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Atrapados en la duda

| "Cuando hay una muerte, uno hace una elaboración del duelo total. Pero en la desaparición hay una cuestión inconclusa, un duelo permanente", dice psicólogo.

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C.N.

Para la psiquis humana, enfrentar la desaparición de un ser querido es uno de los episodios más difíciles de superar. Más que la muerte concreta y rotunda e igual de complejo que el fallecimiento de un hijo.

Cuando se produce un deceso, inmediatamente se activa el proceso de duelo, que no es otra cosa que un camino que culmina en la adaptación a la pérdida.

Pero quienes tienen familiares desaparecidos se encuentran en un proceso que no tiene fin y que solo culminaría si se produce el reencuentro o, en el peor de los casos, la aparición de un cadáver.

"En los casos de las desapariciones en las que no se sabe si la persona está viva o muerta es muy difícil elaborar un duelo porque si bien existe una ausencia, ésta no es permanente, es circunstancial. Por lo tanto, no existe la elaboración de un duelo", explica el psicólogo José Luis García, quien trabaja para la Policía desde hace 20 años y que actualmente ejerce su profesión junto al director nacional de Policía, inspector Julio Guarteche.

¿Cómo puede repercutir una desaparición en la conducta? "Es el mismo caso de las personas desaparecidas en dictadura. Es algo inconcluso. Hasta que no se encuentre el hueso que indique que se trata de tal persona, ese familiar no va a hacer el duelo. O está elaborando un duelo permanente. En definitiva, el proceso no termina nunca. Además, en algún lugar de su interior piensa que está vivo. Es como algo instintivo, una necesidad de aferrarse a la vida, de creer, aún cuando todos los elementos indican que falleció", explica.

¿Se pueden marcar las etapas por las que pasa un familiar en estas circunstancias? "El problema es que la vida de esa persona se transforma en la búsqueda del desaparecido. Le trastoca todo. Por eso es que en algunos casos, cuando lo ves de afuera, piensas `¿esta persona cuándo se va a quebrar?` Y ves que no se quiebra nunca. ¿Por qué? Porque evidentemente está en la búsqueda. El motivo de su vida es hacer cosas para encontrarla y no se puede caer", señala.

García dice que no hay una sintomatología específica a la que se pueda prestar atención, pero asegura que es fácil percibir si llegó ese día de quiebre. "Por ejemplo, la persona se levantaba todos los días con ganas de encontrar a su familiar y, de repente, un día no se levantó más. Está claro que está cayendo en depresión", señala.

En su experiencia, cuando nota que una personalidad está quebrada y necesita ayuda, hace una derivación hacia una mutualista o a Salud Pública para que reciba atención de un psiquiatra. No obstante, lo concreto es que no existe en Uruguay un sitio especializado en este tipo de circunstancias.

¿Tratamiento? "Psicoterapia y descargar. O tener alguna actividad en la cual pueda canalizar esa incertidumbre".

dibujante de conductas. El trabajo de García para la Policía consiste en la elaboración de perfiles psicológicos, ya sea de víctimas como de victimarios. Según el delito o el caso, el modo en que se trabajará el informe. Por ejemplo, en casos de violaciones, García debe hacer primero un perfil de la víctima para, a través de éste, llegar al del posible violador. "Se averigua qué conductas tuvo con las víctimas, cómo las abordaba, si las insultaba, si les pegaba", ilustra.

El terapeuta tuvo a su cargo la elaboración de uno de los perfiles psicológicos de Nadia Caches, la joven desaparecida en Canelones el pasado 13 de diciembre (ver nota de tapa). Para ello tuvo acceso a su diario íntimo, a las transcripciones de los interrogatorios que se hicieron a familiares y amigos y a algunos dibujos de Nadia. "En casos de desapariciones es muy difícil porque no es presencial, no podemos tener una entrevista con la persona, lo cual para nosotros, los psicólogos, es fundamental", explica.

¿Cómo resumiría el perfil psicológico de Nadia? Un tanto depresivo, muy cambiante en cuanto a su personalidad. Por ejemplo, en el diario íntimo se veía que un día estaba eufórica y al otro muy deprimida, lo que habla de cierta ciclotimia. "Es una muchacha con una vida normal, con actividad laboral y de estudios. Descartamos cualquier tipo de patología", responde.

En este punto aclara que cuando se habla de "perfil depresivo" no se está refiriendo a una depresión profunda, sino a lo que vulgarmente se denomina "bajones".

Con ese perfil, ¿es posible que una persona se vaya sin avisar y dejando a su entorno en la angustia? "Lo que pasa es que la misma persona, con las mismas características ciclotímicas, puede reaccionar de manera diferente ante ciertas circunstancias específicas. En el caso de Nadia me parece que no".

¿Es posible llegar al suicidio con esas características de personalidad? "Sí, es posible. En este caso no lo descarto, lo cual no quiere decir que sea mi fuerte pensar eso. Lo que pasa es que ante un problema traumático, algo que le pudiera haber pasado -ya te digo, no lo sabemos -, perfectamente una persona puede suicidarse. Cualquier persona, no Nadia. El suicidio a veces avisa, a veces no", concluye.

La cifra

475 Son las personas ausentes en Uruguay, cuyos casos están pendientes de resolución, según datos de la oficina correspondiente.

319 De ellos son adolescentes, 21 son niños y los 135 restantes son adultos. El 60% del total pertenecen al sexo masculino.

4.088 Son los casos totales de personas ausentes registrados entre los años 2004 y 2010, de los cuales 3.613 fueron resueltos.

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