de la violación. La guerra reclamó 5,4 millones de muertes hasta abril de 2007, y la cantidad de víctimas aumenta en 45.000 mensualmente, según el Comité Internacional de Rescate.

No es que las compañías de tecnología estadounidenses sean responsables de la matanza o que la eliminación de los minerales conflictivos de los teléfonos estadounidenses terminará inmediatamente con la guerra. Incluso el Proyecto Suficiente, una organización contra el genocidio protagonista en la campaña actual, estima que sólo un quinto del tantalio del mundo proviene del Congo.

"No hay ninguna solución mágica para la paz en el Congo", anota David Sullivan de Proyecto Suficiente. "Pero se trata de uno de los conductores del conflicto". Se debería abordar a la economía de la guerra para resolverlo.

El gobierno de Barack Obama también debería presionar más a Ruanda para que tenga un papel constructivo en el vecino Congo. Ruanda ha apoyado a una milicia y reforzado a otras al hacer extensas transacciones en el comercio de minerales conflictivos. Impedir el comercio con minerales conflictivos también es una pieza del rompecabezas del Congo, y, debido a la presión pública, un grupo de compañías lideradas por Intel y Motorola desarrolla ahora un proceso para auditar los orígenes del tantalio en la cadena de distribución.

Los fabricantes se habían conformado anteriormente con declaraciones de los proveedores de que no se abastecían en el este del Congo, sin verificar.

Auditar la cadena de distribución en las fundidoras para determinar si los minerales están limpios o son sangrientos agregaría cerca de un centavo de dólar al precio de un teléfono celular, según Proyecto Suficiente, que dice que la cifra se originó en la industria.

"Apple dice que sus productos no contienen minerales conflictivos porque sus proveedores lo dicen``, señaló Jonathan Hutson, de Proyecto Suficiente. "La gente dice que no basta esa respuesta. Por eso hay un movimiento de bases, para que nosotros como consumidores podamos decidir comprar algo no conflictivo". Algunas ideas sobre lo que los consumidores pueden hacer se encuentran en raisehopeforCongo.org, empezando por propagar la noticia.

Es posible que podamos debilitar a algunas de las milicias más brutales del mundo con simplemente dejar claro ante los fabricantes de aparatos electrónicos que no queremos enriquecer a gatilleros sádicos con nuestros queridos aparatos. No se puede considerar "buena onda" a ningún teléfono o tableta computarizada si puede estar ayudando a perpetuar a una de las guerras más brutales del planeta.

Nicholas D. Kristof

Ganador de dos premios Pulitzer, Kristof es columnista para The New York Times desde 2001, donde trabaja desde 1984 siendo corresponsal en Hong Kong y Beijing, entre otros.

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