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Los ballets de Nebrada

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Lucía Chilibroste

EN TIEMPOS EN QUE el ballet comenzaba a nacer en Venezuela, Vicente Nebrada logró ser bailarín internacional, el mayor coreógrafo de su país, parte del grupo fundador del Ballet Internacional de Caracas (actual "Teresa Carreño") así como su director. Dedicó su vida entera a la danza. Creó unas 67 obras, que fueron montadas en compañías de todo el mundo. Con una técnica neoclásica, concibió un estilo propio caracterizado por el entrelazamiento de continuos movimientos que no se detienen en poses, buscando darle una identidad latina al ballet.

Nebrada murió en 2002, a los 72 años. Sin embargo su obra parece estar cada vez más viva. Zane Wilson, bailarín, co-creador de muchas de las obras -así como su pareja por más de 30 años-, y Yanis Pikieris, bailarín y también coreógrafo, son sus mayores guardianes. Además de estar "cumpliendo parte del sueño de Vicente" al apoyar a jóvenes talentos con la Nebrada Arts Initiative, viajan por distintas compañías del mundo a "reponer" los ballets del coreógrafo.

Precisamente para ello se encuentran trabajando con el Ballet Nacional del Sodre en el montaje de Percusión para seis hombres (1969), su primer gran éxito.

Entre ensayo y ensayo se desarrolla la charla con Pikieris. Es un hombre muy delgado, pero de aspecto enérgico y vigoroso, de simpática y chispeante mirada y hablar apresurado, con un acento que evidencia su nacionalidad colombiana.

El trabajo de un reponedor.

-¿Cuál es la función de un reponedor?

-Viajamos y montamos las obras de Nebrada. No se pueden perder. Porque un ballet no es como una pintura, que la tienes ahí y no cambia. Un ballet, si no se baila no existe, se pierde. A su vez los bailarines, al bailarlo, lo van acomodando a cómo les queda mejor, y así se transforma, y después de un tiempo ya no es el mismo ballet. Entonces parte de nuestra misión es mantener la autenticidad de las obras para que no cambien. Nosotros decimos, para que no sufran de "mejoras".

-Pero la técnica cambia. ¿No se exponen a que algunos ballets queden obsoletos?

-Por ejemplo, esta obra que estamos montando ahora sí ha sufrido mejora, porque es un ballet que muestra la técnica de los hombres, que ha evolucionado enormemente. Entonces damos cierta libertad y les permitimos a los bailarines agregar sus trucos. Porque hay muchos nuevos, se hace el doble de giros que antes, se salta más alto. Entonces nos ajustamos y les damos más tiempo para que lo luzcan.

-¿O sea que ustedes se reservan ese derecho de agregar o modificar algunas partes?

-Sí. Sobre todo cuando así lo trabajábamos con Vicente. Sus bailarines casi nunca fueron perfectos. Cuando comenzó en Venezuela, el nivel era muy básico; sin embargo, logró darle un estatus internacional. Y lo logró usando individualmente lo mejor de cada cuál. Generalmente no eran los mejores bailarines del mundo, pero en sus obras lucían fantásticos. Ese era su genio. Entonces en esta obra sí nos podemos dar esa libertad.

-¿Cuánto tiempo promedio trabajan con una compañía?

-Depende de la obra. Normalmente, para la que estamos montando ahora, tomamos dos semanas. Pero otras obras como Nuestros Valses, que ya lo bailan aquí, toma entre 3 y 4 semanas, porque hay mucho trabajo de pareja y es una obra más larga. Aunque también está en relación con la velocidad de cada compañía. Hay compañías que aprenden rápido y hay otras que no aprenden. Pero a estas tratamos de no ir (risas).

Bailando Nebrada.

-¿Por qué creen que está tan vigente Nebrada hoy en día?

-Bueno, fue un gran creador y realizó obras muy diferentes. Si bien hay cierto estilo Nebrada, las obras son siempre muy distintas. Además, a muchas compañías les interesa tener sus obras en el repertorio como forma de darle una identidad latina al ballet. Sobre todo con Nuestros Valses, que es su obra maestra y refleja algo de nuestra idiosincrasia. Es el vals a la criolla con música de la compositora Teresa Carreño.

-¿Qué identificaría a ese "estilo Nebrada"?

-Es ágil, muy musical. Lo identifica un parteneo fuera de balance. Es un estilo muy libre que parece muy fácil pero es muy difícil. Porque no es cuadrado ni demasiado estructurado.

oro en rusia.

-Usted fue el primer bailarín no soviético en ganar una medalla de oro en la competencia internacional de Moscú.

-Sí. Cuatro años antes que Julio [Bocca]. Fue un momento en la historia que me tocó a mí. Lo que más recuerdo es que los rusos no lo podían creer. Y había muchos rusos. No se lo esperaban. Y en realidad para mí, que siempre tuve en mi mente llegar a esa medalla y que me entrenó mi padre que venía de la Unión Soviética, era como que ya lo había vivido. Cuando fui yo ya sabía que ganaba, para mí no fue una sorpresa. Estaba seguro. ¡Seguro!

-¿Cree que esa determinación es importante para los bailarines?

-Absolutamente. Hay que creer. Aunque sean mentiras, hay que creerlo. Y sobre todo, convencer. Porque convencer, sin creer, es casi imposible. Como dice Wilson, en la danza cada uno usa lo que tiene: unos tienen un pie más lindo, otro sube más alto la pierna, otro tiene un bello rostro; y si cada uno usa lo que tiene de alguna forma se va a bailar. Pero se tiene que estar completamente convencido.

Ballet Latinoamericano.

-Desde la muerte de Nebrada, salvo contadas ocasiones, no se han bailado sus obras en Venezuela. ¿Siguen los problemas por los derechos con el "Teresa Carreño"?

-Hemos comenzado una nueva etapa y podría decirse que vamos bien. Lo importante para nosotros ha sido siempre aclarar que las obras pertenecen a Wilson por herencia, además de que fue co-creador de muchas. En cierto tiempo, otras directivas del "Teresa Carreño" pretendieron decir que las obras eran patrimonio nacional. Ahora han cambiado y se han acercado. Y nosotros estamos muy abiertos porque Venezuela tiene que poder ver las obras de su coreógrafo.

-Ustedes están constantemente recorriendo distintas compañías, ¿cómo ven al ballet en América Latina?

-Hoy en día lo fantástico que está ocurriendo en Latinoamérica es esto, el Ballet Nacional del Sodre. La compañía es maravillosa. No hay nada comparable. Ninguna de las que he visto tiene un grupo de bailarines de este nivel. De verdad, este Ballet del Sodre va a ser el líder internacional de la danza latinoamericana. En otros países hay muchas dificultades, muchas jerarquías de los grandes teatros que no permiten surgir la juventud porque tienen las posiciones copadas hasta que se mueran. Y aquí es diferente. Las posibilidades son enormes. Julio [Bocca] ha sido muy inteligente en el grupo de gente que ha podido reunir. Claro, ¿quién no quisiera trabajar con él? El futuro de la danza en Latinoamérica está en Uruguay.

-¿Tan convencido está?

-¡Absolutamente! ¡Sin duda! Y vengo de estar un mes en el Colón, de estar en el Ballet de Santiago de Chile, donde hemos tenido muy buenas experiencias, ningún problema. Pero el nivel y la categoría de los artistas en este grupo que es mucho más joven, es más talentoso. Y, bien dirigidos, no hay nada que los pueda frenar. Van a ser increíbles. Y me da un placer enorme decirlo, porque cuando es verdad, es verdad. Así de simple.

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