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Abuso de Viagra en jóvenes

| Menores de 30 años que comienzan con uso recreativo de Viagra o similares presentan trastornos de psicodependencia. Además, lo mezclan con alcohol.

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G.V.

Es un círculo vicioso. Pongamos que Juan tiene 18 años y sale a bailar. Es tímido e inseguro debido a su baja autoestima. Por eso, recurre al mismo plan todos los fines de semana: tomar alcohol, para a su vez tomar impulso. Envalentonado por los litros de cerveza que viajan por su organismo, encara a una chica. La temperatura sube y Juan se enfrenta a otro problema. El etanol hace que su libido no se traduzca en respuesta física; la única parte de su cuerpo que cambia de dimensiones es la panza. Es cuando tiene lugar la segunda parte del plan: apelar a una famosa pastillita azul, mejor conocida como Viagra.

A partir de ahí, la historia puede seguir de distintas maneras. En las peores versiones, en el futuro Juan ya no será capaz de tener relaciones sexuales sin recurrir al sildenafil (droga que compone al Viagra y que se vende bajo múltiples nombres comerciales) debido a que desarrolla una dependencia psicológica. O el consumo de una dosis tóxica (varios comprimidos) y la mezcla de la píldora con otras drogas lo puede trasladar a la cama de una emergencia médica.

Un estudio realizado en Buenos Aires, publicado días atrás en la revista Journal of Sexual Medicine, dio como resultado que uno de cada cinco hombres de entre 18 y 30 años realizan un "uso recreativo" del Viagra o fármacos similares. Lo toman sin indicación médica; sólo para experimentar o para contrarrestar el uso de otras sustancias, legales o ilegales.

En Uruguay está sucediendo algo parecido, según afirman sexólogos y psicólogos consultados. El médico y sexólogo Santiago Cedrés señala que los cuadros de dosis tóxica -la cual puede provocar malestar, dolor de cabeza, arritmias cardíacas o priapismo, "que es la erección prolongada por más de cuatro horas y puede llevar a la muerte del pene", de acuerdo al experto- todavía no son los más frecuentes, pero van en aumento. El uso sin prescripción médica se da en todas las edades, pero el abuso es más usual en los jóvenes, afirma. "Está la moda de la superpotencia sexual, sentirse superhéroes, lo que los obliga a buscar ayuda".

Si un varón toma sildenafil sin tener disfunción eréctil -o sea, sin necesitarlo-, igual verá algunos efectos. "Se tiene una erección anormal, porque la potenciada por fármacos es mayor que la fisiológica. Se logra más rápido, es más rígida que lo normal, después de eyacular persiste, y puede tener más de una relación sexual continuada sin que se agote", asegura Cedrés. A la vez, en principio, con dosis terapéuticas no hay efectos secundarios perjudiciales. Los problemas son el abuso y las consecuencias psicológicas a largo plazo.

La sexóloga Carolina Villalba recuerda que la mezcla del sildenafil con nitratos (compuesto que poseen varias drogas) está especialmente contraindicada, así como la fusión con alcohol. Esto puede derivar en palidez, taquicardia, náuseas y pérdida de la presión arterial. Ella apunta que el uso de sildenafil en varones que no lo necesitan se apoya en mitos, como que lo convertirá en "una super máquina sexual, que tendrá muchos orgasmos o incluso que el pene queda más grande", cuando, si bien existen consecuencias físicas porque se trata de un químico que ingresa al cuerpo, el factor psicológico es más importante que cualquier otra cosa.

Este ingrediente puede volverse un riesgo. De acuerdo a la experiencia clínica de la psicóloga Rosana Pombo, quien asegura que este fenómeno viene en aumento desde hace tres años, el círculo es tal que algunos varones que comienzan con un uso recreativo o compensatorio del Viagra, terminan generándose una disfunción eréctil psicógena (o sea, por causas no biológicas). Se acostumbran a los efectos, y ya no se animan a tener relaciones sin su ayuda, hasta que directamente no pueden hacerlo. Según Pombo, el 30% de los menores de 30 años que llegan a la consulta presentan ese problema.

Otro perfil de paciente son los eyaculadores precoces que recurrieron al sildenafil para hacer durar la erección. Si bien el fármaco no está recomendado en esos casos, logra un breve retardo, así como el alcohol. Pero otra vez se vuelve al círculo.

Inseguros, tímidos y con baja autoestima

¿Cuál es el perfil de los jóvenes que, sin necesitarlo, recurren de todas formas a una pastilla para tener relaciones sexuales? De acuerdo a la psicóloga Rosana Pombo, se trata de chicos que por timidez o ansiedad tienen pocas habilidades para la conquista, lo que los hace recurrir al alcohol u otras drogas que son depresoras del sistema nervioso y en compensación terminan tomando sildenafil. "Esta probado que pueden tener una erección con más facilidad, entonces se sienten más tranquilos y relajados. Son chicos más inseguros, tienen menos autoestima. Y eso les afecta la libido. En vez de desarrollar habilidades para ser más asertivos para conquistar una chica, salen a la búsqueda de elementos artificiales". Llegan a la consulta con 21 o 22 años, cuenta Pombo, sintiéndose culpables por consumir estos cócteles. "Quieren parar y tener una vida sexual normal, sin depender de nada".

Las cifras

44,9% De quienes afirmaron consumir Viagra en la encuesta argentina, dijeron hacerlo para conseguir más erecciones por encuentro.

53,6% De quienes afirmaron consumir Viagra en esa misma encuesta lo hace en combinación con alcohol o drogas ilegales.

El dato

En Buenos Aires, Argentina, uno de cada cinco jóvenes de entre 18 y 30 años hace un "uso recreativo" de las drogas que se usan para tratar problemas de erección, según una reciente encuesta del Instituto Médico Especializado, un organismo privado.

El 21,5% de los encuestados que reconoció haber tomado estas drogas dijo haberlas conseguido por un amigo.

El 17,4% compró las pastillas sin haber presentado la receta médica requerida. Un 2,9% adquirió el medicamento por Internet y un 4,3% lo compró en una farmacia, pero con receta.

En cuanto a los motivos, el 44,9% dijo querer lograr más erecciones por encuentro sexual.

El 27,5%, en tanto, buscaba obtener erecciones más duraderas. Un porcentaje similar lo hizo sólo por curiosidad.

Existen decenas de marcas para la droga sildenafil. En Uruguay, la más económica es la de laboratorio Lazar: cuesta $59 el blíster de dos comprimidos. El de mayor precio es el Viagra, de laboratorio Pfizer, con un precio de $242 por pastilla. Con el descuento de farmacias, son $50 y $206 respectivamente.

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